Por Carlos Flanagan:
En mi último artículo (“Antes que salga el sol” del 23 de
noviembre ) intenté antes de que tuviera
lugar el ballotage del día domingo 24 en Uruguay, mencionar algunos de los
principales errores en los que – a mi juicio - los gobiernos progresistas hemos
caído. Detallé cuatro. En la premura de redactar el artículo y enviarlo en la
misma noche del día 23, omití mencionar un quinto, y para nada menor, que
también ha sido común a todos nuestros procesos.
Se trata ni más ni menos de nuestra absoluta incapacidad
para utilizar los medios oficiales disponibles (emisoras de TV y radio, así
como transmisiones en cadenas nacionales) en la labor de difundir en forma
masiva, rigurosa y sistemática las informaciones en detalle de lo actuado como
gobiernos; tanto en el plano legislativo como en el ejecutivo (a nivel nacional
e internacional).
En consecuencia, no sólo se pasó por alto el deber y la
posibilidad de rendir cuentas a la ciudadanía, sino que se la dejó en manos de
la burguesía, propietaria de los grandes complejos oligopólicos de comunicación
masiva, para que obraran a su antojo y conveniencia política, elaborando una
estrategia de trabajo de zapa, acorde a las circunstancias en cada país.
En Uruguay
La votación obtenida por la fórmula presidencial del Frente
Amplio (Martínez – Villar) hizo añicos los pronósticos de TODAS las empresas de
encuestas, amplificadas una y otra vez por los complejos mediáticos antes
mencionados hasta el comienzo de la veda electoral del día viernes, que daban
una amplia ventaja y cómoda victoria al binomio del Partido Nacional (Lacalle
Pou – Argimón) apoyada por los
principales partidos de oposición nucleados en la llamada “coalición
multicolor” (51% a 44%, 48,4% a 43,5%, 51,5% a 44,5% y 50% a 44%).
Finalmente, en un cierre muy reñido (48,7% a 47,5%) la
diferencia a favor de la dupla opositora fue de 28.666 votos y los sufragios
observados sumaron 35.229; por lo que la Corte Electoral no proclamó ganadores
hasta que finalice el escrutinio total, el próximo día viernes 29.
Algunas conclusiones
Surgen diferencias a analizar entre la primera y segunda
vueltas de estas elecciones.
La instancia de octubre estuvo signada por una tibia campaña
del FA - que oportunamente criticáramos (12.11.2018) comparándola con la de F.
Haddad del PT - anunciando que si no se
daba un golpe de timón denunciando fuerte y claro el modelo de país que
implantaría Lacalle Pou, y las nefastas consecuencias que acarrearía para la
enorme mayoría de la población, se perderían las mayorías parlamentarias; cosa
que finalmente sucedió.
En las 4 semanas que mediaron hacia la segunda vuelta, se
cambió levemente el discurso en cuanto a que comenzó a mencionarse que estaban
en disputa dos modelos de país (la continuidad del progresista o la vuelta al
neoliberal). Pero a mi juicio lo que más incidió en la remontada electoral fue
el despliegue de la militancia frenteamplista, casa por casa, peleando cada
voto, retroalimentada por el mensaje por vídeo dirigido a los militares enviado
por el Gral. Guido Manini Ríos, candidato presidencial por “Cabildo Abierto”;
el nuevo partido militar que hiciera irrupción a la vida política nacional para
las elecciones de octubre.
Con seis meses de existencia, logró una votación superior a
la que podía esperarse: un 10.88%, obteniendo así tres bancas en el Senado y 11
en Diputados.
Se ha convertido de esta manera en el fiel de la balanza,
imprescindible para que las futuras decisiones que tome el próximo gobierno de
la llamada “coalición multicolor” de “todos contra el FA” - que Cabildo Abierto
por supuesto integra - logren mayorías parlamentarias.
Sólo esto explica el vergonzante tartamudeo o estruendoso
silencio según el caso, de los otros socios esta “coalición” ante las amenazas
a la democracia que implican ese mensaje de Manini, sumado al editorial de corte
fascista de la publicación “Nación” difundida por el Centro Militar, y al
mensaje nazi del grupo militar clandestino auto denominado “Comando Barneix”
(en “honor” a un General que se suicidó cuando iba a ser juzgado y encarcelado
por torturador durante la pasada dictadura) ordenando al personal de tropa
votar por Lacalle Pou y amenazándolo con represalias en caso contrario.
Probables perspectivas
Luego de la habitual “luna de miel” de los primeros meses de
todo nuevo gobierno, cuando avance la instrumentación de la estrategia
neoliberal, Uruguay se sumará al cuadro continental de las movilizaciones
sociales en aras de no dejar arrebatarse los derechos conquistados.
Tiene a su favor un fuerte entramado social en el cual la
organización única de todos los trabajadores, el PIT – CNT jugará un papel
fundamental, junto al Frente Amplio que sigue siendo la fuerza política con
mayor respaldo popular (40,66% de los votos) y la minoría mayor en el
Parlamento (42 Diputados en 99 y 13 Senadores en 31).
Ahora bien: para que el Frente Amplio juegue el papel de
masas unitario y organizativo necesario, deberá procesar sin más demora - con
fraternidad, pero sin ambages ni falsos “consensos semánticos” - una discusión
política orgánica que tiene un hondo trasfondo ideológico.
Implicará - a la luz de los tiempos que corren en el siglo
XXI - ni más ni menos que reflexionar para actuar luego en consecuencia, acerca
de nuestra definición fundacional y vigente de 1971: ser una fuerza de acción
política permanente con carácter nacional, popular, democrática, anti
oligárquica y antimperialista.
Y afirmo a modo de conclusión general que estoy convencido
que al igual que hay en cada país dos modelos antagónicos, el neoliberal y el
progresista, hoy coexisten en el campo de la izquierda dos maneras de hacer
política sobre los que habrá que laudar:
1) La de
cuño socialdemócrata que más allá del discurso apuesta fundamentalmente al
Parlamento y al Poder Ejecutivo - cuando se es gobierno – (creyendo
erróneamente que una mejor distribución de la riqueza y las políticas sociales
de por sí generan conciencia) y
2) La de
matriz revolucionaria que apuesta a la movilización organizada de masas y a su
elevación teórica y práctica conjugadas e interactuando (lo que Marx llamaba la
"praxis"), sin desdeñar por supuesto lo otro; en el entendido que son
todas herramientas útiles para conseguir el mismo fin. –
carlos.flanagan@gmail.com
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