miércoles, 7 de agosto de 2019

Volverán con las obscuras golondrinas estos pajarillos libertarios



Por Carlos Maldonado:
Guatemala ha servido en el pasado como laboratorio político y social de Estados Unidos para experimentar con teorías y acciones en el campo de su sociedad con el fin de implementarlas en otras con el ánimo de frenar el ímpetu revolucionario de los pueblos, tanto así que el primer golpe de estado en América se dio acá con el derrocamiento de Jacobo Arbenz, implementando sus tácticas el imperio en otras latitudes con la institución del Plan Cóndor. Afortunadamente, también del lado popular esas lecciones fueron bien aprendidas y algunos países se encaminaron hacia su liberación bajo el ejemplo de la revolución cubana quien claramente como dijo el Che, no cometió los mismos errores que los revolucionarios guatemaltecos. Pero el flujo y reflujo de la revolución latinoamericana a pesar de la visión pesimista de muchos va ganando a la playa.


Y, ¿por qué se dice que Guatemala sirve de laboratorio de EEUU? Porque, ahora que la potencia del Norte se ve que ha ido perdiendo su hegemonía mundial en varias temáticas, aunque la siga teniendo en el plano militar por este momento, quiere recobrar en el continente americano al que considera su zona de influencia natural y por ende, incapaz de oponerse a sus designios, esa autoridad que poseía. De ahí que, el gobierno yanqui le ordene al de Guatemala hacerse cargo de la oferta sobrante de inmigrantes que por ningún motivo deben entrar en territorio gringo aún sus seres queridos más aptos para el gran capital hayan sido escogidos para trabajar dentro de sus factorías al otro lado de la frontera. Entre ese sobrante están, claramente señalados por esa oligarquía rancia y anodina, las mujeres embarazadas, lactantes, con niños, por supuesto esos niños, ancianos y personas con alguna discapacidad. Una moción claramente fascista.

Entonces, la firma de polémico acuerdo para convertir a Guatemala en un país seguro se inscribe en este nuevo experimento para visualizar las reacciones en primer lugar, de la población ante esta imposición y, en segunda instancia, para examinar las consecuencias que tendrá la puesta en práctica de dicho acuerdo al establecer en este país una enorme cárcel para inmigrantes. Sin embargo, esto que se puede ver como un acto de fuerza y menosprecio a los pueblos que consideran inferiores, al final es un acto de debilidad al demostrar con ello que EEUU no controla más que los países del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) de manera fehaciente.

Un intento de taponar su frontera sur ante la ola imparable de caravanas humanas que, a pesar de los muchos obstáculos que se les han impuesto, no escatiman el costo, aún de su vida misma, para llegar a la nación del norte la cual no la añoran por ser la mejor sino porque es obvio razonar que solamente por motivos económicos sustancialmente, ya que, por ejemplo, en el caso de los guatemaltecos, lo poco que ganen allá se multiplica por 8, lo cual obviamente jamás lo harán acá ni aunque trabajen de sol a sol todos los días de la semana. No obstante, a raíz de esta contradicción, las oligarquías del Triángulo Norte consideran ese acuerdo como una jugosa oferta futura para sus esclavizadoras unidades productivas que ven a esta masa inmigrante mano de obra barata y semi esclava con la cual piensan acumular mayor tasa de plusvalía al echar a andar los megaproyectos que ya están ubicados o tienen pensado ubicar en los territorios de los pueblos indígenas a quienes deben desalojar.

Este es una fotografía del futuro que las oligarquías del Triángulo Norte y Estados Unidos pretenden para nuestras naciones. Sin embargo, los pueblos han ido aprendiendo en sus luchas cómo enfrentarlos y cómo vencerlos. Y, si a estos pueblos se suman los trabajadores que en igualdad de sueños quedan varados en nuestros territorios en su camino hacia el norte, pues bienvenidos sean. En medio de la pobreza el pueblo sabe ser solidario y generoso y no como los oligarcas quieren que nos comportemos, con violencia y con egoísmo. Como solo los fascistas, que son ellos, se comportan ante el trabajador extranjero, ante el forastero. No, el pueblo, siguiendo las enseñanzas del evangelio, debe dar la mano, auxilio, y albergue a los que sin nada que comer van de paso. Esa es la gran diferencia entre los que promulgadores del capitalismo ven al extraño como un enemigo y nosotros, aún en medio de nuestras carencias, lo vemos como al hermano que hay que asistir. Por supuesto, habrá sus excepciones, porque de todo hay en la viña del señor, pero en la generalidad de nuestros valores cristianos y socialistas actuamos.

Los únicos enemigos que tenemos los trabajadores son los oligarcas que nos explotan hasta el desfallecimiento, que nos exprimen de tal manera que nuestros salarios no corresponden con nuestro esfuerzo por lo que dichos ingresos no alcanzan más que para sobrevivir por tanto no pueden considerarse dignos. Y, porque en esa lucha, los unos por arrancarnos la mayor parte de nuestra vida a los trabajadores y nosotros por lograr una vida digna, nos vemos sometidos a chantajes, amenazas, extorsiones e incluso, pérdida de nuestras vidas por oponernos a esa explotación y a las deplorables condiciones de trabajo y de vida por parte de esa oligarquía a quien solo le interesa su dominio y acumulación de riquezas. Por eso, la oligarquía, representante del sistema capitalista, jamás velará por el bienestar y la dignidad de nosotros los trabajadores lo cual decanta en una lucha irreconciliable que solo se subsanará al momento de que los medios de producción fundamentales estén en las manos de todos los trabajadores y no solo en las manos de un grupúsculo. 

El capitalismo, en su contradicción de acumulación de la mayor tasa de ganancia, enfrenta a oligarquías entre sí y de esa lucha encarnizada los trabajadores sacamos la peor parte porque el aumento de sus plusvalías descansa sobre nuestra máxima explotación. Esto explica la urgencia de este acuerdo de país seguro, con tal de conseguir una mayor oferta de fuerza de trabajo barata o esclava al estar ignorantes estos trabajadores foráneos de sus derechos como trabajadores en países ajenos. Por eso, es importante que cuando ese escenario se presente las organizaciones de los trabajadores debemos hacer el esfuerzo por aglutinarlos y formarlos en la lucha contra el capital. Es labor internacionalista que nos obliga nuestra formación por la construcción del socialismo.

Este Acuerdo espurio de tercer país seguro no es más la tapa que se le pone al pomo de la persecución y la represión de los ejércitos mexicanos y gringo, a los cuales ahora se une el glorioso ejército de Guatemala (con minúsculas como debe ser). Y, así como decía Gustavo Adolfo Bécquer “volverán las oscuras golondrinas”, sin embargo, ya volvieron, con la represión de los militares y fuerzas parapoliciales y policiales contra nuestros campesinos, contra nuestros trabajadores y ahora, en estos momentos en que se oponen a la privatización de la única universidad pública, la de San Carlos de Guatemala, contra nuestros estudiantes. Empero, igual que la canción de los Guaraguao, los estudiantes son esos “pajarillos libertarios que no le temen a animal ni policía…” y nuestro pueblo, encabezado por sus jóvenes rebeldes, volverá por las viejas batallas inconclusas contra nuestros enemigos de clase. Esos que no entienden más que el lenguaje de la lucha, esos que no entienden más que el lenguaje del furor del pueblo.
Colectivo La Gotera
guillermo101262@hotmail.com

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