Las Unidades de Protección de las Mujeres se convirtieron en
una fuerza desequilibrante para la liberación de territorios en poder de ISIS
en el Kurdistán sirio.
La defensa de las mujeres es “más valiosa que el pan y el
agua” fue la definición más certera que brindaron las Unidades de Protección de
las Mujeres (YPJ), las milicias de autodefensa de Rojava (Kurdistán sirio),
durante su segunda conferencia realizada entre el 1 y el 2 de junio pasados.
Con doscientas delegadas presentes, el encuentro de las YPJ
abordó diversos temas políticos y militares que cruzan el norte y el este de
Siria, territorio controlado por un autogobierno encabezado por los kurdos
luego de cruentas batallas en estos últimos siete años contra el Estado Islámico
(ISIS).
Luego de la conferencia, el comando general de las YPJ
difundió una declaración en la que recordaron a las milicianas mártires en la
lucha con ISIS y resaltaron la figura de la diputada kurda Leyla Güven, que,
durante doscientos días, encabezó una huelga de hambre en Bakure (Kurdistán
turco), en demanda del fin del asilamiento del líder kurdo Abdullah Öcalan,
encarcelado en la isla-prisión de Imrali desde 1999.
Las YPJ estimaron que la segunda conferencia tiene “un
significado histórico para todas las mujeres de Oriente Medio y las mujeres
kurdas”, además de remarcar que, hacia futuro, “vamos a entrar en un nuevo
proceso de lucha y asumir mayores responsabilidades y deberes”.
En el comunicado, las fuerzas de autodefensa de mujeres
destacaron su lucha contra ISIS, al que calificaron como un “enemigo de la
humanidad”. Esa lucha, según las YPJ, se realizó “con el espíritu de
patriotismo y la memoria de todas las mujeres”, por el cual “pagamos un gran
precio para defender a las personas, a las mujeres y a la tierra”.
Las YPJ junto a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG)
son las organizaciones principales dentro de las Fuerzas Democráticas de Siria
(FDS), respaldadas por la Coalición Internacional en la lucha contra los
últimos vestigios de ISIS en el noroeste de Siria. Las mujeres de las YPJ
dejaron en claro que, en la actualidad, son una “fuerza líder”, que asumió la
responsabilidad “de crear una sociedad libre, democrática e igualitaria”.
La historia de las YPJ se remonta a su creación en 2012,
cuando, en Siria, las revueltas populares estremecían al país. En Rojava, el
pueblo kurdo siempre había sido negado por el gobierno de Damasco, que
utilizaba su territorio como eje central de su política agraria y de
explotación de hidrocarburos, pero cercenaba sus derechos culturales, sociales
y económicos.
Pero la historia de las YPJ está ligada al amplio Movimiento
de Mujeres de Kurdistán, surgido al calor de la lucha del Partido de los
Trabajadores de Kurdistán (PKK) hace más de cuarenta años. Las mujeres kurdas
hoy son visibilizadas a nivel mundial, aunque las batallas que encabezan se
entroncan con las demandas de independencia y autonomía teorizadas por Öcalan
en su paradigma de “confederalismo democrático”.
Reducir el accionar de las YPJ a una “cuestión armada” es
negar una lucha histórica de las mujeres kurdas que, entre sus figuras más
destacadas, tiene a Sakine Cansiz, una de las fundadoras del PKK, que fue
asesinada en París en 2013. Las YPJ, al igual de decenas de entidades
encabezadas por mujeres en Rojava, forman parte del Kongra Star (Congreso
Estrella), la principal organización de mujeres del norte y el este de Siria.
En su segunda conferencia, las delegadas de las Unidades de
Protección de las Mujeres manifestaron que “la defensa es más valiosa para las
mujeres que el pan y el agua”, por lo cual las fuerzas de autodefensa se
consideran “responsable de la defensa de todas las mujeres y niños”. Las
amenazas a las mujeres, los niños y los pueblos de Oriente Medio y Siria no han
terminado”, remarcaron.
En el encuentro, las milicianas de las YPJ también
aseguraron que, en la etapa actual, “nos desarrollaremos y nos fortaleceremos
intelectual y militarmente” para enfrentar la guerra que todavía asola a Siria.
Al mismo tiempo, estimaron el desarrollo de un “ejército profesional para estar
mejor equipado” en la lucha por la liberación del cantón kurdo de Afrin,
ocupado ilegalmente por Turquía desde marzo del año pasado.
En declaraciones a medios kurdos el 20 de mayo pasado, la
comandante de las YPJ, Ronahi Halep, destacó que, luego de la liberación de la
aldea de Baghouz, en la provincia de Deir Ezzor, “todas nuestras fuerzas
estamos siempre listas para nuestro pueblo y nuestras operaciones”. En Baghouz,
un pequeño poblado en la frontera con Irak, los mercenarios de ISIS y sus
familias se habían replegado ante el avance de las FDS. Luego de varios meses
de combate, en marzo, las FDS anunciaron la derrota total del Estado Islámico,
aunque todavía sobreviven células terroristas en la zona.
A finales de mayo, las FDS y las YPJ iniciaron una operación
en el desierto que se extiende entre el pueblo de Kasra, en Deir Ezzor, y
Shadaddi, en la ciudad de Heseke, en Rojava. En los primeros días, docenas de
miembros de ISIS fueron capturados, además de decomisar todo el armamento en
mano de los fundamentalistas.
“La operación de
liberación de Deir Ezzor contra ISIS ha sido todo un reto para nosotras, pero
también de gran importancia”, recordaba la comandante Halep. “No podemos decir
que la campaña (contra ISIS) haya acabado. La mentalidad de la organización
continúa aquí, a escondidas –aseguró la comandante de las YPJ-. Podemos ver
cómo los miembros de la organización se esconden entre la población civil.
Algunos de ellos se afeitan las barbas, se cortan el pelo y continúan
trabajando para tratar de reconstruir la organización entre la población.
Quieren reorganizarse contra las YPJ, las YPG y las FDS. Pero no podrán. Su
espina dorsal ha sido rota en Baghouz. Nuestras fuerzas han conseguido su
objetivo y la población lo ha visto como una victoria y una liberación que les
ha producido alegría”.
Aunque la guerra es algo inevitable para las mujeres kurdas,
árabes y de otras nacionalidades que conviven en Rojava, también es cierto que
el proceso de liberación que encabezan va mucho más allá de complejas
operaciones militares. La fortaleza de la revolución de Rojava reside en las
propias mujeres que construyen una sociedad nueva, ya sea con un fusil entre
sus manos o fundando cooperativas, reconstruyendo escuelas y hospitales, y transformando
la mentalidad patriarcal enraizada en Kurdistán y todo Medio Oriente.
leandroalbani@gmail.com
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