Por Carlos E. Lippo:
“Si el sistema capitalista nos ataca es porque somos un
peligro para las élites"
Gustavo Borges Revilla, analista político venezolano,
director del sitio de investigación Misión Verdad
Tal como hemos venido señalando en anteriores trabajos, una
guerra de cuarta generación en su variante financiera nos ha venido siendo
aplicada por el imperio desde hace ya muchos años, tantos como los años
transcurridos desde que el Comandante Chávez declarase de manera expresa el
carácter anti imperialista de nuestra revolución, a mediados del año 2004 (1).
Las principales puntas de lanza del imperio en el desarrollo
de la guerra bajo esta variante fueron al inicio las llamadas empresas
“calificadoras” de riesgo financiero: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch,
entre las más connotadas, las cuales sin ningún vestigio de escrúpulos ni de
profesionalismo, establecieron el llamado “riesgo país” de Venezuela en niveles
muy superiores a los que ellas mismas establecían para otros países de la
región con economías comparables a la nuestra, como Colombia, pero agobiada en
aquel entonces por una guerra interna de más de medio siglo y hasta de países
con economías mucho más pequeñas, como Jamaica y Panamá, no exportadoras de
petróleo ni de ningún otro recurso estratégico, por añadidura. Y todo ello en
una época en la cual nuestro país, que se encontraba en absoluta paz, había
logrado que le certificaran las mayores reservas de hidrocarburos del planeta y
disfrutaba de unos precios mundiales del petróleo superiores a los 100 dólares
por barril.
Al atribuir a nuestro país, por razones estrictamente
políticas, un nivel de riesgo financiero muy por encima del que realmente
debería tener con base en criterios de orden económico y financiero, se le hizo
víctima de forma casi inmediata de un fuerte impacto adverso caracterizado por:
• Una casi
absoluta falta de participación del “capital productivo internacional” en
proyectos de inversión no vinculados a la producción de hidrocarburos, de la
cual logramos sobreponernos gracias a la participación de países amigos, que
como China, Rusia, Bielorrusia e Irán, han venido invirtiendo en una gama
importante de proyectos en diferentes áreas.
• Un
continuo y progresivo encarecimiento de la deuda externa en divisas que se ha
vio precisado a contraer el país con los agentes del mercado internacional para
financiar proyectos de inversión, por tener muy poco o ningún acceso a créditos
de los organismos multilaterales controlados por los Estados Unidos (Fondo
Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo), por
negarse a aceptar las condiciones de entrega de la soberanía económica que
tales organismos exigen.
Las condiciones para el acceso a los mercados financieros
internacionales se fueron haciendo tan “leoninas” bajo la acción de las
calificadoras de riesgo, que PDVSA tuvo que dejar de emitir títulos de deuda en
divisas en el año 2009 y la República en el 2011, conformándose de esta manera
una especie de bloqueo financiero
virtual a Venezuela promovido por el imperio; bloqueo que se hizo absolutamente
real con la emisión de una orden ejecutiva de Donald Trump, vigente desde el 25
de agosto de 2017, contentiva de las primeras sanciones de carácter
económico-financiero aplicadas a la República y a su empresa matriz del sector
de los hidrocarburos (PDVSA) (2), aunque ya con anterioridad, desde el mes de
mayo del mismo año la misma administración Trump, en cuatro oportunidades,
había aplicado sanciones de naturaleza financiera a 25 funcionarios miembros de
los distintos poderes públicos del Estado Venezolano, desde el Presidente
Maduro hasta el constituyentista Herman Escarrá.
Bajo la redacción general y ambigua característica de las
órdenes ejecutivas imperiales, ésta del 25 de agosto establece sanciones
destinadas a: bloquear el acceso del estado venezolano y la empresa estatal
PDVSA a nuevas fuentes de financiamiento en dólares; bloquear todas las
operaciones con dos títulos valores (bonos) emitidos legalmente por PDVSA; e
impedir la percepción de los dividendos resultantes de las operaciones de su
filial CITGO en territorio estadounidense. Sin embargo dada la supremacía del
Sistema Petrodólar a nivel planetario, en la práctica se trata de la exclusión
de Venezuela de toda transacción financiera internacional, lo que nos ha venido
dificultando de manera extrema la importación de alimentos, medicinas y otros
bienes e insumos de primera necesidad, así como de un bloqueo bancario total
contra PDVSA, con el propósito de imposibilitar las transacciones directas de
hidrocarburos.
El impacto de estas sanciones es de tal magnitud, que de
ellas ha dicho Peter Koening (3), economista y analista geopolítico de origen
estadounidense, ex funcionario del Banco Mundial, que se trata de las más
amplias sanciones económicas de la historia, siendo representativas de una
guerra financiera directa que prácticamente paralizaría a Venezuela y que
constituyen además un crimen de guerra, ya que ponen en peligro y amenazan las
vidas del pueblo venezolano.
Para endurecer este real bloqueo financiero Trump suscribió,
a comienzos de 2018, dos nuevas órdenes ejecutivas contentivas de amplias
sanciones económico-financieras:
• La del 19
de marzo, que prohíbe "todas las transacciones vinculadas, provisiones de
financiamiento y otros negocios por parte de una persona de Estados Unidos o
dentro de Estados Unidos, con cualquier moneda, divisa o ficha digital",
emitida por el gobierno de Venezuela desde el 9 de enero de 2018 (4), con el
propósito expreso de bloquear a “El Petro”, nuestro criptoactivo respaldado
actualmente por nuestras reservas petroleras.
• La
emitida el 21 de mayo (5), al día siguiente de las elecciones presidenciales en
las que resultase electo Nicolás Maduro, para ejercer la máxima magistratura
del país durante el próximo período 2019-2025, en la cual entre otras cosas se
prohíben: todas las transacciones relacionadas con financiamiento para el
gobierno de Venezuela por parte de empresas y ciudadanos estadounidenses, o que
guarden relación con Estados Unidos; la compra de cualquier deuda expedida por
el gobierno de Venezuela, incluso aquellas facturas que aún no se hayan pagado;
la venta, transferencia, asignación o garantía otorgada a colaterales por el
gobierno de Venezuela; así como el poseer acciones en cualquier entidad en la
que el gobierno sea accionista mayoritario con un porcentaje del 50% o mayor.
Tengo plena confianza en que esta larga introducción sirva
para demostrar que el imperio, inicialmente por medio de instituciones privadas
interpuestas, las calificadoras de riesgo, y luego de manera directa por medio
de sanciones impuestas por la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros)
de su Departamento del Tesoro, nos ha venido aplicando un cerco financiero que
llevando ya casi 3 lustros, es la principal causa de las extremas dificultades
materiales por las que estamos atravesando, siendo él mismo quien se empeña en
gritar a los cuatro vientos junto a sus corifeos nacionales e internacionales,
que se trata de una crisis humanitaria causada por la incapacidad del Gobierno
Revolucionario; considero que habrá de servir también para demostrar que las
sanciones asociadas a la orden ejecutiva vigente desde el pasado 1° de
noviembre, relativas a ciertas restricciones a la venta de oro por parte de
Venezuela, objeto central de estas notas, distando mucho de ser las primeras,
sólo son las más recientes sanciones que nos pretende aplicar el imperio en
medio de la lucha que debe continuar librando para tratar de sobreponerse a su
propia e irreversible decadencia.
De entrada es necesario comenzar por decir que dichas
sanciones con las cuales se estaría pretendiendo trastocar las exportaciones de
oro desde Venezuela, al prohibir a los ciudadanos y empresas estadounidenses
negociar con empresas e individuos que trabajen en la "corrupta y engañosa"
venta de oro venezolano (6), tienen una justificación mucho más falaz que todas
las anteriores, ya que una presunta venta de alrededor de 20 toneladas de oro a
Turquía a comienzos del 2018, en la cual parecen haberlas fundamentado, que por
lo demás el país estaría en su pleno derecho de hacer, no fue tal venta sino
una exportación acordada del mineral con el propósito de refinarlo y
certificarlo como oro monetario susceptible de ser incorporado a las reservas
del Banco Central de Venezuela, una operación perfectamente normal y legal que
antes se hacía con países como Suiza e Inglaterra, pero que se ha vuelto
extremadamente riesgosa de hacer con ellos debido a su dependencia del poder
imperial. Así lo señaló a mediados de año (julio de 2018) el ministro de minería,
Víctor Cano, al declarar textualmente: “No es ningún contrabando a Turquía. Son
convenios que están firmados entre BCV y Turquía. Es un oro que se está
produciendo en Venezuela y certificado por nuestro registro de origen, con
todos nuestros controles internacionales para hacer la exportación y luego la
importación de ese oro ya refinado” (7) y adicionalmente, “(La certificación la) Hacíamos en Suiza y ya
no se hace en Suiza. Se hace en países aliados porque imaginen que se envía el
oro a Suiza y por sanciones nos dicen que allí se queda”.
Sostengo responsablemente que se trata de unas sanciones
absurdas por ser prácticamente inaplicables, porque ¿qué razones podría tener
Venezuela para vender oro a los Estados Unidos, a pesar de ser éste el país que
mayor cantidad de este mineral está adquiriendo en la actualidad, o en todo
caso de negociarlo a través de ciudadanos o empresas estadounidenses, cuando
países comprobadamente amigos como Rusia, China e India, con los cuales tiene
actualmente muy activas relaciones comerciales, se encuentran también entre los
primeros diez países compradores de oro en el mundo? (8).
Igualmente sostengo que sólo se trata de una burda maniobra
política destinada a mejorar el posicionamiento de los candidatos republicanos
en el estado de Florida en víspera de las elecciones del 06 de noviembre, así
como de seguir apuntalando la matriz mediática de país forajido que llevan
tiempo intentando atribuir a Venezuela y a otros países amigos; sostengo esto,
basándome en los siguientes hechos:
• Las
sanciones, que fueron anunciadas por el asesor de seguridad de la Casa Blanca,
el “impresentable” John Bolton, en lugar de por algún alto funcionario de los
departamentos de estado o del tesoro, como ha venido siendo lo habitual, fueron
presentadas ante una audiencia de venezolanos y cubanos “gusanos” en la
“Freedom Tower” (Torre de la Libertad) de Miami, una edificación tristemente
célebre por ser la que alojó a los primeros refugiados cubanos de la década de
1960; un anuncio que curiosamente fue hecho
un día después de que Trump hiciese campaña en Florida para los
candidatos republicanos al senado y a la gobernación (9).
• Una muy
reciente encuesta divulgada por el asqueroso pasquín que lleva por nombre “El
Nuevo Herald” (10), al señalar que los “hispanos” de la Florida votarán
mayoritariamente por candidatos demócratas, prácticamente atribuye el triunfo a
Bill Nelson (senado) y a Andrew Gillum (gobernación), lo que constituiría un
duro golpe para el actual senador federal por ese estado y firme aliado de
Trump con quién comparte la misma neurosis contra Venezuela, “Narco” Rubio.
• Unas
falaces acusaciones proferidas al día siguiente del anuncio por Marshall
Billibgslea, subsecretario para el financiamiento al terrorismo del
Departamento del Tesoro, quien señaló textualmente en una conferencia en el
“Brookings Institution”: “Hemos visto 21 toneladas métricas o más que han ido a
Turquía, y hemos vistos empresas turcas reemplazar muchas de las empresas
alimentarias que incursionan en la corrupción relacionada al programa e cajas
de comida CLAP”, así como también: “este oro sale del país sin ninguna de las
precauciones habituales para garantizar que los fondos sean auditivos (¿!) y
catalogados debidamente como pertenecientes a las arcas del Estado y para ser
utilizados en pro de los ciudadanos” (11).
• Un más
que necio planteamiento de Bolton en la ocasión de hacer el anuncio, relativo a
que el anunciado decreto contra
Venezuela, pide a los secretarios de estado, Mike Pompeo, y del tesoro, Steven
Mnuchin, que "identifiquen sectores de la economía venezolana" que
podrían estar sujetos a nuevas sanciones de EE. UU (12).
Para terminar sólo me resta señalar que la escasa o nula
trascendencia que nuestro gobierno ha dado a tales sanciones, a juzgar por el
hecho de que no he logrado conseguir en la Red ningunas declaraciones al
respecto, sirve para confirmar mi planteamiento de que se trata de unas
sanciones absolutamente absurdas; sin embargo, no podemos por ello bajar la
guardia pues ellas pudiesen ser el preanuncio de nuevas sanciones del mismo
tipo pero orientadas a otros sectores, como el petrolero, que si pudiesen
generar un nuevo impacto adverso sobre nuestra muy golpeada economía.
¡Hasta la Victoria, Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(1)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=208217
(2)
http://albaciudad.org/2017/08/trump-impone-nuevas-sanciones-contra-venezuela/
(3)
http://www.ensartaos.com.ve/internacional/carta-abierta-al-presidente-maduro-la-realidad-del-bloqueo-de-trump/
(4)
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43464908
(5)
http://talcualdigital.com/index.php/2018/05/21/estados-unidos-ordena-nuevas-sanciones-economicas-para-el-gobierno-de-venezuela/
(6)
https://actualidad.rt.com/actualidad/294195-eeuu-nuevas-sanciones-venezuela
(7)
https://lta.reuters.com/article/domesticNews/idLTAKBN1K82KE-OUSLD
(8)
https://www.msn.com/es-ar/finanzas/economy/los-10-pa%C3%ADses-con-las-mayores-reservas-de-oro-y-d%C3%B3nde-queda-espa%C3%B1a/ar-BBLi38R?li=AA4RBE
(9)
https://venepress.com/article/Trump-firmo-decreto-contra-exportaciones-oro-deVenezuela1541093706112
(10)
https://www.elnuevoherald.com/noticias/sur-de-la-florida/article220942705.html
(11)
https://venepress.com/article/Por-que-EEUU-sanciono-el-comercio-de-oro-venezolano1541277541775
(12)
https://www.aporrea.org/economia/n333715.html
celippor@gmail.com
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