Por Diego Olivera Evia:
Una crisis moral y ética de las derechas latinoamericanas
La crisis de los pueblos latinoamericanos, se reflejan es la
más violenta del mundo. Solo en cuatro países del continente americano, se
cometen la cuarta parte de todos los asesinatos del mundo y de las cincuenta
ciudades más violentas del planeta, cuarenta y tres son latinoamericanas. Si
bien las causas de la violencia son múltiples, en buena medida están asociadas a
los graves problemas estructurales sociales, económicos y políticos que exhibe
la región. De allí que la violencia no se presenta de igual forma en todo el
continente, sino que se concentra mayoritariamente en lugares y en torno a
temáticas especialmente conflictivas.
Con un total de 826 pueblos indígenas y una población
estimada en 45 millones, poco menos del 10 % de la población total de la
región, América Latina es el continente de más alta demografía indígena del
planeta. Los pueblos originarios son receptores de discriminación estructural,
marginalidad, exclusión y pobreza. En general, han estado ubicados dentro de
los quintiles más pobres de cada país. Las transformaciones económicas y
sociales de las últimas décadas y los procesos de globalización han agravado
las brechas con otros sectores sociales.
En esta realidad los defensores de derechos humanos en
general y los indígenas, ambientalistas y luchadores por sus tierras, son
blanco de la violencia ante la habitual inacción estatal o, en algunos casos,
con su complicidad. Un estudio ha señalado que 207 activistas medioambientales
fueron asesinados en 22 países durante 2017, el número más alto desde que
elaboran estos estudios, entre cuyas víctimas figuran líderes indígenas,
dirigentes comunitarios y defensores del medioambiente. El 60 % del total de
muertes durante el pasado año ocurrió en Latinoamérica, siendo Brasil, con 57
casos, el país con más asesinatos.
El informe da cuenta de casos concretos como por ejemplo el
asesinato de Hernán Bedoya, de Colombia, quien recibió catorce disparos de un
grupo paramilitar por manifestarse contra plantaciones de palma aceitera y de
banano que se estaban expandiendo sobre el territorio de su comunidad,
destruyendo sus bosques.
La Organización Nacional Indígena de Colombia -ONIC- ha
denunciado y rechazado de manera categórica la sistemática violación de los
Derechos Humanos y el exterminio físico y cultura contra los pueblos indígenas.
Según la ONIC, solo en el año 2018, a pesar de la firma del Acuerdo Final de
paz, los pueblos indígenas han sufrido: confinamiento (9.422), desplazamiento
masivo/forzado (1.047), amenazas (50), reclutamiento (20), homicidio (21),
atentados (19); torturas (3); y 3 muertes por omisión del Estado de población
en condición de desplazamiento y reubicada, para un total de 10.599 personas
afectadas.
Además, denuncian la criminalización de la protesta social
en el país, en particular contra la reivindicación de los derechos de los
pueblos indígenas, criminalización que se ha materializado con la
judicialización de los líderes sociales que defienden la vida y el territorio
de sus comunidades. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, órgano especializado y autónomo de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), ha condenado reiteradamente los
asesinatos de defensores de derechos humanos, defensoras de los derechos a la
tierra y a los recursos naturales, y las personas defensoras indígenas y
afrodescendientes en la región. En un
comunicado de inicios de 2017, daba cuenta, entre otros, de siete asesinatos en
Colombia, dos en Guatemala, dos en México y tres en Nicaragua, casi todos ellos
líderes indígenas y comunitarios.
En el comunicado, la CIDH expresa su consternación con el
devastador incremento en la violencia contra aquellas personas que se oponen a
proyectos extractivos o de desarrollo, o que defienden el derecho a la tierra y
a los recursos naturales de los pueblos indígenas en la región, que en ese
momento constituían el 41% de todos los homicidios a personas defensoras en la
región. Un caso particularmente grave ha
sido el de la comunidad indígena de Gamela, Brasil, atacada por agricultores,
quienes hirieron gravemente a 22 personas (incluidos niños), por intentar
proteger sus tierras de la tala de sus árboles.
Estas denuncias de los distintos organismos sociales de
indigenistas, han denunciado la barbarie y las masacres, en ese marco están a
la cabeza Colombia, Brasil, Ecuador en la presidencia del traidor Lenin Moreno,
dejando de lado las políticas y sociales del expresidente Rafael Correa,
como la barbaries en Perú y los mapuches
en Chile desplazados en su propios territorios, la realidad de un continente en
crisis.
Una crisis moral y ética de las derechas latinoamericanas
El uso de la palabra Ética y la palabra Moral está sujeto a
diversos convencionalismos y que cada autor, época o corriente filosófica las
utilizan de diversas maneras. Pero para poder distinguir será necesario nombrar
las características de cada una de estas palabras, así como sus semejanzas y
diferencias.
1. Características de la Moral. La Moral es el hecho real
que encontramos en todas las sociedades, es un conjunto de normas a saber que
se transmiten de generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo y
poseen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra sociedad y de otra
época histórica, estas normas se utilizan para orientar la conducta de los
integrantes de esa sociedad.
2. Características de la Ética. Es el hecho real que se da
en la mentalidad de algunas personas, es un conjunto de normas a saber,
principio y razones que un sujeto ha realizado y establecido como una línea
directriz de su propia conducta.
3. Semejanzas y Diferencias entre Ética y Moral. Los puntos
en los que confluyen son los siguientes:
En los dos casos se trata de normas, percepciones, deber
ser.
La Moral es un conjunto de normas que una sociedad se
encarga de transmitir de generación en generación y la Ética es un conjunto de
normas que un sujeto ha esclarecido y adoptado en su propia mentalidad.
Ahora los puntos en los que difieren son los siguientes:
La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas
establecidas en el seno de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy
poderosa en la conducta de cada uno de sus integrantes. En cambio, la Ética
surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia
reflexión y su propia elección.
Una segunda diferencia es que la Moral es un conjunto de
normas que actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En
cambio, la Ética influye en la conducta de una persona, pero desde si misma
conciencia y voluntad.
Una tercera diferencia es el carácter axiológico de la
ética. En las normas morales impera el aspecto prescriptivo, legal,
obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir, en las normas morales
destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión
del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma
Ética es el valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto
internamente en la reflexión de un sujeto.
Estos concepto en el área se pierden en la inmoralidad de las trasnacionales y las
burguesías de las ultraderecha derechas,
que han asumido una actitud colonialista, ante la prepotencia de EEUU y el presidente
bipolar Donald Trump, creando una imagen de virreinato, con las bases militares
ahora en Brasil, la 7 bases en Colombia, en la Argentina con Macri, y bases en
toda Latinoamérica, creando una sociedad de pueblos abandonados, de violencia y
muerte, para crear una crisis global en las naciones Latinoamérica.
Periodista y Analista Geopolítico
diegojolivera@gmail.com
Excelente ensayo! Camarada a favor de nuestros pueblo originario. Lo felicito por su solidaridad en defensa integral de los más vulnerables antes las bestias transnacionales de la burguesía global apoyada por el imperio genocidio de los EE.UU.
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