Por Rolando Prudencio Briancon:
Todo idioma hablado por cualquier ciudadano del mundo tiene
un acento especial. Por ejemplo, el acento caribeño es muy parecido al que se
habla, ya sea en Cuba, Puerto Rico, Honduras, o cualquier país centroamericano.
Claro que cada uno tiene un dejo especial.
Ese es el caso por ejemplo de la pronunciación del español
por parte de los argentinos y los uruguayos, que es muy similar. Desde luego
que aunque son muy parecidos, no dejan de haber las diferencias -como las que
hay éntrelos centroamericanos- y no tanto en el tono, sino en cuanto a lo que
difamadoramente se dice, con la clara intención de injuriar a un país que como
Cuba ha demostrado desprendidamente solidaridad con sus pares, que es el
canallesco caso de Luis Almagro.
Y es que realmente es reprochable que Luis Almagro
alevosamente acuse a: “Gente con acento cubano”-como si además el mismo no
pudiese ser fingido- de estar detrás de las torturas de 11 venezolanos dentro
la misma Venezuela, cuando perfectamente sabe cómo ex simpatizante tupamaro, la
vocación internacionalista de la Revolución cubana, que la gente con acento
cubano es la del “acento de la solidaridad” que practican en las misiones
Barrio Adentro en las barriadas pobres de Caracas, atendiendo afecciones de
salud, o de alfabetización. O el de la lucha contra el ébola en Sierra Leona
que ha sido desbordantemente destacado por la presidente de la OMS Margaret
Chan.
Claro que por
contrapartida el acento de alevoso agente proyanqui es el que expresa a
cabalidad Almagro; y no sólo por esta acusación contra Cuba, sino por el pelele
papel que juega como Secretario General de la OEA, quien se quedó caninamente
callado cuando hace poco EE.UU., e Israel votaron porque siga el embargo
estadounidense contra Cuba. ¿No era acaso el momento de que Almagro como
latinoamericano y secretario de la OEA le pida cuentas a Trump por esa su
trasnochada insistencia de mantener el embargo; a pesar de que son los únicos dos
que quedan? ¿O su infame insistencia de mantener el decreto -ratificado por
Trump- que declara a Venezuela una amenaza para los EE.UU.? ¿Por qué Almagro no
tuvo, y no tiene el valor de pedirle cuentas a Trump en su calidad de
Secretario General de la Organización de los Estados AMERICANOS, sobre
enfermiza obsesión contra Cuba y Venezuela?
La respuesta es más que obvia. La oscurantista orden de
tirar a matar contra Cuba vino desde Washington, y este su cipayo sirviente
tiene que ganarse unos porotos.
No pudieron con Cuba más de una docena de presidentes, y
tampoco podrá éste trasnochado orate de Trump, ni su malnacida mascota de
Almagro que se queda callada ante el amo, pero ladra contra la revolución
cubana y venezolana, porque pese a quien le pese siguen avanzando.
prudenprusiano@gmail.com
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