Por Carlos Flanagan:
El pasado domingo tuvieron lugar en Argentina las elecciones
internas denominadas PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias),
instancia previa a las elecciones generales del domingo 27 de octubre. Se
presentaron 10 fórmulas presidenciales por separado y ninguna competía con otra
dentro de un mismo lema.
De hecho, se convirtieron en un sondeo electoral preliminar
entre “Juntos por el Cambio” el partido de gobierno que postula la reelección
de Mauricio Macri y el “Frente de Todos” con la candidatura de Alberto
Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
En síntesis, fue medir fuerzas entre dos modelos de país: el
del continuismo neoliberal o el retorno a un gobierno progresista.
Y ganaron por goleada
A la fecha con un 98,75% de votos escrutados, el triunfo del
Frente de Todos sobre el macrismo es aplastante: 47,66% a 32,09%. Sin dudas
estos más de 15 puntos de ventaja no estaba en los cálculos más optimistas.
Pero sobre todo hay que decir que ganaron contra todos y
contra todo. Y me refiero especialmente a todas las artimañas que el sistema
utiliza en estas ocasiones en todos nuestros países: “algunos periodistas
independientes, formadores de opinión” de los oligopólicos medios masivos de
comunicación, sus noticieros con enfoques sesgados en la forma de presentar las
informaciones a diario, las noticias falsas (“fake news”) en las redes sociales
vía trolls, los datos preliminares de muchas de las encuestadoras (que jamás
explican ni menos se autocritican por los inaceptables márgenes de error), etc.
Una respuesta autista
La primera reacción del presidente fue decir lacónicamente
“no votamos bien” y mandó a dormir a todo el mundo, “que mañana hay que
trabajar”.
Y al día siguiente no sólo no hubo el menor atisbo de
autocrítica, sino que por el contrario, ante la estampida de la cotización del
dólar hasta los 60 pesos y la caída de los valores de los bonos
gubernamentales, su culpó a la oposición ¡por haber triunfado en las urnas!.
Realmente una actitud muy desconsiderada por parte de los Fernández y los
millones de argentinos que los votaron...
De ahora hasta las elecciones de octubre seguirá la misma
política sin importar las consecuencias devastadoras en lo social y lo
económico.
Como dijera el Contralmirante Hugo Márquez, hombre fuerte de
la pasada dictadura de Uruguay y famoso por sus dislates: “Estábamos al borde
del abismo y dimos un paso al frente”.
En las dos orillas
El domingo 27 de octubre argentinos y uruguayos tendremos la
instancia de elecciones generales. Por lo visto el domingo pasado, posiblemente
el Frente de Todos ganará en la primera vuelta y se supone que logrará mayorías
parlamentarias propias.
En nuestro país, lo más factible es que el Frente Amplio
vuelva a triunfar en segunda vuelta para gobernar por cuarta vez consecutiva.
Lo que a la fecha está en duda es que pueda mantener las mayorías
parlamentarias propias que detenta desde 2005.
Todo dependerá de los énfasis en los discursos durante estos
90 días de campaña del FA.
Si los mismos dan cuenta en forma fuerte y clara a la
sociedad - de que más allá de los distintos cintillos y maquillajes retóricos
de los partidos de la oposición - se estarán plebiscitando dos y sólo dos
modelos de país antagónicos: la vuelta a la nefasta estrategia neoliberal que
nos llevó al desastre del año 2002 o la continuidad y profundización de un
modelo nacional, popular y democrático avanzado que nos siga conduciendo hacia
un horizonte de más y mejor distribución de la riqueza en aras del bienestar y
la justicia social para el pueblo, se entusiasmará a la militancia y se podrá
aspirar a obtener los votos necesarios para mantener esas mayorías.
Si el discurso se limita solamente a hacer un balance de lo
actuado (que siempre es necesario) pero sin alertar del peligro que implicaría
que la oposición unida tuviera los votos para bloquear en el Parlamento los proyectos
de ley que envíe el gobierno, estaremos en serios problemas.
Ya hemos visto la experiencia de un discurso en similares
términos de Fernando Haddad del PT, sin atacar y desenmascarar a Bolsonaro a
tiempo, con los resultados conocidos.
Pero hoy, por sobre todas las cosas, debemos celebrar la
derrota del macrismo en la Argentina; que, junto al triunfo de AMLO en México,
nos muestran una luz de esperanza al final del túnel.
carlos.flanagan@gmail.com
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