Por Juan Martorano:
Para el momento en que escribo estas líneas y sean estas
publicadas, se escenifican en mi país, la República Bolivariana de Venezuela
dos movilizaciones. Una, convocada por un diputado que creo no ha caído en
cuenta de que pretende empujarnos a una guerra fratricida por servir aviesos
intereses, y la otra convocada por un autobusero, hijo de nuestro Comandante
Inolvidable, Hugo Chávez.
Desde mí llegada a Caracas hace poco menos de una semana,
evidentemente observo una ciudad tranquila, pero esa calma no es propia de la
cotidianidad del día a día sino producto de la tensión y de la ola de rumores y
despliegue de operaciones psicológicas, que han contribuido a disociar y tratar
de enloquecer a la sociedad toda.
En un excelente artículo del antropólogo y gran investigador
José Negrón Varela, donde formula la hipótesis de la guerra molecular de la que
estamos siendo objeto, y publicado en el portal de Sputnik, hay que señalar sin
ambages, que esta irá recrudeciendo más y más, ya que pretenden volver a
nuestro país en un manicomio.
No obstante, afortunadamente hay un pueblo presto y
dispuesto a dar la pelea. Hay mucha disposición a no dejar perder el legado del
comandante Chávez. Bolívar ya lo señaló en una oportunidad: “No se es libre
impunemente”. Pero este pueblo es de coraje, irredento, y no le tiene miedo a
amenazas de invasión y de nada que se le parezca.
En ese sentido, el pasado día jueves, en el marco del
desarrollo del programa “El ADN de la Noticia”, conducido por mis buenos amigos
Luis Salazar y Gonzalo “Chalo” Azuaje, volví a la querida Esquina de Monjas,
mejor conocida como la “Esquina Caliente” en la ciudad de Caracas. Allí tuve la
oportunidad de compartir con tanta gente que hace vida allí, y de compartir mis
impresiones sobre el actual momento político que vive el país.
Lo sorprendente de todo esto, eran los niveles de atención
de la gente que allí estaba, las preguntas que formulaban, y el apoyo que allí
se decía. No en balde, muchos señalaron que fue uno de los mejores programas
que tenía tiempo no se hacía en ese popular sector.
Pues bien, una de las tantas cosas que me permití decir, y
de advertir, fue lo que a continuación me permito señalar a través de estas
líneas, a objeto de masificar y multiplicar la misma, porque no es cualquier
cosa.
La guerra no solo debe darse en el plano estrictamente
militar, sino que está también debe darse en el plano de la semiótica, de lo
cultural. Esta batalla la decidirá el cómo esté el corazón y la mente de
nuestro pueblo.
Qué casualidad que el próximo día lunes, que es 4 de
febrero, y que algunos y algunas recordaremos los 27 años de la rebelión
militar liderada por el comandante Hugo Chávez Frías; el denominado “Grupo de
Lima”, haya convocado a una reunión extraordinaria en Ottawa, capital de
Canadá, país promotor de esa reunión, con el fin de discutir sobre el tema de
Venezuela.
No conforme con ello, el señor Pedro Sánchez, presidente del
gobierno español que no aguantó las presiones de la administración Trump, se
apresta a reconocer también al usurpador Juan Guaidó como “presidente interino”
(figura además que no existe en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, por si alguien sigue manejando esa figura).
Si a eso le agregamos la difusión y propagación de
operaciones psicológicas sobre la ocurrencia de posibles ataques y bombardeos
sobre el Palacio de Miraflores por parte de aeronaves estadounidenses,
insinuando sobre todo que pudiera ocurrir en esa fecha. ¿Qué pudiéramos pensar
de todo esto?
Es evidente el alineamiento de actores políticos, su articulación
con operadores mediáticos y conglomerados mediáticos nacionales e
internacionales, para como lo señaló una de las participantes del Programa-
Foro de la “Esquina Caliente”, tratar de borrar nuestra historia.
Pretenden darle una nueva significación al 4 de febrero,
borrar aquel “Por Ahora”, que se convirtió en un “Para Siempre” y en un “Uh,
Ah, Chávez no se va”. Les arde y les pica que a pesar de que lograron el
asesinato físico del Comandante Inolvidable, no han podido sacarlo de la mente
y el corazón de nuestro pueblo.
Por ello, fue que en la “Esquina Caliente” lo hice, y lo
señaló acá. Ante el intento de la derecha nacional e internacional de querer
borrar la historia contemporánea de Venezuela, debemos realizar también, desde
mi modesto punto de vista, una movilización que nos recuerde los 27 años de la
gesta del 4 de febrero de 1992.
La batalla de la simbología y de la cultura tenemos que
ganarla también.
Ellos no podrán con nosotros, y de ahí, que en estos
momentos se impone demostraciones de unidad y de fuerza. Ciertamente la
estrategia para el derrocamiento de la Revolución Bolivariana se ampara y
utiliza fechas históricas y emblemáticas como desencadenantes de espirales de
violencia o puntos de inflexión. Pues bien, nosotros no le tenemos miedo ni le
rehuimos al combate.
No puede entenderse la historia de Venezuela sin estudiar lo
ocurrido y las causas que motivaron al 4F de 1992.
Por último, también debo señalar, y si aún estamos de pie,
una breve intervención que tuvo este servidor de ustedes, para una de las
secciones del programa “La Voz de Chávez”, el cual debe ser transmitido por
Venezolana de Televisión el día de mañana 3 de febrero de 2019, a las 5:30 de
la tarde.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos
legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
j_martorano@hotmail.com
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