El nuevo mote con sello y marca: Made in USA contra el
presidente Nicolás Maduro es: “usurpador”, luego que el pasado 7 de enero fuera
juramentado como presidente de la república bolivariana de Venezuela, al haber
ganado las elecciones del 20 de mayo de 2018, con más del 67% de los votos de
los venezolanos.
Decía que este descalificador adjetivo está acuñado en los
EE.UU., que es desde donde el Departamento de Estado va poniendo en la boca de
los opositores -no sólo en Venezuela sino allá donde sus intereses están en
juego- una serie de agraviantes adjetivos para atacar a alguien, inventando en
el imaginario de la opinión pública, que tiene en frente a un demonio. Esa es
la típica descalificadora demonización que se hace de quien es un estorbo para
los estadounidenses.
En el caso del presidente Maduro, lo que se trata de
curiosamente cuestionar es que haya sido electo presidente en las últimas
elecciones, en las que cabe aclarar fueron convocadas por el mismo Tribunal
Supremo Electoral, que reconoció y validó las elecciones de los miembros de la
Asamblea Legislativa de mayoría opositora, y a cuyo nuevo delfín, como es Juan
Guaidó, apoyan los EE.UU. Aquel entonces la oposición venezolana aplaudió la
labor del Tribunal Supremo Electoral.
Hoy que el presidente Maduro ha ganado las elecciones -y en
las que participó la oposición- generales convocadas por el mismo órgano
electoral; la oposición venezolana desconoce al presidente Maduro. Es más, ha
convocado hoy a una movilización, que presagia revivir hechos de violencia,
como a los que ha estado acostumbrada a organizar la oposición, bajo la
consigna, ésta vez de desconocer al “usurpador”, tal como las anteriores que
tenían como conspiradora consigna: “La Salida”, también con sello y marca: Made
in USA.
Cuando acuso a los EE.UU., de estar detrás de ésta nueva
agresión contra Venezuela; a la que también el gobierno estadounidense calificó
como una “Amenaza para los EE.UU”; es porque, quien ha cargado con el
calificativo de “usurpador”, es el Secretario de Defensa yanqui Mike Pence;
además cometiendo un acto de inaceptable injerencia contra la patria del
libertador Bolívar, al haber soliviantado el desconocimiento de Maduro,
declarando que apoyan las movilizaciones de los opositores, pues “están con
ellos”.
Para nadie es un secreto que Trump está gobernando a
contracorriente de cualquier respeto a los valores democráticos. No en vano ha
ignorado olímpicamente los acuerdos climáticos de París, hace meses atrás. O el
chantaje que actualmente ejerce para presionar a los demócratas, quienes
controlan hoy la cámara de representantes, para que aprueben el presupuesto
para la construcción del muro
Pero analicemos, cuál es el carácter del gobierno de Trump,
ya que es el inequívocamente encarna al de un usurpador, al desconocer la
voluntad y el voto de los estadounidenses, pues el mundo entero está consciente
que habiendo Trump perdido con más de ¡3 millones de votos!, frente a Hillary
Clinton, es quien ha sido estrambótica electo presidente.
Qué ésas sean las reglas de juego a la que los
estadounidenses se han sometido, es cierto; pero que Trump es un usurpador, no
deja de ser una verdad a gritos. Pero que además sea el necio de Pence, quien
acuse a otro presidente de ser ilegítimo, pese haber sido electo
democráticamente como ha sido Maduro; es ya el mundo al revés; como es el mundo
trastocado que Trump quiere gobernar, para dar gusto a su megalómana melancolía
de: “Hacer Grande América otra vez”.
prudenprusiano@gmail.com
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