Por Jorge Aniceto Molinari:
El gobierno de la economía del mundo ya no está en los
Estados, sino que radica en las direcciones gerenciales de los complejos
empresariales multinacionales. Desde los Estados alguna cosa se puede hacer aún
(y es importante) en beneficio de la gente en general o en beneficio de los
grupos que desde el poder estadual buscan el provecho propio.
Cuando hablamos de direcciones gerenciales, estamos hablando
de un complejo entramado, que no siempre está a la luz pública pero que tiene
en la práctica una responsabilidad cada vez mayor sobre los destinos de nuestro
planeta. En él se mezclan propiedades y
conocimientos siendo estos últimos los que predominan aún con la visión
propietarista en la que nos hemos educado la inmensa mayoría de los seres
humanos que hoy habitamos la tierra. El avance tecnológico es tal, que el más
avaro de los seres humanos sin asomarse a su conocimiento no sería más que un
mendigo tecnológico.
Es en ese mundo en el que se deciden gobiernos por la vía
democrática o no democrática, como sucede en la casi totalidad de los países.
Se nos podría decir que en China y en los países de su
entorno aún se mantienen los rasgos gubernamentales a nivel de Estado. Y que EE.UU. ahora amurallándose ha logrado
reactivar su economía.
Hay un hecho que ya se comienza a notar en todos lados y es
la decisión del capitalismo como sistema de desplazar su principal centro de
desarrollo hacia China. No es que China gobernada por el Partido Comunista haya
decidido hacerlo, sino que es el propio sistema más poderoso económicamente,
que cualquier Estado, el que necesitado de equilibrios en el desarrollo ha
optado por este centro. A la vez es un enorme desafío para el Partido Comunista
chino para comprender, interpretar y actuar en esta etapa de la historia.
Los textos de los maestros, que fueron tergiversados, y se
les tomó como la base del capitalismo de Estado, diciendo que eso era el
comunismo, el socialismo, comienzan a ser reexaminados, de sus lecturas se
desprende en primer lugar que el capitalismo no puede ser sustituido por
Estado, que necesita de un programa universal de transición que aún hoy no
existe.
No fue pretensión de los maestros crear una especie de
verdad revelada, sino de la trabajar aportando a la ciencia humana en un
terreno de no fácil acceso como son las relaciones sociales. Fue después del
triunfo de la revolución rusa en que el auge de las ideas que condujeron al
triunfo de esa revolución entró en un largo periodo de frustración y deformación
que es del que ahora comienza a salirse. La derrota de Lenin fue en 1924 y no
en 1992 cuando cayó el “socialismo real”. Demoraron 30 años en conocerse los
documentos de 1922 a la muerte de Lenin, en que se hacían propuestas que fueron
guardadas en secreto.
¿Tendrán los comunistas chinos la capacidad de convocar a
los comunistas y a la izquierda del mundo a debatir tamaño tema? Tema además en
el que están involucrados todos los que tienen que ver con el gerenciamiento de
empresas y de complejos empresariales multinacionales, aún sin estar
emparentados con los ideales socialistas, como si lo estaba Albert Einstein.
En el 2001 al influjo del liderazgo del PT de Lula, en la
ciudad de Porto Alegre se convocaba al primer foro social mundial, miles y miles
de activistas se concentraron y debatieron en cientos de talleres de los más
diversos temas, al influjo de Lula y del surgimiento de Hugo Chávez parecía
como que el avance social en el mundo iba a conocer un periodo de formidables
realizaciones, sin embargo no llegó a concretar un programa que ayudara a la
transición, se perdió en un mar de declaraciones y buenas intenciones.
Un sector importante de la burguesía brasileña que antes
había intentado frenar a Lula de mil maneras, ahora veía en él una marca con la
cual comerciar en el mundo sus productos. Lo empujó hasta que sintió temor por
la crisis del mercado y los avances sociales de Brasil, y promovió su salida,
sin embargo, hoy con Bolsonaro la reactivación no llega y la inquietud social
aumenta.
No es este un impulso diferente al que siente el capitalismo
como sistema en el mundo cuando empuja en China la construcción de un nuevo
centro de desarrollo. Ahora comprendamos que la fuerza de la burguesía
brasileña, poderosa, es inferior fundamentalmente en espacio económico a la que
se maneja a nivel planetario. Y no son los únicos ejemplos, los deseos de un
desarrollo nacional surgen naturalmente de mano de quienes en el terreno
empresarial buscan su desarrollo. Están en la base de las corrientes nacionalistas
que hoy se expresan.
Lo que en la izquierda no se ha entendido es que el modo de
producción capitalista tiene límites y que a esos límites se avanza a pasos
agigantados y que la humanidad toda necesita que la predominancia de este modo
de producción pueda morir en paz, para ello necesita hacer una transición cuyo
programa aún no ha resuelto.
En la actualidad en cada uno de los países el gobierno
quema, pues es imposible pensar en el futuro sin encarar las cosas tal cual
son. Es por eso que en las campañas electorales actuales escuchamos los más
reverendos disparates.
En el Uruguay en estos días se ha estado debatiendo sobre
estas declaraciones de la economista Azucena Arbeleche: “Como equipo de
economía de Lacalle Pou (candidato opositor con más chance) hemos tenido
diálogo constante con las agencias calificadoras de riesgo en estos cinco años,
y lo que más pedimos es que no nos bajen la nota porque necesitamos tiempo. No
nos bajaron la nota porque nos han dado tiempo”.
Declaraciones que no resisten el menor análisis democrático,
pues de las gestiones nadie asume que haya sido consultado para que las mismas
se realizaran. Pero además por lo absurdo de la naturaleza del planteo ante la
realidad que venimos analizando del propio desarrollo del capitalismo en el
mundo.
El tema de las nacionalidades que tanto sigue pesando en el
mundo actual. Hubo un periodo de la historia humana que estuvo matrizado por
estas características, que eran las que se trasladaban a la actividad
productiva. De las nacionalidades exitosas nacieron los imperialismos modernos,
hasta que los Estados fueron superados por el propio desarrollo empresarial.
El capitalismo tiende a generalizar todo, es la dictadura de
la rentabilidad y del espacio económico que la determina. ¿Qué va a pasar entonces
con las nacionalidades cuando la humanidad logre entrar en una transición?
Nosotros además desde la modestia de nuestros conocimientos creemos que las
herramientas para ello son la moneda única universal y un sistema impositivo
basado en la circulación del dinero.
Pensamos entonces que en un nuevo marco de desarrollo donde la
rentabilidad ya no esté al servicio de una clase social sino de la sociedad
toda, las nacionalidades se van a proyectar en beneficio del desarrollo
general.
La crisis es tan profunda que el ejercicio de las
responsabilidades de gobierno quema, se prefieren los cargos para el control y
no el ejercicio ejecutivo. Los que están tratan de conservar sus cargos y rogar
para que la crisis ceda. Ya no puede tardar el debate de los graves problemas
por los que atraviesa la humanidad, que en las campañas electorales actuales
están ausentes.
sipagola@adinet.com.uy
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