Desde el 24 de septiembre delibera en Nueva York la 74º
Asamblea General de la ONU. Y como viene ocurriendo desde 1992, Cuba vencerá al
imperio por el tema bloqueo.
El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla publicó el
informe sobre las afectaciones del bloqueo norteamericano entre abril de 2018 y
marzo de 2019. Así se fundamenta la moción cubana que se votará hoy en la
Asamblea General, como en forma ininterrumpida desde 1992. Será una nueva
victoria cubana, ahora sobre Donald Trump, una de las doce administraciones republicanas
y demócratas que se han alternado en la Casa Blanca desde el triunfo de la
revolución en 1959.
Será un triunfo amplio por el número de países que condenan
el bloqueo. El año pasado hubo 189 votos por la moción cubana y sólo 2 en
contra (EE.UU. e Israel).
La única duda de este
año es si el neonazi Jair Bolsonaro se alinea o no con los otros dos neonazis:
Donald Trump y Benjamín Netanyahu.
Estos tres monstruos permiten concluir que la política
contra Cuba es monstruosa. Trump ratificó que saca a EE.UU. de los Acuerdos
Climáticos de París y en lo interno le han comenzado el procedimiento de
impeachment o juicio político. Netanyahu no pudo formar gobierno tras las
elecciones de abril pasado y en octubre tuvo que renunciar a intentarlo por
tercera vez. Es incierto quién gobierna hoy Israel, si su Likud o el Azul y
Blanco de exgeneral Benny Gantz, que en 2014 cometió delitos de lesa humanidad
contra Gaza.
Bolsonaro no deja semana sin incurrir en alguna brutalidad,
después de las barbaridades que dijo de los incendios del Amazonas. Su última
«nota de color» fue anunciar que tres multinacionales se retirarían de
Argentina recelosas del triunfo de Alberto Fernández. Luego, desmentido por
esos empresarios, tuvo que borrar su tuit. Hay alguna duda sobre su voto en la
ONU, porque, oportunista, también podría abstenerse.
Razones de Cuba.
Esa victoria política se basa en los argumentos de uno y
otro. Bah, en los argumentos de la isla porque el imperio no los tiene, apenas
la horrible «disculpa» de que no es un bloqueo sino un módico «embargo»
bilateral.
Conviene partir de la realidad de los daños económicos
directos que sufre el país caribeño. Rodríguez Parrilla hizo los números,
prolijos como cada año y que nunca pudieron ser cuestionados por el bloqueador.
«A precios corrientes, los daños acumulados durante casi seis décadas de
aplicación de esta política alcanzan la cifra de 138.843,4 millones de dólares.
Tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el
mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por
más de 922 mil 630 millones de dólares», denunció su informe.
Esa información es gravísima, lo que explica que la
aplastante mayoría de países (son 193 con representación en la ONU) haya tomado
partido por La Habana. Y no lo hace por afinidad política porque desde la caída
del Muro de Berlín, hace exactamente treinta años, no hay un fuerte bloque
socialista sino pocos sobrevivientes como Cuba, China, Vietnam y Corea del
Norte.
Una avalancha de sufragios apoyando a la isla socialista no
se produce porque sean socialistas, sino que 190 miembros evalúan como justas
sus denuncias. Se ponen de parte del más débil no tanto por simpatía con quien
ocupa ese lugar, sino porque entienden que tiene razón.
Juegan razones no sólo morales y políticas, que pesan sobre
todo en los 120 o más miembros del Movimiento de Países No Alineados reunidos
recientemente en Azerbaiyán, sino también factores económicos y comerciales.
Y esos últimos desmontan el «argumento» yanqui de que se
trata de un «embargo» de un país a otro. Falso. Es un bloqueo con políticas
extraterritoriales, afectando soberanías y negocios de prácticamente todo el
mundo.
La ley Helms-Burton de 1996 y las anteriores herramientas
del bloqueo, como las Enmiendas Mack y Torricelli, multan a bancos de otros
países que tramiten pagos hacia o desde Cuba. Impiden vender productos a Cuba
que contengan más del 10 por ciento de material estadounidense, no permiten que
barcos ingresen durante seis meses a EE.UU. si antes tocaron puertos cubanos,
autorizan a ciudadanos cubano-americanos y americanos a demandar a empresas de
cualquier nacionalidad que «trafiquen» con empresas que hubieran sido
expropiadas por la revolución cubana, etc.
Esa política es criminal porque impone sacrificios tremendos
a la población cubana, buscando que su hambre y desesperación la insurreccione
contra la revolución. Esto es la clave, incluidas las vidas que se arruinan en
Cuba porque hay enfermos que no pueden acceder a determinados medicamentos o
prótesis «made in USA». La población sufre porque en varios días de septiembre
pasado no tuvo transporte ni otros servicios que dependían de los combustibles,
ante el faltante derivado del bloqueo estadounidense.
El imperio es tan genocida que se dispara un tiro al pie: de
normalizarse el comercio con su vecino vería aumentar las exportaciones de
Estados norteamericanos hacia la isla, con las consiguientes ganancias.
Mientras dure el gobierno de Trump esa política de bloqueo
no va a cambiar. Por eso es importante lo que ocurra hoy en la ONU, porque debe
servir para que una parte del electorado no vote su reelección y busque un
gobierno mejor, para ellos mismos y también para que dejen de ser el pésimo
vecino que han sido en seis décadas, con pequeño descuento en el final de Barack
Obama.
En la Asamblea General no tendría importancia el cambio de
voto de Bolsonazi. Eso no da cuenta de los nuevos vientos que empiezan a soplar
en América Latina, con la derrota contundente de Mauricio Macri y la victoria
de Evo Morales.
En el apoyo a la revolución se destaca el Encuentro
Antiimperialista realizado en La Habana del 1 al 3 de noviembre, cuando 1.350
delegados de izquierda y movimientos populares de 86 países acordaron defender
a Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y apoyaron las rebeliones populares de
Haití, Ecuador y Chile. El presidente cubano Miguel Díaz Canel expresó: «son ya
más de 400.000 los profesionales de la salud de Cuba que han brindado servicios
en 164 países. En este minuto más de 29.000 atienden a las poblaciones vulnerables
de 65 naciones».
Esta es otra poderosa razón por la que la pequeña Cuba hoy
volverá a vencer al gigante con dientes atómicos, pero tripas con cáncer y pies
de barro.
ortizserg@gmail.com
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