sábado, 20 de abril de 2019

La ley Helms Burton y la orden del alineamiento como alcahuetes de Trump



Por Rolando Prudencio Briancon
La única manera en la que Donald Trump puede volver hacer grande América otra vez, no es sino desempolvando lo que hasta antes la historia había avanzado. Vale decir es reviviendo un nostálgico neoconservadurismo.

Por ejemplo, la decisión de construir el Muro contra los migrantes, se parece aquellos castillos medievales que como formidables fortalezas construyeron los reyes para que los plebeyos nunca pudieran acercarse siquiera, por cuanto alrededor de los mismos se cavaban fosas donde de llenaban de agua y reptiles para que nadie se asomara.


De igual manera Trump ha desconocido la resolución de la ONU que declara a Jerusalén como la capital de Palestina, y autoritariamente él la ha declarado como la capital de Israel. Lo mismo recientemente acaba de declarar como territorios israelitas los Altos del Golán.

En su relación con Latinoamérica Trump ha dado marcha atrás los avances que su antecesor Barak Obama hasta antes había logrado consolidar con Cuba, dentro el proceso de Normalización de relaciones entre ambas naciones, usando los más delirantes y descarados pretextos, como el caso de los “Ataques Acústicos”; o como ahora la descabellada decisión de aplicar el Capítulo III de la ley Helms Burton, que desde mediados de la década de los 90´ había quedado suspendida, por cuanto dicho capítulo autoriza a los propietarios -muchos de ellos bajo tierra- o sus herederos de las empresas norteamericanas confiscadas por la revolución cubana en a década de los 60, a que inicien juicios contra la Revolución -Estado cubano, en términos más teóricos- para que las recuperen, o sean resarcidas las mismas.

Es más, el contenido de la orden ejecutiva de Trump, advierte que se impondrán sanciones contra quienes continúen manteniendo relaciones con el gobierno cubano, que tenga en su poder, y por ende en poder del pueblo cubano, las empresas confiscadas hacen más de medio siglo atrás. 

Esta decisión contra Cuba, como aquella de hace un par de meses contra Venezuela, parecen ser la política de “hurgar el avispero” con la que Trump ha decidido gobernar; no sólo su país, sino el mundo entero. Claro que Trump debería darse cuenta que el mundo ya no es como el de hace dos décadas atrás, en el que lo que decía EE.UU. era ley. Prueba de ello son los resultados de cómo reaccionan los pueblos ante una agresión, como ya la dio Venezuela hace poco, cuando mostró que no es su patio trasero al que podía meterse con el pretexto de la “Ayuda Humanitaria”.

Así que si con Venezuela no han podido; con Cuba el tiro les va a salir por la culata, porque si el que se mete con Venezuela se seca, el que se mete con Cuba se quiebra. 

prudenprusiano@gmail.com

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