miércoles, 17 de abril de 2019

La traición tiene nuevo nombre Lenín Moreno



Por Manuel Holzapfel G.
Una nueva página se ha escrito en la extensa y vergonzosa historia de traiciones en América Latina, tras la detención de Julian Assange, cofundador de Wikileaks, luego que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, le retirara el asilo diplomático. Con la detención de Assange - quien permaneció en la embajada de Ecuador en Londres, desde junio de 2012, gracias al asilo humanitario otorgado por el ex presidente, Rafael Correa, Moreno, ha complacido al gobierno norteamericano, que por años ha intentado sin éxito extraditarlo a Estados Unidos.


La humanidad le debe mucho a hombres como Julian Assange y Edward Snowden. Gracias a la filtración de documentos secretos del Departamento de Estado norteamericano, en el caso de Assange, y de documentos clasificados de la CIA, por Snowden, el mundo pudo conocer las atrocidades cometidas por el imperialismo en Afganistán e Irak y la maquinaria de espionaje planetaria montada por Estados Unidos para obtener información de los gobiernos del mundo. La valentía de ambos, permitió confirmar de manera concreta el accionar cruel e inmoral del imperio, que a la hora de asegurar su estrategia de dominación, recurre a la mentira, la delincuencia, el terrorismo y el genocidio.

La indignación por la actitud cobarde y servil de Lenín Moreno, la resumió de manera clara Rafael Correa, al catalogarlo como “el traidor más grande de la historia ecuatoriana y latinoamericana. Moreno es un corrupto, y lo que ha hecho es un crimen que la humanidad jamás olvidará”, sentenció.
Pero la decisión de Moreno, no sólo tiene como objetivo congraciarse con la administración Trump, para lo cual no ha escatimado esfuerzos en el último tiempo, uniéndose a la conjura contra Venezuela. La entrega de Assange, constituye un acto desesperado de venganza de Moreno, por la filtración de Wikileaks de documentos que lo involucran a él y a su familia en delitos de corrupción, perjurio y lavado de activos, en el denominado caso “INA Papers”.

De hecho, ante las amenazas previas contra Assange, Wikileaks había señalado que “si el presidente Moreno quiere terminar ilegalmente el asilo de un editor refugiado para encubrir un escándalo sobre empresas offshore, la historia lo condenará”.

Para vergüenza y desgracia de nuestro continente, abundan engendros como Gabriel González Videla, Luis Almagro, Roberto Ampuero y Lenín Moreno, entre otros traidores y rastreros al servicio del imperialismo norteamericano y las oligarquías locales.

El caso de Moreno es muy similar al de González Videla en Chile, que llegó a la presidencia en 1946 apoyado por el Partido Comunista. Una vez en el gobierno, se “dio vuelta la chaqueta” y persiguió y encarceló a los comunistas. En aquel entonces, la ofensiva del imperialismo era contra el comunismo, en el inicio de la guerra fría. En la actualidad, el ataque del imperio es contra las fuerzas progresistas. Pablo Neruda, quien tuvo que pasar a la clandestinidad para no ser apresado, le dedicó un poema para la posteridad, que en una de sus partes retrata de cuerpo entero a este tipo de personajes lamentables:  

Todo lo ha traicionado. Subió como una rata a los hombros del pueblo y desde allí, royendo la bandera sagrada de mi país, ondula su cola roedora diciendo al hacendado, al extranjero, dueño del subsuelo de Chile: «Bebed toda la sangre de este pueblo, yo soy el mayordomo de los suplicios.»
Y luego Neruda remata:

Triste clown, miserable mezcla de mono y rata, cuyo rabo peinan en Wall Street con pomada de oro, ¡no pasarán los días sin que caigas del árbol y seas el montón de inmundicia evidente que el transeúnte evita pisar en las esquinas!
Que así sea.

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