Por Rolando Prudencio Briancon:
Homologando ambos organismos, los dos tienen un colonizador
correlato para el control de los gobiernos que respondan a los intereses del
imperio yanqui. No en vano el Che calificaba a la OEA, como el “ministerio de
colonias de EE.UU.”
Ha pasado más de 60 años desde que el Che certeramente
sentenció la condición colonial de la OEA, y los hechos no tardaron en darle la
razón; tal como hoy la OEA ha ratificado esa su rastrera razón de ser, en favor
de los intereses del imperio yanqui.
Después del ascenso de gobiernos progresistas en la región,
casi por una década la OEA mantuvo un repliegue táctico, que además estuvo
morigerado por la presencia del ex secretario Miguel Insulza, cuya filiación
política, aunque simbólicamente sea socialista, sirvió para que la OEA obedezca
a una orientación un poco menos proimperialista.
El retroceso del avance de los gobiernos progresistas estuvo
acompañado por la presencia de operadores que solapadamente se sometieron a los
dictados de Washington, como fue luego el caso de Luis Almagro, un despreciable
desertor tupamaro, convertido hoy en agente apadrinado por la CIA, para que
precisamente sea quien precautele los interés yanquis, atacando a los gobiernos
socialistas, como los casos de los gobiernos de: Bolivia, Cuba, Nicaragua y
Venezuela; éste último con una enfermiza enemistad contra el presidente Nicolás
Maduro.
En el caso concreto del presidente Evo Morales su
acercamiento mostró ser casi rastrero, a diferencia de lo rabioso que fue con
su par venezolano. Es así como se llegó a calificarlo como un “adalid” de su
pueblo, a diferencia de Maduro a quien no se cansó en tratarlo como dictador.
Hoy podemos concluir que su acercamiento a Evo fue como el
de un “suave hijo de puta”-como tipificaría Mario Puzzo ensu obra El Padrino a
los reveseros- pues se ganó su confianza para que le aseste el golpe con la
auditoría que se llevó a cabo hace poco, y que fue el inicio de la caída de
nuestro gobierno.
A raíz de esta jugada de Judas de Almagro, tenemos hoy a un
gobierno de “transición” que trabaja por otra traición, como es el plantear el
retorno represor de la DEA; y no para combatir el narcotráfico que es el
negocio que controla deshaciéndose de cualquier competidor; sino para que su
retorno sea para la represión de los movimientos sociales, criminalizándolos
como narcotraficantes.
prudenprusiano@gmail.com
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