¿Podrá gobernar la izquierda?
Laberinto. Ese fue el término que empleó el propio presidente
en funciones, Pedro Sánchez, para describir la complejidad de la situación
española y las dificultades para sumar los diputados necesarios para alcanzar
la investidura. Las segundas elecciones generales en un año en el estado
español no han servido para clarificar la posibilidad de formar un gobierno
estable. El partido socialista volvió a obtener la mayoría, (120 diputados)
aunque perdió 3 escaños y unos 800.000 votos con relación a los comicios de
abril. Uno de los cambios más
relevantes, fue el hundimiento de Ciudadanos, un partido que se autodefine como
de “centro liberal” pero que en realidad gobierna en comunidades y municipios
en alianza con partidos derechistas.
Tras las elecciones de abril, giró su política con la
intención de encabezar el bloque derechista. Eso lo convirtió en un partido de
posiciones erráticas. La suma de errores le provocó una caída en picada en las
elecciones de noviembre. Perdió dos millones y medio de votos y de las 57
bancas que tenía en el parlamento se quedó solamente con diez. Tras esos resultados, renunció su líder y
candidato presidencial Albert Rivera. Dijo que abandonaba la política. Ni
siquiera intentó explicar las causas del derrumbe. Tras él se fueron otros
miembros de la dirección. Veremos si el
partido consigue sobrevivir a una derrota tan concluyente. Muchos de esos votos
perdidos por Ciudadanos, migraron al Partido Popular que aumentó 23 diputados,
pasando ahora a tener 89. El otro
resultado relevante el pasado domingo 10, fue el espectacular avance de VOX, un
partido de extrema derecha que aumentó casi un millón de votos y tendrá 52
escaños. Su posición contraria a los independentistas catalanes y el rechazo de
la inmigración, influyeron en alcanzar ese incremento.
Ahora, más difícil que en Abril
Por su parte Unidas Podemos tuvo una pérdida de medio millón
de votos. El no haber llegado a un acuerdo los dos partidos de izquierda tras
los comicios de abril, penalizó en votos – en apoyo popular - tanto a Podemos
como al PSOE, pero de un modo más contundente al partido que lidera Pablo
Iglesias que perdió siete escaños (de 33 pasó a 26). Es cierto que, durante las negociaciones tras
las elecciones de abril, se perdió una oportunidad, porque entonces parecía más
accesible acceder a los apoyos necesarios para que Sánchez fuera investido. Y
además se hubiera evitado el desgaste electoral. Pero la insistencia de Iglesias de entrar en
el gobierno en coalición y la desconfianza de Sánchez, determinaron que
finalmente el PSOE descartara la posibilidad de acuerdos.
Antes de llegar a esta ruptura, se cruzaron acusaciones
públicas y se reprocharon mutuamente la responsabilidad del fracaso. Sánchez
quizás pensó entonces que en una nueva convocatoria saldría reforzado. No fue
así, no solamente para el PSOE sino para su futuro aliado en la coalición.
Acuerdo exprés
La sorpresa se produjo 48 horas después de los comicios,
cuando tras una convocatoria urgente a la prensa, Pedro Sánchez del PSOE y
Pablo Iglesias por Podemos anunciaron que habían llegado a un acuerdo de
gobierno. Lo que no habían conseguido en varios meses, lo alcanzaron el tiempo
récord. Y en este caso, tras un acuerdo programático ya conversado durante el
verano europeo, se anunció que Podemos formaría parte del gobierno. Incluso con
la posible designación de Pablo Iglesias como vicepresidente y tres ministerios
para su partido, aunque esto solo son trascendido. Los puntos principales del
documento firmado públicamente, fueron –entre otros - creación de empleo,
combatir la corrupción, derecho a una muerte digna -eutanasia-, defensa de la
diversidad, mantenimiento del nivel de las pensiones, y justicia fiscal (que
los que más ganan, más paguen). Y sobre uno de los temas más críticos que tiene
España, la situación creada en Cataluña por los partidos independentistas, el
acuerdo indica: impulsar la convivencia y buscar una solución política al
conflicto. Hay que tener en cuenta que estos dos partidos, PSOE y Podemos son
los únicos con posibilidades de gobernar que sostienen que la salida del
conflicto debe ser a través del diálogo, siempre dentro de la constitución.
La coalición necesita apoyos
Lo que ocurre es que las sumas de sus escaños (PSOE +
Podemos) no es suficiente para lograr la investidura de Sánchez. Cuentan con el
respaldo de algunos partidos menores, pero será decisiva la posición de los
partidos catalanes, particularmente de Esquerra Republicana. Según se abstengan, voten a favor o en
contra, decidirán si esa coalición podrá o no gobernar. El camino para alcanzar
esa mayoría tiene muchos obstáculos: por un lado, los independentistas exigen
hablar sobre un posible referéndum legal y vinculante, y por otro, dentro mismo
del PSOE, antiguos dirigentes como Felipe González o los llamados “barones”,
(son presidentes de algunas comunidades que llevan años en el cargo) se oponen
a cualquier acuerdo con los independentistas.
También el ex presidente Aznar, que califica de
“antisistema” la coalición “de los que quieren destruir España”. Propone una
alianza “constitucionalista” de PP con el PSOE, pero sin Pedro Sánchez al
frente. Estamos ante días de consultas y
negociaciones, porque la intención de Sánchez es alcanzar un acuerdo rápido
como el que hizo con Podemos. Quiere alejar la posibilidad de tener que
convocar a unas terceras elecciones generales. Y evitar interferencias de los
sectores económicos que temen que el futuro gobierno ponga en riesgo algunas de
sus ventajas, entre ellos grandes empresas, corporaciones privadas que
controlan servicios básicos como energía o comunicaciones, o los grandes
bancos, o especuladores inmobiliarios como los llamados “fondos buitres”. A
todos estos sectores representa la propuesta de Aznar.
¿Izquierda, “progresismo”?
Dudas: aunque el bloque se considere “de izquierda”, en
realidad el PSOE es un partido que tiene más de un siglo de historia, y que
actualmente pertenece al bloque de la socialdemocracia europea. Denominación de
origen que tampoco define suficiente, porque esta corriente se ha desdibujado
mucho en las últimas décadas, dejando en el camino algunos de sus principios
fundacionales. Históricamente cada vez
más lejos de personajes y conductas como las del asesinado Olof Palme en Suecia
en 1986. Por su parte, Unidas Podemos, tras un arranque espectacular en las
europeas del 2014, y una entrada al Parlamento español con 69 diputados y más
del 20% de los votos en el 2015, ha ido perdiendo apoyo electoral y su
estructura interna se fue debilitando. También se deshicieron algunas de las
plataformas que con criterio transversal se habían alcanzado en distintos
territorios del estado. Varios de los que acompañaron a Iglesias en la
fundación de Podemos, fueron dejando la dirección y alejándose del partido. La
organización de base interna no llegó a desarrollarse y en definitiva se
consolidó una estructura que a pesar de su apariencia participativa en realidad
funciona a partir de un liderazgo que se convierte en dirección vertical,
ejercido por Pablo Iglesias.
Se reiteran así los vicios políticos de la antigua Izquierda
Unida, prácticamente absorbida ahora por Podemos. A pesar de estas
circunstancias, la joven formación que nació con vocación de “tomar el cielo
por asalto”, sigue representando un importante espacio político a la izquierda
del PSOE. Y aunque con tropiezos, parece
haber encontrado “piso” en su caída electoral. Esta posible experiencia de
cogobierno, pondrá a prueba su verdadera capacidad de gestión y su habilidad
para pactar. Haciendo referencia a sus prisas verbales, un dirigente vasco le
recordó a Iglesias que el cielo no se toma por asalto, “se toma nube por nube”.
Puede que la sugerencia sea útil en esta nueva etapa. Quienes votaron por un gobierno progresista,
esperan que esta vez se alcance la investidura. En ese caso, sería el primer
gobierno de coalición desde la restauración democrática y parlamentaria de
1978. Y una experiencia progresista similar a la de Portugal, aunque en este
caso no con apoyos puntuales, sino en coalición de gobierno. Las próximas
semanas desvelarán si hay salida para el laberinto español. -
Redacción de SERPAL
envioserpal@nodo50.org
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