sábado, 26 de octubre de 2019

Los Estados Unidos de América Latina y el Siglo XIX



Por Julio Sergio Alcorta Fernández:
Muchas veces, al repasar la historia, en este caso la de los Estados Unidos de América, rememoramos por intuición algunas nociones que se nos hacen más factible retener, sin profundizar lo que pudiera significar en la evolución de la tan intrincada y complicada sociedad de esa poderosa nación.
Por eso, al decidir continuar mis impertinentes empeños en descubrir y revelar todo el daño que ese esperpento ha causado a la humanidad y sobre todo a nuestro país en esta larga viacrucis, consideré necesario resaltar sus verdaderas intenciones en el siguiente escrito titulado “Los Estados Unidos en el Siglo XIX (Primera Parte).

Se trata de un recuento de los hechos, sucesos y acontecimientos más importantes que tuvieron lugar en ese definitorio siglo para la conformación decisiva de esa nación y que relacionamos a continuación:
             La compra al gobierno francés de la Luisiana.
             El Destino Manifiesto
             La Doctrina Monroe
             El segundo conflicto con la madre patria (Inglaterra)
             La esclavitud
             La Guerra de Secesión
             La oposición del gobierno de los Estados Unidos a las ideas independentistas de Simón Bolívar.
             Las invasiones y ocupaciones a otros países.
             El expansionismo territorial
             La anexión del territorio mexicano de Texas.
             El despojo de la mitad del territorio de México.
             El asesinato del presidente Abraham Lincoln.
             La declaración de guerra a España y posterior invasión a Cuba.
             La colonización del Oeste.
             El exterminio de los indios.

Es conocido que el comienzo del siglo XIX representó para los Estados Unidos, poner en práctica lo que ya había sido concebido con astucia y premeditación, tan pronto como se aprobó la Constitución en 1783, generándose una infestación social de envergadura, a través del cadáver alterado de la Declaración de Independencia y su sepulturero constituyente.

En un vasto periodo de tiempo primordialmente fueron destacándose las tesis esenciales del aristócrata empedernido Alexander Hamilton, secretario del tesoro del primer presidente George Washington.

Este hidalgo sujeto era conocedor y fiel seguidor de los postulados del escocés Adam Smith, padre fundador de la filosofía económica del liberalismo, fundamentado en que: “el libre juego de la mano invisible de los mercados iría a producir una sociedad en donde la riqueza estuviera armoniosamente distribuida, FUNDAMENTOS QUE MARCARON DE TAL FORMA LOS PROCESOS ECONÓMICOS DE LOS ESTADOS UNIDOS Y QUE CONTINUAN PREVALECIENDO HASTA NUESTROS DÍAS.

Asimismo, es esencial destacar partes de la historia que conformaron las costumbres y conductas de los gobernantes y del pueblo estadounidense, de forma tal que podamos intuir y comprender el comportamiento de sus gobernantes y, porque no, de sus ciudadanos.

Según los entendidos, fue decisivo la tendencia al MESIANISMO (1) NACIONAL que marcó la formación e impregnó la cultura del pueblo estadounidense y renovó, entre tanto, una TRADICIÓN JUDAICA, rescatada por el FUNDAMENTALISMO BÍBLICO DE LOS PURITANOS (2), que emigraron hacia América, imaginada como la TIERRA PROMETIDA.

Esos Peregrinos veían a sÍ mismo como EXCEPCIONES de lo que consideraban la traición de los europeos al cristianismo, y eran los protagonistas de un ejercicio de EXCEPCIONALIDAD, DISPUESTOS A FUNDAR UNTIPO DIFERENTE DE COMUNIDADES; Y CREÍAN QUE SUS VENTAJAS Y CUALIDADES PECULIARES LES CONFERÍAN UN PAPEL QUE OTROS PUEBLOS NO PODRÍAN DESEMPEÑAR.

Esto dio lugar a un sentimiento de grandeza y superioridad que constituyó desde el principio, parte de la identidad nacional de los Estados Unidos.
La predestinación constituyó la sustancia real del protestantismo, de quienes creían que estaban en comunión directa con Dios.

Las sectas evangélicas que emigraron a América o que allí se formaron, desarrollaron un protestantismo peculiar FUNDAMENTALISTA, que se diferenciaba y al mismo tiempo se identificaba con la forma del judaísmo, al buscar inspiración en la Biblia, para atribuirle al pueblo norteamericano lo que conocemos como el DESTINO MANIFIESTO de expandir sus fronteras y la misión de guiar a la humanidad como si fuera el PUEBLO ELEGIDO POR DIOS.

Aunque estas ideas habían sido empleadas siglos atrás, estaban presentes en las concepciones expansionistas de los presidentes Thomas Jefferson, James Madison, James Monroe, John Quincy Adams y sobre todo James Polk, el más recalcitrante, persistiendo hasta nuestra época, aunque con fulguraciones de nuevo tipo.

Otra célebre disposición unilateral de los Estados Unidos en esa época, fue la definición de la posición frente a Europa y las nuevas nacientes repúblicas de la América Española, que el presidente James Monroe expuso en su mensaje al Congreso, el 2 de diciembre de 1823, lo que se conoce como la DOCTRINA MONROE.
En síntesis, se proclamó: (…) “como principio en el que están comprometidos los Estados Unidos, que los continentes americanos en virtud de la condición libre e independiente que han asumido y conservado, no deben considerarse en lo sucesivo como campo de futura colonización por ninguna potencia europea. Se considera peligrosa para la paz y seguridad de Estados Unidos toda tentativa por parte de esas potencias para extender su sistema a una porción cualquier de este hemisferio.
Veamos a continuación unos pocos ejemplos de la forma en que fueron puestos en práctica estas manifestaciones unilaterales, prepotentes y fundamentalistas.

             El gobierno de los Estados Unidos declaraba en 1825, que no puede consentir cambio alguno en la situación política de Cuba que no sea aquel que la coloque bajo la jurisdicción de los Estados Unidos. (Carta de Everett, ministro de los E.U en España a John Quincy Adams, 30 noviembre 1825.)
             Un vistazo al mapa era suficiente para predecir el destino de Cuba: fue el pronunciamiento del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los E.U. La geografía parecía sugerir realmente el destino; y existía unanimidad en conocer cuál era ese destino: el Manifiesto (1859).
             “Es porque Cuba fue situada por el Creador de todas las cosas en tal posición de la superficie de la Tierra que obliga a los E.U. a hacer de su posesión una necesidad geográfica y política.  “Nosotros debemos tener a Cuba por una necesidad que el Hacedor del Mundo creo. (James Clay 26 febrero 1859).
             El secretario de Estado, John Quincy Adams configuró una imagen geográfica alrededor de la idea de Cuba como “un apéndice natural de los E.U.” y, a partir de esta, concluyó “que los intereses de Cuba y de los E.U. estaban conformados por la naturaleza.” (28 abril 1823)
             En 1818, y para facilitar sus negociaciones con España, en torno a la compra de la Florida Oriental y la Occidental, James Monroe promulgó una ley que castigaba con severas penas, cualquier intento que se realizara en el territorio de los E.U. para apoyar las luchas independentistas latinoamericanas.
Por último, resulta inconcebible como después de aproximadamente 150 años, en pleno Siglo XXI, perseveran en el seno de esa nación, convertida en imperio, esas ideas mesiánicas, ese excepcionalísimo y ese suprema cismo, que se han manifestado en los gobiernos de George W. Bush hijo, de Barack Obama y del actual mandatario Donald Trump.

Referido al fundamentalismo religioso de Bush hijo, recordemos lo analizado en el libro titulado “Bush en el Diván”, del doctor estadounidense Justin A. Frank. En una parte del libro, el Dr. Frank hace el siguiente razonamiento: “Desde que asumiera la presidencia, Bush ha continuado citando las instrucciones divinas para justificar sus acciones.” “Como apareciera en el Haaretz News, de Israel, Bush dijo: “Dios me dijo que atacara a Al Qaeda y lo ataqué; y luego me dijo que atacara a Saddan, lo cual hice”.

Barack Obama fue más inteligente y astuto; pidió ingenuamente que olvidáramos el pasado, como si eso pudiera llevarse a cabo después de tantos sacrificios y tanta sangre derramada; pasando después con asombrosa tranquilidad a emitir el Decreto Presidencial considerando a Venezuela un peligro inminente para la seguridad de su país.

Y que hablar del MONROISTA IMPLACABLE Y PERPETUO SANCIONADOR, con su distintivo “América First”, como su Destino Manifiesto.

¿NOS TENDREMOS QUE ACOSTUMBRAR A QUE EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS CONTINUARÁN EXISTIENDO MANDATARIOS DE ESE IMPERIO QUE SE COMUNIQUEN CON EL CREADOR, COMO JUSTIFICACIÓN PARA SEGUIR AVASALLANDO A LA HUMANIDAD CON IMPUNIDAD?

Notas: (1) MESIANISMO. Confianza inmotivada en un agente bienhechor que se espera.
(2) PURITANOS. Constituían el grupo reformador que deseaba establecer una religión como una norma de vida basada en la Biblia. Este grupo ha pasado a la posteridad como el de los Padres Peregrinos (Pilgrims Fathers).
jalcorta@nauta.cu

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