viernes, 4 de enero de 2019

Jair Bolsonaro y la corrupción en Brasil.


 Por Tony López R.:

A cuarenta y ocho horas de asumir la presidencia de Brasil, el capitán-presidente Jair Bolsonaro, se enfrentará a un gran escándalo de corrupción que tiene como protagonista a su esposa Michell y su hijo Flavio, diputado estadual por Rio de Janeiro y recién electo senador.  La historia parte de las investigaciones realizadas por el Consejo de Control de Actividades Financieras, entidad del Ministerio de Hacienda que detectó movimientos inusuales por 305 mil 330 dólares en las cuentas de Fabricio Queiroz entre 2016 y 2017.  Según ese organismo oficial era “atípica” la cantidad de dinero  que manejaba  Queiroz, ex policía e íntimo amigo del  futuro mandatario y chofer y guardaespaldas de Flavio Bolsonaro desde hace 10 años.

Aunque  Queiroz, negó ser testaferro de la familia Bolsonaro, pero no tiene como explicar  que con un salario de 3,000 mil dólares, pueda tener en su cuenta bancaria una cifra de miles de dólares,  el ex-policía  declaró en  entrevista con la red SBT, que ese dinero provenía  del negocio de compra y venta de autos,  pero  no ha podido esclarecer los movimientos de dinero  por los que es investigado y que involucra a la esposa y futura primera dama, Michellet y a su hijo Flavio Bolsonaro al depositarle en sus cuentas altas cifras en dólares.

Según el diario argentino, página 12 , al parecer y  de acuerdo a la investigación periodística de Dario Pignotti corresponsal en Brasilia, “este hecho de corrupción ha dado surgimiento al Bolsogate brasileño” y en mi opinión  según como influya sobre la justicia brasileña, el electo Presidente  pueda o NO profundizar  en la investigación sobre la existencia de una presunta organización delictiva formada por Jair Bolsonaro, su familia y policías retirados  que conforman una banda paramilitar, dedicados a lavar dinero de sobornos  recibidos de empresas de transporte, que tributan al clan familiar del Presidente, según lo denunció el diputado por el Partido de los Trabajadores (PT) Rogerio Correia.

El poder judicial brasileño carece de reputación por no cumplir con los principios de transparencia, imparcialidad y honradez, por  decisiones tomadas en estos últimos tiempos, todas  contrarias a los tres principios arriba expuestos.  El caso más conocido es él del ex presidente Luis Ignacio Lula Da Silva condenado a 12 año de prisión por un delito que no cometió y que el tristemente célebre juez Sergio Moro obviamente nunca pudo probar, todo fue orquestado, para impedir que Lula se presentara como candidato a la presidencia de Brasil en las pasadas elecciones, era necesario inhabilitarlo por ser el favorito ganador en todas las encuestas,  ahora  el “célebre” juez recibirá la recompensa,  sí se hace real que  el presidente Bolsonaro  lo nombrará ministro de Justicia.

De ser designado ministro de Justicia, Sergio Moro, según los analistas brasileños no es descartable, que el “Bolsogate” pudiera ser borrado del proceso investigativo en curso, apoyado por los medios de comunicaciones que forman parte del  ya famoso Cartel de la Información y que tan buenas relaciones tienen con el Cartel de la Toga carioca, y comenzará a imperar la impunidad en el Brasil del facistoide  gobierno de Jair Bolsonaro, que  se iniciara el próximo 1 de enero del 2019.

La crisis política que se avecina para  ese gran país al sur de nuestra región, esta expresada en el descontento popular que no solo rechaza la política exterior anunciada por el electo Presidente,   y que según el informe del Instituto Datafolha, siete, de cada diez brasileños  lo adversan y se muestran muy descontentos por dar prioridad a las relaciones e intereses  de Estados Unidos y prácticamente subordinarse a Washington y a las relaciones con Israel.

Según información del Departamento de Estado a la ceremonia de investidura del presidente  Bolsonaro, asistirá el Secretario de Estado Mike Pompeo y la agenda de este con el nuevo mandatario contempla fortalecer el comercio e inversión de Estados Unidos con Brasil y muy especialmente en tecnología, defensa y agricultura. En cuanto a política latinoamericana Pompeo le expresará al nuevo mandatario las preocupaciones de su gobierno sobre el peligro que representan Cuba, Nicaragua y Venezuela para la región y las amenazas de un aumento de la presencia de China en Latinoamérica. 

En realidad, el representante de Washington, conoce bien las posiciones de Bolsonaro sobre estos tres países, la decisión de no invitar a los gobiernos de Cuba y Venezuela a su investidura  es una repugnante y censurable posición  política y diplomática. Su conducta anti integracionista las demostró cuando de forma insultante  trato el tema  del programa Brasil-Cuba de Mais Médico, que provocó la digna decisión del gobierno cubano de retirar los médicos de la isla. Esa política de Bolsonaro sobre el programa de Mais Médico, provocará que 60 millones de la población brasileña dejaran de recibir el servicio de salud, según han confirmado autoridades de la Organización Panamericana de Salud, de organismos de salud brasileños y la ex presidenta Dilma  Ruseff.

Se hace evidente que Estados Unidos, tendrá en Bolsonaro su mejor aliado para atentar contra la integración latinoamericana, ya de hecho erosionada por otros corifeos de la región, como los gobiernos de Argentina, Chile, pero especialmente Colombia, cuya política anti- venezolana y de constantes provocaciones,  pueden llevar  a un no deseado conflicto armado por el gobierno y pueblo venezolano, apoyados estos últimos por  la mayoría de los gobiernos y pueblos  latinoamericano.

En esa cuerda Estados Unidos tendrá a Brasil y Colombia como fuertes aliados, para hacer el trabajo sucio, que por indicaciones de Washington,  desde la OEA promueve el Secretario General de dicha organización, el uruguayo Luis Almagro, cuya expulsión del Frente Amplio, lo marca como un ser humana y políticamente despreciable.

Para el pueblo brasileño el Gobierno que se inicia el próximo 1 de enero, le puede traer serios y difíciles momentos en la vida política, económica y social de acuerdo a los anuncios discriminatorios y excluyente hechos por el Presidente, quien además se presenta   como juez y señor de juzgar  que sistema y  democracia debe regir  en nuestros países,  una conducta nada diferente a la del presidente Donald Trump.  Brasil que es una gran nación y que siempre gozó de una plena independencia y le disputaba a Estado Unidos  la hegemonía en la región, con Jair Bolsonaro en la presidencia, se convertirá en una despreciable República Bananera subordinada a Washington.
jorgarcia726@gmail.com

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