Por Diego Olivera Evia:
Las guerras, la droga y el hambre en el Siglo XXI
La sociedad humana avanza hacia una crisis global, en el
marco del capitalismo, el resurgimiento del fascismo en Europa y América
Latina, impulsado por el modelo imperial de EEUU, con la presidencia del
magnate Donald Trump, que ha impuesto sus reglas del juego, logrando controlar
a la Unión Europea (UE), como a la OTAN el brazo militar de la UE, en ese mismo
sentido aplica mecanismos, para intentar controlar a la Organización de Estados
Americanos (OEA), creando una crisis en América Latina, con el Grupo de Lima,
usando a Colombia contra Venezuela, Cuba, Nicaragua, ahora con Bolivia, contra
el triunfo de Evo Morales, de la misma manera los cambios en Argentina, con la
derrota de Macri, y la grave situación en Chile, con una nueva dictadura, con
asesinatos, violaciones a mujeres y hombres, pero el pueblo no deja las calles,
busca una nueva constitución, para derogar la de Pinochet, esta situaciones son
parte de la crisis y el terrorismo de Trump.
Creando mecanismos coercitivos, de los miembros, pero en una
guerra sin cuartel contra Venezuela, pero no han podido lograr mayoría, para
agredir a Venezuela y apoderar un gobierno de facto en esta nación
sudamericana, la imposición de un títere de la Asamblea Nacional (AN), en
desacato, ha generado una grave crisis, donde el petróleo, el Oro, el Coltán,
las refinerías de CITGO, de propiedad venezolana, son la base de una guerra imperial
y sin escrúpulos.
Un informe de la CELAC advertía los posibles efectos del
modelo de EEUU, desde las promesas de campañas y a partir de la (inesperada) a
través del Gobierno de Donald Trump, pero suenan las alarmas sobre un “retorno
al proteccionismo” en Estados Unidos (EE.UU.) como amenaza al orden global
neoliberal. Se ha renovado la discusión liberalismo-proteccionismo desde una
postura hegemónica que plantea ambas alternativas como contradictorias y en la
que el proteccionismo sería un lastre del “populismo de derecha” de Trump que
atenta contra los logros del neoliberalismo a nivel internacional. Así, desde
la prensa hegemónica -que se hace eco de las voces expertas más calificadas- se
viene advirtiendo sobre los perjuicios de los lineamientos proteccionistas
impulsados por el Gobierno, en particular, los efectos en la economía y
geopolítica internacional y, también, para América Latina y el Caribe (ALC).
Sin embargo, hay poca información concreta sobre cuál es el
impacto en inversiones y relaciones comerciales con la región, donde las
políticas de Trump, paradójicamente, parecen haber profundizado el
neoliberalismo por la vía de la expansión de las transnacionales
estadounidenses. Además, más allá de si el proteccionismo es “bueno o malo”,
los resultados de los lineamientos implementados parecen haber abierto un nuevo
ciclo de crisis en la economía de EE.UU., a la vez que están causando un
impacto significativo en la geopolítica internacional. Lo que no está tan claro
es que se trate de medidas que amenacen la supervivencia del neoliberalismo.
Proteccionismo a lo Trump en EE.UU.
Trump ha demostrado que EE. UU. auguraba, para la mayoría de
analistas, un menor ritmo de comercio y de inversiones con la región. En
efecto, varios factores parecían conjugarse en este sentido: la suspensión de
acuerdos, como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), que
contemplaban la reducción de barreras no arancelarias, la armonización
regulatoria y la creación de nuevos estándares para regular el comercio
digital; la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN); la idea de renegociar, también, acuerdos bilaterales con otros países
como Chile, Colombia, Panamá y Perú, entre otros; las críticas a la OMC por
favorecer el libre comercio; y la apuesta por la relocalización de la
producción de las empresas estadounidenses hacia EE.UU. Sin embargo, hasta el
momento, no se ha verificado esta tendencia.
El “América First”, que prometía generar empleo e impulsar
la industria nacional, volver al “made in América” vs. el “made in China”, ha
mostrado escasos resultados. No parece haberse conseguido un aumento en la
competitividad de las industrias locales, pues la mayoría está atada a una
cadena de producción invariablemente internacional. A esto se suma la
disminución de las ganancias en las industrias manufactureras de EE.UU., como
la de producción de alimentos, bebidas y tabaco, las productoras de petróleo,
carbón, químicos y otros productos durables que se fabrican en territorio
estadounidense. En un análisis reciente se menciona que esa caída de las
ganancias podría explicar la política proteccionista al interior y la política
de libre mercado al exterior.
Sin embargo, esta merma no se observa en todos los sectores.
El complejo industrial-militar (una de las principales fuentes de empleo en
EE.UU.) sigue gozando de buena salud: la venta de armas de EE. UU. al mundo se
incrementó en 2019 (en continuidad con la tendencia con los gobiernos de Obama
y de acuerdo a lo prometido por Trump). El último ejercicio fiscal
(octubre-septiembre 2019) cerró con la venta de poco más de 41.930 millones de
dólares, un incremento del 24% con respecto al mismo periodo anterior.
Los departamentos de Defensa, Estado y Comercio plantean
diferentes propuestas para mejorar y acelerar el proceso de ventas a otras
naciones y, también, estimular el incremento de empleos en el sector. Según
datos recientes, EE. UU. realiza el 57.9% de las transacciones mundiales de
armamentos, y con América Latina las ventas rebasaron los 343 millones de
dólares en 2016, destacando las compras de México (100.899 millones), Colombia
(75.990 millones), Brasil (59.310 millones) y Chile (48.798).
A su vez, las políticas proteccionistas están generando una
mayor expansión de las empresas EE. UU. al exterior, expansión que, tal como
vienen operando desde hace décadas -si bien por un lado implica aumento de
inversiones y puestos de trabajo- también es portadora de una serie de
“condicionamientos” a las economías (sobre todo las periféricas), asociados a
exenciones impositivas, fuerza de trabajo barata y condiciones laborales
“flexibles”, etc. -cabe recordar que en esta tónica van las reformas laborales
y previsionales de los gobiernos de derecha en Argentina y Brasil, por
ejemplo-.Los factores por los cuales las políticas proteccionistas podrían
generar mayor inversión de las empresas estadounidenses en el exterior son: (
el encarecimiento de los costos de producción derivado del incremento de
aranceles para insumos de uso difundido, como acero y aluminio; la repatriación
de capitales puede inducir a una apreciación del dólar que también atente
contra la competitividad local y las políticas anti inmigratorias pueden
atentar contra el “reclutamiento de cerebros” que realizan las empresas
estadounidenses en todo el globo para desarrollar las tareas de innovación en
su país.
Las guerras, la droga, el hambre, en el Siglo XXI
Otros efectos como las drogas son parte de la acción de
EEUU, el principal consumidor de estupefacientes del planeta, la inmoralidad de
los gobiernos de Colombia, han creado el mayor imperio de la droga, controlado
por presidentes corruptos, el mismo presidente Duque, es parte de la familia de
los carteles de la Droga. Uribe capo de la droga y de los paracos de participar
habitualmente en el diseño y ejecución de matanzas perpetradas por los
paramilitares colombianos, como el caso de la Matanza de El Aro cometida en
1997.
En esa, según relata el periódico de Miami, El Nuevo Herald
en informo, que el mismísimo Álvaro Uribe, planeo la matanza con los dirigentes
de las Autodefensa Unidas de Colombia y posteriormente acudió personalmente a
felicitar a los paramilitares que “brillantemente” habían asesinado, con
motosierras, al menos a 15 campesinos indefensos, matanza por la que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos condenó a Colombia.
Ahora en la actualidad del gobierno de Duque en Colombia, se
mantienen la variables del terrorismo en Colombia, la muerte de luchadores
sociales, el desplazamiento de los campesinos, los asesinatos de ex Farc son
parte de las políticas de Uribe, como los ataques a Venezuela y los intentos de
atentados al presidente Nicolas Maduro, los vínculos del terrorista Guaidó con
los rastrojos, quedo al descubierto en corredores para las fechorías, del
terrorismo impulsado por Trump, para intentar controlar el petróleo, el oro, el
Coltán, la imposibilidad de derrotar al gobierno venezolano, ha creado una
histeria del psicótico Donald Trump, no solo en Venezuela sino con Cuba, en su
resistencia de más de 50 años, esta es la realidad de las guerras imperialistas
contra los pueblos del mundo.
(*) Periodista, Historiador y analista internacional
diegojolivera@gmail.com
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