sábado, 13 de abril de 2019

Trump vuelve a arremeter contra Iván Duque


Por Andrés Pierantoni:

Estas declaraciones de Trump “en contra” de Duque no pueden entenderse fuera del contexto del fuerte debate interno en Colombia que parece contraponer dos países: el de una oligarquía (Santos) que quiere recuperar el liderazgo de un país estable y con economía diversificada Vs. el de unos cipayos de los EEUU (Duque-Uribe) que apuestan al “renacimiento” de la guerra civil.

 El “casus belli” en este momento es la pretensión de Duque de volver al uso del glifosato contra los cultivos de coca, en lugar de “la erradicación forzosa y… las iniciativas voluntarias pactadas con las comunidades de campesinos, promovidas por Santos” quien aclara: “Llevamos 40 años tratando de erradicar la coca y nunca hemos podido, porque nunca habíamos podido llegarles a los campesinos para ofrecerles alternativas viables. Hoy con la paz sí podemos, por eso yo espero que ese enfoque no lo vayan a modificar” … La clave, enfatizó este jueves, es “darles a los campesinos cocaleros alternativas legales viables, no envenenarlos, ni meterlos a la cárcel” (https://elpais.com/internacional/2019/03/07/colombia/1551970462_309935.html).


 Esta contradicción entre ambos – Duque (Uribe) Vs. Santos – concuerda con la existente en materia de JEP (Justicia Transicional) que viene siendo la piedra angular de los acuerdos de paz (https://alnavio.com/noticia/17967/actualidad/juan-manuel-santos:-duque-esta-obligado-por-la-constitucion-a-cumplir-los-acuerdos-de-paz.html).

 En ambos casos, Duque-Uribe persiguen reavivar el conflicto social y la guerra en Colombia, toda vez que su superación conlleva la “despolarización” político-social del país y, con ella, el fin del uribismo y su “hinterland” (narcos, militares corruptos y paramilitares).

 Las declaraciones de Trump, detrás de la fachada aparentemente crítica hacia Duque, en realidad le dan herramientas para presionar a la opinión pública y a las instancias políticas e institucionales internas (en particular a la Corte Constitucional) para volver al glifosato (o sea a técnicas agresivas en contra del campesinado) y al desconocimiento de los acuerdos de paz (o sea a la reactivación de la guerra), sin los cuales (glifosato y guerra) no sólo el uribismo sino también el Plan Colombia pierden razón de ser.

 Lo que está en juego, es la soberanía de Colombia y el derecho de ese país hermano a vivir en paz y con esquemas de desarrollo más sustentables que los de la coca, el extractivismo y el monocultivo (palma africana).

 Pero a los EEUU no les conviene una Colombia que deje de ser el barato proveedor de cocaína (y crack) de su clase media (y “ghettos”),  para ser una Colombia con agricultura e industria pujantes, inevitablemente integrada a Venezuela y Ecuador: no olvidemos que el  gran enemigo de la Gran Colombia, hace casi dos siglos, no fueron Inglaterra sino los EEUU (http://terrestrium-navalium.blogspot.com/2016/08/estados-unidos-y-la-gran-colombia-1823.html).

 apierantoni.alba@gmail.com

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