Por Jorge Aniceto Molinari:
Imponente, más de un millón de personas se manifiestan en el
centro de Santiago de Chile.
Hay un deseo común en Argentina, en Chile, en Uruguay de que
se está en contra de las políticas de restricción de los derechos de la gente,
con una denominación común el llamado neoliberalismo.
En Argentina se va a expresar en las urnas y va a decretar
el fin del periodo de Macri, en Uruguay el Frente Amplio conseguirá un aval en
las urnas para continuar su tarea. En Chile la mayor manifestación popular en
toda su historia está decretando con los hechos el fin del gobierno de Piñera y
se necesitan salidas constitucionales como puede ser la convocatoria de una
Constituyente.
Ahora tenemos una obligación como militantes de las ideas
revolucionarias que coronaron su primer esfuerzo con el triunfo de la
revolución rusa en 1917, es necesario el programa para esta época.
Así como la revolución francesa tomó la Bastilla, la
revolución rusa el Palacio de Invierno, este proceso revolucionario para ser
tal debe proponerse tomar los organismos financieros internacionales: el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial, no para destruirlo sino para
cambiar su política utilizando dos herramientas fundamentales: la moneda y los
impuestos.
La moneda debe ser única y universal, basta ya de maniobras
contra la gente, y los impuestos que la sociedad necesita para la educación,
para la salud, para la alimentación, para la vivienda, para la seguridad y
previsión social deben provenir de la propia circulación del dinero. Ninguna
operación podrá ser válida sino está debidamente registrada donde la sociedad
lo determine. Muerte así a los paraísos fiscales y a los impuestos sobre el
consumo, el trabajo y las pensiones.
Es necesario que todas las organizaciones tomen posición
sobre esto, basta ya de oponerse al neoliberalismo en forma abstracta, los
partidos, los sindicatos, las iglesias, los clubes, las cooperativas, todos
debieran pronunciarse.
La situación tiene que tener una salida organizada, pues de
lo contrario las provocaciones están al orden del día, y la represión puede
llegar más allá de los límites que conocemos del fascismo.
Nuestro deber es ante todo mantener a la gente unida en la
esperanza de un cambio que es totalmente posible.
La propia decisión de Bolsonaro de reunirse con el Partido
Comunista chino está mostrando el carácter de la presión social que se hace
sentir en todo el continente, y que no es ajena a lo que sucede en otras zonas
del planeta producto de esta crisis irreversible de la predominancia del modo
de producción capitalista.
sipagola@adinet.com.uy
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