Por Eduardo Andrade Bone:
Iván Duque presentado de flamante candidato presidencial y
ahora primer mandatario de Colombia después de un poco más de 100 días de
gestión presidencial, comienza rápidamente a caer en las encuestas. Lo que no
puede ser de otra manera, pues su populismo y demagogia, comienza a pasarle la
cuenta, pues las expectativas que género en el electorado que lo voto,
comienzan a difuminarse y producirse un desencantamiento de aquellos que tenían
la esperanza en que las cosas pudieran cambiar.
De acuerdo a lo publicado por la encuestadora Cifras y
Conceptos, el presidente de Colombia, Iván Duque, cuenta con apenas el 33 % de
imagen favorable, frente a un 65 % que ya no lo aplaude mientras que el 2 %
dice no conocer al mandatario. La caída en los sondeos se debe a las falsas
promesas y nefastas políticas antipopulares, que se comienzan a aplicar, en
favor del poder del dinero.
Lo que resalta en las encuestas es que los consultados
tachan a Duque, de ser “un gobernante sin identidad, sin significado, que es un
títere, mentiroso, farandulero e hipócrita”. Los niveles de insatisfacción
regresaron a cifras similares a las registradas en los últimos años del
gobierno de Juan Manuel Santos. Quienes consideran que el país va por mal
camino aumentaron de 59 a 73,8 por ciento. Esta es una subida significativa,
sobre todo para un periodo tan corto, que arrastra a la gran mayoría de
indicadores sobre las expectativas del ciudadano de a pie y sobre la imagen de
las principales figuras públicas colombianas.
Los entendidos en las tendencias que marcan las consultoras
creen que este desplome es producto de la incompetencia y de la poca
experiencia que tiene el presidente en la vida pública y por los grandes
políticos corruptos que cubren sus espaldas y que tienen grandes lazos con las
bandas de narcotraficantes y sicarios, que van erosionando la imagen de Duque.
Sin embargo, la realidad nos viene indicando que el
presidente Duque, se viene inclinando por más neoliberalismo económico y la
oscura tecnocracia, que solo tiende a beneficiar a los grandes empresarios criollos
y las hienas de las multinacionales, especialmente las estadounidenses.
No puede ser de otra manera, puesto que el grupo político
que apoya su gestión presidencial, el Centro Democrático, es una entidad que
representa los más oscuros intereses de la oligarquía colombiana, de la derecha
tradicional reaccionaria y de una serie de personajes, que detrás de las
bambalinas, tienen fuertes lazos con la corrupción y el crimen organizado.
Ahora, también hay que tener en cuenta, que de la
gobernabilidad del presidente Duque, no se puede esperar mucho, pues no cuenta
con un parlamento de mayoría que los respalde, frente a lo cual deberá
desplegar ciertos esfuerzos negociadores, para poder llevar aguas a su molino,
que le permitan gobernar sin sobresaltos y que no terminen por hundirlo aún más
en las encuestas.
Cabe tener en cuenta, además, que desde el punto de vista de
la realidad socio económica y política de Colombia, los vientos no soplan a
favor de Iván Duque, más aún, cuando estamos frente a un mandatario que carece
de carisma, que no cuenta con una definición política ideológica clara, que no
sea otra que la del dinero, tampoco cuenta con una agenda precisa para
gobernar, incluso dentro del propio Centro Democrático, comienzan a observarlo
con desconfianza. Además, producto de su inexperiencia política, debe depender
de su mentor o padrino político, el ex narco presidente, Álvaro Uribe, que se
encuentra imputado e investigado y que lo utiliza como su marioneta virtual,
pero que no ayuda en nada, a solventar una buena figura de Duque.
Otro factor que influye en la caída en las encuestas de
Duque, es que cuenta con un equipo ministerial que no tiene buena imagen ante
la ciudadanía, por ejemplo, los funcionario que más mala talla tienen en el
Gabinete del presidente Duque, es su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla
Barrera, un peón de Álvaro Uribe y detestado por la ciudadanía, seguido por la
ministra de Educación, María Victoria Angulo, que son los que han contribuido
al desplome de la imagen del presidente colombiano. El primero, por haber
propuesto la subida de impuestos, a la llamada canasta básica en un 18 % y que
en un 80% es condenada por los encuestados. En el caso de la ministra de
educación, por no resolver lo relativo al petitorio de los estudiantes
universitarios, que exigen un mayor presupuesto para educación.
Duque, al no contar con una mayoría parlamentaria su favor,
debe gobernar en base a resquicio legales y lo que le pueda permitir la
Constitución, o sea debe gobernar por decretos, como suelen hacer los
dictadores. Ahora, negociar y buscar alianzas se torna en una nebulosa, que le
impide a Duque ejercer una buena gobernabilidad, más difícil aún, con un
mandatario que carece de manejo político efectivo y es un incompetente en
diversas materias, además de las que están relacionadas con el manejo del
Ejecutivo.
De allí, que frente a un gobierno mediocre, o sea, más de lo
mismo, su electorado comienza a manifestar su descontento y a tomar distancia
de sus gestión presidencial, más aún, cuando se trata de resolver los problemas
más acuciantes que vive Colombia en materia económico social, corrupción,
asesinatos de dirigentes sociales y sindicales, inmigración y violación
sistemática de los derechos humanos, de parte de personajes ligados al aparato
del Estado, la policía y las fuerzas armadas, que no son otra cosa, que los
guardianes del poder del dinero y el crimen organizado.
En consecuencia, las encuestas aparecidas recientemente
reflejan una desconfianza gradual hacia el nuevo Ejecutivo, en donde el
ciudadano de pie exige una lucha real y efectiva en contra de la corrupción
institucionalizada, como una de las cuestiones más sensibles para los
colombianos. Ahora, un gobierno que no cuenta con un programa claro de
gobierno, para combatir la corrupción, comienza a transitar por las aguas
nauseabundas y turbulentas, de un gobierno que puede colapsar en el corto
plazo.
O Duque ante el descontento y la efervescencia de una
creciente movilización social, por mejores condiciones de vida gobierna para
las grandes las grandes mayorías del país, o cual perfecta marioneta, permite
ser instrumentalizado en función de los intereses de la oligarquía colombiana,
la derecha reaccionaria y golpista y los corruptos, sobre la cual se sostiene
el poder político y económico colombiano.
Para saber si el “estado profundo” colombiano y el
presidente Duque, serán capaces de avanzar y resolver las mayores
preocupaciones de los colombianos, en materias como la corrupción, pago de
impuestos, inseguridad ciudadana, los pésimos servicios de salud, desempleo,
educación, costo de la vida, acuerdos de paz y sus consecuencias, conflicto
armado, que aún perdura, es el gran desafió de una elite política altamente
cuestionada por la ciudadanía y que no es extraño que caigan en las encuestas.
Con una Colombia con 26,9% de pobreza, pobreza extrema del
8% y una pobreza multidimensional del 17% y que cuenta con un bajo logro
educativo de un 43,4%, un rezago escolar del 29,3%, todos problemas de larga
data, en un país que ha sido gobernado por grupos políticos de centro derecha,
que, desde el punto de vista práctico, reflejan no tener ningún interés por
resolver los problemas de las grandes de las mayorías del país.
Además, hay que tener en cuenta, que Colombia es un país
subdesarrollado que cuenta con un 10% de desempleo, según cifras oficiales, un
desempleo informal del 46,8%, un 72,7% de los colombianos no tiene un trabajo
formal, además de un desempleo de larga duración del 12%.
Ahora de acuerdo a informaciones procedente de la prensa
colombiana y sin que haya un estudio exhaustivo al respecto, hay alrededor de 5
millones de colombianos que emigraron a Venezuela, por diversas razones, de los
cuales y producto de la crisis venezolana, solo han regresado al país, un poco
más de 300 mil personas.
Concluyendo, según las empresas encuestadoras, nunca se
había registrado en el país un nivel tan bajo de apoyo, hacia un presidente en
los primeros días de su mandato. Las encuestas, además, destacan la caída de
popularidad en las consultas, del ex narco presidente Álvaro Uribe, el que
despliega todos los esfuerzos pertinentes, para manejar bien, a su perfecta
marioneta presidencial.
(*) Analista Político y Comunicador Social
Fuente: http://www.clarindecolombia.info
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