El diario dirigido por Bartolomé Mitre se anota en todas.
Reniega de los derechos humanos, apoya al FMI y las privatizaciones y alimenta
el golpismo en Venezuela.
El penúltimo
escándalo que originó el diario ocurrió el 1 de febrero con el editorial “Niñas
madres con mayúsculas”. Había situaciones muy tristes, como el caso de la niña
de 12 años embarazada violada y cuya madre había pedido en Jujuy la
interrupción legal del embarazo, previsto por ley desde 1921. En vez de eso fue
sometida a una cesárea para obligarla a ser madre (a propósito, la bebé murió
días más tarde).
En vez de atender a la problemática de miles de niñas y
adolescentes violadas y embarazadas, el diario nacido en 1870 hizo una apología
del procedimiento de Jujuy, con Gerardo Morales como piloto. El editorial
mostró “admiración hacia las niñas madres, madrazas por cierto. Tristeza para
las ‘abuelas abortistas’ que felizmente no lograron su criminal propósito.
Bienvenida a los felices niños de ambas mamás y un mensaje
claro y esperanzador a la sociedad para que haga lo que tiene que hacer sobre
educación sexual, primero, y sobre apoyo a las mamás, después, tanto si sus
embarazos fueron deseados como si fueron causados por una violación, por
ignorancia o estado de necesidad”.
Esta línea del movimiento anti derechos provocó repudios de
entidades feministas, organizaciones de derechos humanos, profesionales,
académicas, etc.
Al director Bartolomé Mitre eso no le importó. Quizás
estuviera en Punta del Este o en otros destinos más acordes a su función como
secretario de la máxima autoridad de la Sociedad Interamericana de Prensa
(SIP), de Miami, que nuclea a los medios alineados incondicionalmente con el
Departamento de Estado.
ortizserg@gmail.com
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