Por Eduardo Contreras:
Hasta la prensa más reaccionaria de Chile, “El Mercurio”,
“La Tercera” y otros, así como los medios televisivos y radiales del más
variado espectro, han debido reconocer que las manifestaciones de protesta en
curso del pueblo chileno son las más grandes registradas en toda su historia.
No pueden ocultarlo. Un hecho reconocido por todos es que el viernes 25 de
octubre fueron más de 2 millones de personas las que desfilaron por el centro
de Santiago mientras en provincias se registraban a la par las demostraciones
más entusiastas y masivas de todos los tiempos, hasta en pueblos pequeños.
Es la inmensa mayoría del pueblo chileno la que está en pie
de lucha protestando por lo esencial: la mantención del modelo económico y
social privatizador y expoliador de los derechos fundamentales de la ciudadanía
impuesto por la dictadura de Pinochet sobre la base de miles y miles de
asesinados, detenidos desaparecidos, torturados, prisioneros, exiliados, a
partir de septiembre de 1973.
Un modelo que todos los gobiernos posteriores, aunque
democráticamente electos, no han modificado en lo esencial. Tanto es así que
Chile continúa rigiéndose por la Constitución Política impuesta precisamente
por la dictadura y que sólo ha tenido leves modificaciones que no van al fondo
del problema.
¿Y cuál es el fondo del problema? ¿Por qué lucha hoy el
pueblo? ¿Por qué el tema constitucional está en el centro de sus demandas?
Porque esa ley suprema de la sociedad chilena que es la
constitución pinochetista consagra un modelo económico que en los hechos
terminó con el rol del Estado en materias esenciales para entregárselas al
sector privado y transformar entonces los derechos esenciales de las personas
en meros negocios de un pequeño grupo de empresarios chilenos y a empresas
extranjeras.
En Chile hace 46 años que se privatizó la Salud, la
Previsión Social, la Educación, el Transporte y las grandes empresas estatales,
como Soquimich, entregada a un yerno de Pinochet. El Estado no tiene los
recursos necesarios para resolver los grandes problemas de la gente y nadie se
atreve a tocar a los privados. Eso no está en el imaginario de los gobernantes,
son intocables.
Un ejemplo claro es la “agenda social” con la que respondió
Piñera, sólo un par de migajas, ¡¡ah!! Pero sin tocar un centavo de los grandes
empresarios. Obviamente el sujeto no está a la altura de los acontecimientos.
Detengámonos un momento en esto.
Principal orador en los actos en defensa de Pinochet cuando
el dictador estaba arrestado en Londres, constituye una vergüenza para chilenas
y chilenos haber elegido en dos oportunidades como presidente de la República a
un individuo como éste que registra una orden de detención y su calidad de
prófugo por el delito de estafa al Banco de Talca, que fue el origen de su
fortuna, hoy estratosférica. Si alguien duda, puede ya buscar su historia en
Google y hay copias del expediente judicial.
Un personaje así no tiene altura para enfrentar situaciones
como las que se viven y, si tuviera un mínimo de honestidad, que no parece ser
el caso, debiera renunciar al cargo, ya ahora y dar paso a convocar a nuevas
elecciones. Habrá acusación constitucional en su contra.
Su respuesta real ha sido la violencia brutal. Muertos,
desaparecidos, torturados, prisioneros ilegales marcan estos días y hacen
recordar otros hechos que suele olvidarse y es que estricto rigor la historia
de Chile está signada por la violencia, las masacres contra el pueblo. Desde el
nacimiento de la república y hasta hoy son decenas y decenas de sucesos
funestos en que la burguesía gobernante – usando como hoy a militares y
carabineros - ha dado muertes a miles de hombres y mujeres de la patria de
todas las edades. Desde luego vienen a la memoria las masacres de comienzos del
siglo pasado en el norte, aunque todo ese horror habría de ser dolorosamente
mayor con Pinochet.
No está de más señalar que a los mandos de las FFAA y
Carabineros la convulsión social en que sus tropas participan brutalmente de
algún modo les ayuda a que pasen a segundo plano los procesos judiciales por
estafas y latrocinios que hoy afectan a varios de sus ex jefes superiores. Ni
está de más señalar que la violencia haya sido claramente más dura y sostenida
en contra de dirigentes políticos y sociales, en especial en contra de
dirigentes adultos y juveniles que son reconocidos como militantes comunistas.
Hay varios y claros ejemplos de lo que denunciamos.
En este contexto y a la luz de la realidad del actual
gobierno, no deja de llamar la atención que Chile sea sede de eventos
internacionales y que alguna vez se haya dicho que éste era un país de
bienestar económico. Eso es enteramente falso. Como ha dicho con razón la
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, que es
sin duda una institución fundamental de la República, “aun cuando nuestro país ha
tenido un significativo desarrollo material en las últimas décadas, éste ha
venido acompañado de niveles crecientes de desigualdad, abuso de privilegios,
segregación e injusticia, que han motivado el profundo malestar que se expresa
en esta crisis.”
Así es en efecto, y como señalaron en su artículo “La
Propaganda Engañosa sobre Chile. Agotamiento Relativo del Capitalismo
Neoliberal” escrito por los economistas Graciela Galarce y Orlando Caputo en el
año 2011, “Las estadísticas oficiales muestran que Chile creció 7,8% en el
período 1987-1997. En los últimos 12 años (1998-2009) ha tenido un crecimiento
de sólo 3,2%. Sin considerar la crisis
de 2009, el crecimiento 1998-2008 fue de sólo de 3,7%. “y agregaron “Con cifras
oficiales mostraremos también que Chile tiene una de las peores distribuciones
del ingreso del mundo y niveles de pobreza que superan el 30%, porcentaje 50%
mayor a los niveles de pobreza previa y durante el gobierno de Allende. Es
decir, una pobreza mucho mayor en el modelo neoliberal del desarrollo hacia
afuera que en el modelo de desarrollo hacia adentro”.
Y concluyeron señalando que: “Una verdad científica
incontrarrestable pero que el control de los medios de comunicación y las
mentiras sobre la economía chilena de economistas, autoridades internacionales
y de máximas autoridades de Israel y de Estados Unidos se encargan de ocultar”.
En rigor el llamado “crecimiento económico” del país sólo guarda relación con
las fabulosas ganancias de las grandes empresas por más que se trate de
disfrazar la verdad.
El movimiento actual estalla por el alza del pasaje del
Metro, pero el fondo de su proyección va mucho más allá y expresa un malestar
contenido durante ya muchos años y dice relación con el sistema de vida en su
conjunto,
Es cierto que el movimiento carece de una dirección única y
que es tarea de las organizaciones políticas y sociales asumir el compromiso de
encausar la hermosa lucha en función de lograr objetivos reales. Es la tarea
del momento de la Izquierda chilena. Pero claro está ya la prensa de derecha
recoge denuncias del gobierno norteamericano en el sentido que hay fuerzas y
personajes de países extranjeros que estarían dirigiendo el movimiento en
Chile. Habrá que poner atención a todo tipo de provocaciones que tienden a
abortar con violencia este histórico proceso.
El pueblo entre tanto recoge en sus luchas la hermosa
herencia de los que dieron su vida por el bienestar de todos. No es casual, por ejemplo, que en Chile y el
exterior, todos los días conozcamos de actividades en que en el centro está la
interpretación de canciones del gran Víctor Jara horrorosamente torturado y
asesinado por la dictadura de la derecha chilena. Su exigencia del “Derecho a
Vivir en Paz” está permanentemente presente. Ni es casual que el grito central
de las manifestaciones es el mismo de varias decenas de años y desde antes de
la dictadura: “ El pueblo unido jamás será vencido”
Es decir que pese al cambio generacional hay principios
unitarios que siguen orientando al clamor popular. Bien lo sabía el propio presidente
Salvador Allende cuando nos dijo en sus palabras finales, que “Puesto en un
tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. La historia es
nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y
su destino.
Superarán otros hombres este momento gris y amargo en que la
traición parece imponerse. Sigan ustedes sabiendo que más temprano que tarde se
abrirán las grandes alamedas para que pase el hombre libre para construír una
sociedad mejor”.
Eso y no otra cosa es lo que ha empezado a suceder en Chile
y estas grandes batallas darán sus frutos en días ya no tan lejanos. La unidad
y la combatividad que hoy apreciamos llega para quedarse y con esos valores y
la solidaridad internacional todo es posible. Ahora o muy pronto.
eduardocontreras2@gmail.com
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