Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez:
Estados Unidos es el campeón mundial del terrorismo asegura
Chomsky, y Colombia quiere ser la campeona latinoamericana de la guerra, para
asegurar la existencia de un gobierno cada vez mas reprochado adentro y
desconcertante afuera, que trata como sea de quedarle bien al amo, infundiendo
en todo su vecindario el nuevo espíritu de la época, que disciplina a la
sociedad igual a como se disciplina a un
batallón de soldados, como dijo Uribe, al invitar a que cada colombiano
fuera un soldado más. El gobierno de los Estados Unidos tiene como política
hacer la paz adentro y promover la guerra afuera y el de Colombia como país
subalterno, hablar de paz afuera y hacer la guerra adentro.
En nombre de las víctimas del conflicto armado (La cuarta
parte del total de población), el presidente Santos recibió un premio nobel de
paz (afuera) y las victimas adentro son negadas y revictimizadas y acaban de
ser rechazadas en su existencia política, porque el partido de gobierno les
impidió acceder a las 14 curules pactadas para el fin del conflicto firmado
entre el estado y la insurgencia mas fuerte de américa hasta entonces. La otra
parte del acuerdo, la insurgencia, que se convirtió a fuerza política, es
acechada con ataques sistemáticos coordinados por distintas instancias
estatales, la fiscalía acosa y acorrala judicialmente a sus dirigentes, fuerzas
“no determinadas” asesinan a antiguos guerrilleros (la cifra supera 80
militantes políticos asesinados) y el presidente y sus ministros, crean
confusión entre el pasado insurgente y el presente político, como excusa para
incumplir los acuerdos y evitar que la paz ocupe su lugar como un derecho
constitucionalmente reconocido que al ser negado de manera consciente, equivale
a un delito de estado.
Como ocurrió en el experimento nazi, en Colombia, el temor,
es usado estratégicamente para unir entre sí a las distintas fuerzas
centrifugas, que se juntaron en el no al plebiscito por la paz y pretenden hacer creer que tienen patente de
corso para llevar al país al despeñadero, ahogar en impuestos y desempleo y
deudas bancarias a la clase media, excluir de todo sistema social a las
mayorías marginadas y empobrecidas y alentar nuevas guerras internas que
faciliten el despojo de las riquezas de biodiversidad y la concentración de
capital en el sector especulativo y financiero. El temor es esparcido entre las
masas como un veneno, sentenciando que todo podrá ir peor si la sociedad no
obedece ciegamente a su gobierno y el temor infundido a sus propios militantes
y simpatizantes del poder es que las minorías, (que en realidad son mayorías)
se van a tomar el poder y a privarlos de sus prebendas, inclusive de su
heterosexualidad y de su machismo. El temor es manipulado, reiterado, hasta que
cuando se necesita salte del temor discursivo a la práctica del terror, que no
resulta difícil en un país donde el régimen Uribe le otorgo impunidad a mas de
35.000 declarados paramilitares, que nunca fueron a juicio, ni hubo seguimiento
sobre su real reincorporación a la vida civil.
Duque en Europa prometió un país entero para que lo
conviertan en su mercado exclusivo y les ofreció las poblaciones de los
territorios ricos y olvidados por el estado, como sus trabajadores, clientes y
productores obligatorios. Afuera la paz, que adentro es guerra. Promociona la
economía naranja basada en la cultura, la creatividad y los principios de los 7
enanitos, mientras adentro los que tejen la cultura en los territorios
(indígenas, campesinos, afro) son perseguidos, bombardeados, sus líderes
asesinados y la población puesta en destierro con hechos de guerra, glifosato,
estigmatización y odio traducido en sufrimiento. Adentro no florece la
capacidad de los enanitos, si no las 7 plagas que destruyen, (corrupción,
clientelismo, exclusión, olvido, otros) y el presupuesto de guerra superior en
cerca de 100.000 veces al de cultura y empleo. La salud no llega al cuerpo de
los marginados y la educación es tratada con desprecio.
La mentalidad de guerra de las fuerzas armadas, no pudo
convertirse en mentalidad de paz y regresó el espíritu del enemigo interno, y
las acciones bélicas tratan de garantizar que las promesas del gobierno se
cumplan. El tono de violencia y arremetida feroz contra la protesta social,
volvió a ser inhumano, para impedir que la gente resista, proteste, hable y se
oponga en defensa de su dignidad y derechos que crece entre la adversidad con
el entusiasmo de los estudiantes, la paciencia de los trabajadores y la
milenaria resistencia indígena, afro y campesina.
El partido en el poder finge no creer en ideologías, ni en
el poder misterioso de los débiles, pero esta dispuesta a seguir a su
líder, mientras este siga siendo lo que
ha sido hasta ahora, un símbolo del hombre frentero, astuto, el mesías, que
tiene la eficiencia tenebrosa demostrada para decidir quién sería el presidente
de la república, el del senado y la agenda de poder a seguir, y de notificarle
al país que quien sea ungido por él entra a su reino (Reich) y quien lo rete
recibirá la desgracia eterna. Es la eficiencia radicalmente contraria al bienestar
y se ampara en hacer que la sociedad acepte el discurso de vender la paz afuera
y hacer la guerra adentro, fruto del autoritarismo eficiente, la violencia
eficiente, la explotación eficiente y el empobrecimiento y la opresión
eficientes.
El partido de gobierno sabe cuándo transformar el temor en
terror para mantener unidos a sus socios, militantes y simpatizantes. En la
siguiente fase será en la calle que se defina la gobernabilidad del gobierno de
Duque y no en las instancias de la democracia desdibujada y lánguida. En esta
fase se sostiene con distractores (venezolanos, conflicto de mares con
Nicaragua, fiscal en corrupción, odebrecht) y promoviendo leyes bárbaras
(cadena perpetua, castración), acoso mediático, linchamientos ilegales y
burocratización que organiza a grupos humanos como medios útiles al fin
específico de negar garantías a derechos, justificando una pretendida
racionalidad técnica que entre cifras e indicadores va negando la realidad,
pero también la historia, la memoria y creando desesperanza y resignación. Las
técnicas del poder están basadas en la transformación de todas las relaciones
sociales y personales en funciones controladas por el aparato de poder, pero
hay nuevas resistencias a centradas, que se organizan y se mueven de otra manera
permanente.
mrestrepo33@hotmail.com
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