Por Jorge Aniceto Molinari.
Dicen que los ratones reunidos en asamblea para preservar
sus vidas resolvieron por unanimidad ponerle un cascabel al gato. El problema
pasó a ser entonces quién le ponía el cascabel al gato. Algo de esto está pasando con el acuerdo
generalizado de que hay que reformar la seguridad social. Todos coinciden y
hemos escuchado los más variados argumentos.
Ahora el problema es crucial para abordarlo y para la crisis
irreversible de la predominancia del modo de producción capitalista que estamos
viviendo. Por lo tanto somos incansables en repetir una y mil veces nuestros
argumentos hasta que se nos demuestre que estamos equivocados o no.
En febrero del 2006 en plena crisis de la Caja Bancaria
participamos sobre el tema en “Buscadores” un programa de la Televisión
Nacional del Uruguay, que ahora pasa a VTV y esto era lo que decíamos:
https://youtu.be/gciML6yCK1o
En octubre del 2008, el gremio bancario defendiendo su Caja
Bancaria, logró un importante acuerdo a nivel del gobierno que ha permitido en
este sector un equilibrio actuarial sustentable y un ejemplo a analizar y tener
en cuenta.
Por otra parte, el crecimiento sostenido de la economía y
los acuerdos salariales han permitido que los distintos sectores abarcados por
la seguridad social hayan vivido un periodo de relativa tranquilidad y digo
relativa porque no ignoro las consecuencias de la salidas a la seguridad social
que originó la llamada ley de las afaps con sus consecuencias actuales.
Ahora hoy todos avizoran un panorama sombrío en la medida
que la crisis económica directa, que vive esta zona del continente va a tener
también consecuencias en el Uruguay, aún cuando haya un nuevo período de
gobierno para el Frente Amplio; nuevo período para el cual todos en la
oposición parecerían estar de acuerdo en que así ocurra en la medida que
electoralmente aumenten su influencia para poder decidir en las medidas futuras
de gobierno, sin por lo tanto estar implicados en la responsabilidad del mismo,
cuando no tienen la menor idea de que hacer, y más aún con lo que le viene
sucediendo a cambios muy festejados por ellos –a la oposición- en su momento,
como los de Macri y Bolsonaro.
Esta seguridad social que hoy tenemos se corresponde a una
etapa de desarrollo capitalista en el mundo occidental y cristiano que está
llegando a su fin. Todos coinciden en que el problema son los recursos y por lo
tanto o se achican las prestaciones o se incrementan estos. En el mundo
capitalista actual esto es una disyuntiva de hierro, ecuación que podríamos
definir como indestructible dentro de la predominancia de este modo de
producción.
Podríamos resumir: para bajar las prestaciones se precisan
gobiernos neoliberales lindantes con el fascismo, para aumentar los recursos se
necesitan gobiernos “populistas” que pongan impuestos a los empresarios o
asuman desde el Estado gestiones empresariales que por lo general están
destinadas al fracaso.
¿Y entonces quién le pone el cascabel al gato?
Para nosotros humildemente se trata de comprender que la
humanidad está en otra etapa y que para abordarla en beneficio de la gente
necesita reformas universales para las cuales hay que construir voluntad política.
Hoy están existiendo situaciones dramáticas donde las
necesidades presupuestales hacen que gobiernos sensibles a los problemas de la
gente tengan que decidir si determinados recursos van para atender una
población cada vez más envejecida o a las nuevas generaciones, por ejemplo.
Es urgente el cambio de rumbo del Banco Mundial, y del Fondo
Monetario Internacional, en lo regional entre otros del Banco Interamericano de
Desarrollo y para ello es necesario que los cientos y miles de intelectuales
que han estado involucrados en su gestión hagan el análisis retrospectivo de lo
que ha sido su gestión y sus propuestas fallidas en el seno de la sociedad
humana.
Esto puede sorprender, porque existe una “cultura” de
izquierda que cataloga a estos organismos de una manera y para siempre: “son el
estandarte de la derecha”. No desarrollamos falsas expectativas, pero si
sabemos que la crisis en su curso puede tener transformaciones en la manera de
encarar los problemas que llegados a un determinado punto pueden eclosionar,
más aún si somos capaces de hacer propuestas programáticas correctas y no un
compendio de buenas intenciones que es en lo que se han convertidos los
programas de las izquierdas. La crisis actual es irreversible para la
predominancia del modo de producción capitalista, ¿o alguien puede demostrar lo
contrario?
En el Uruguay por ejemplo tenemos a una personalidad
excepcional como el Contador Enrique Iglesias quién ha manifestado su
preocupación por la incertidumbre que hoy afecta al desempeño político y
económico de los Estados en el mundo. ¿No sería el momento de un llamado a esa
reserva intelectual del mundo para encarar la crisis actual? No se trata
entonces de un cascabel sino de abordar a nivel humano una salida que nosotros
no tenemos la menor duda de que existe, y que vale la pena transitarla.
sipagola@adinet.com.uy
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