jueves, 4 de julio de 2019

EE.UU. un gigante con pies de barro que nunca pudo poner de rodillas a Cuba



Por Rolando Prudencio Briancon:
Dos acontecimientos históricos parecen ir correlativamente configurando en esta coyuntura; aunque uno de ellos tiene una carga histórica de larga data, y el otro que en apariencia tiene una reciente, pero que se ha ido acumulando desde antes, tal vez desde el momento en el que el otro -el de larga data- se fue forjando por el fuego de la resistencia revolucionaria, y que ambas nos muestran que la una no había sido ni tan omnipotente, ni la otra tan inconsistente como se pensó que podía ser.


Es desde esa perspectiva que, así como los EE.UU., fue estableciendo una infranqueable hegemonía después de mediados del siglo pasado (Fin de la Segunda Guerra Mundial 1945); casi 14 años después de éste hecho que marcó el inicio del ciclo de la hegemonía global de los EE.UU., se produce otro hito histórico que marca el contra cíclico inicio de otro hecho que; en todo caso cuestiona, ha cuestionado y continua cuestionado la hegemonía estadounidense, como fue la Revolución cubana que desde 1959 fue mostrando que se convertiría hasta hoy, en el talón de Aquiles de inexpugnable imperio yanqui.

Son estos antagónicos hechos, los que sumados a un otro y nuevo contemporáneo ciclo, como es el que hoy viene sucediendo, en relación a los dos citados, lo que permite pensar es que los EE.UU., por más que se ha esforzado por acabar con la Revolución cubana; ésta ha salido cada vez más fortalecida, como han sido todas las medidas que los EE.UU., inútilmente ha impuesto, lo que más bien la han hecho más resistente a la Revolución cubana.

Pero no sólo que los EE.UU., ha perdido el tiempo desgastándose en su empeño, sino que hoy los EE.UU., y como si fuese parte de la fatalidad que le llega a los poderosos, vive la decadencia de su hegemonía, y prueba de que se han negado aceptar esa realidad ha sido que Trump se ha resistido a restablecer relaciones con Cuba. Es más, el proceso de normalización de relaciones que Obama inició a finales de 2015; no sólo que Trump trabó, sino que retrocedió al punto cero. Es más, Trump ha extremado sus medidas como es la extraterritorialidad de la ley Helms Burton pretendiendo agravar las sanciones contra la Revolución; al margen de reeditar las repetidas votaciones para mantener el embargo contra Cuba en la ONU.

Lo irónico es que mientras Trump se entretenía trabando y regresando a punto cero las relaciones con Cuba, inventando las más inverosímiles excusas (ataques acústicos), la emergencia hegemónica de otras potencias configuraron una nueva correlación de fuerzas (Rusia, China e India) a nivel global, que muestran al mundo que EE.UU., es hoy un gigante con pies de barro -parafraseando a Mao sobre Occidente- que nunca pudo ni podrá poner de rodillas a Cuba que no sólo resistió todo, sino que es un ejemplo de dignidad.

prudenprusiano@gmail.com

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