Por Richard Canán:
El yerno de Ledezma
Es asombroso el freno de mano que acaban de meter los medios
de comunicación venezolanos subordinados a la rancia derecha criolla. Callan
sin ningún tipo de rubor, luego de semanas explayándose en difundir noticias de
cómo un enorme contingente de sufridos “exiliados” venezolanos habían tomado
por asalto todas las agencias de bienes raíces de la capital española, en un
bacanal inmobiliario para adueñarse de las mejores urbanizaciones de Madrid.
Sin lugar a dudas con mucho dinero mal habido.
Pero la línea editorial ha cambiado. Ahora solo hay
silencio. Un mutis sepulcral. Y es que en medio de la investigación adelantada
por la “Brigada Central de Investigación de Blanqueo de Capitales de la Policía
Nacional española” salió a relucir el nombre de un imberbe de nacionalidad
argentina llamado Luis Vuteff García.
Este es un personaje secundario en una enorme trama
policial-mafiosa, pero ostenta el nada honorable título de yerno del proto
prócer de la derecha venezolana, el “presidenciable” (según orden de
operaciones del Departamento de Estado), Antonio Ledezma.
El desventurado familiar de Ledezma cayó preso en el marco
de la Operación “Carabela”, ya que era el principal administrador de la empresa
“gestora de capitales ColumbusOne”, con la cual realizaban operaciones de
“blanqueo de capitales”, mediante la adquisición de infinidad de inmuebles y
hoteles. En la punta del iceberg apenas aparecen “130 inmuebles en Madrid y
Marbella, valorados en más de 72 millones de euros”. El pillaje y la ratería
parecen tener aún mayores proporciones.
En medio de este latrocinio y para asegurar la captación (y
lavado) de recursos para mantener el estilo de vida de su “casi” menesteroso y
humilde suegro (pero que vive en España a todo lujo y viaja alegremente por
todo el planeta), Vuteff García registró en Madrid una modesta fundación de
nombre “Crecer Sin Fronteras”, supuestamente para ayudar de manera
desinteresada y altruista a los migrantes llegados al reino español. Que
descaro.
Este señor aparece sin pena alguna, haciendo lobby por su
suegro, ante presidentes, reyes, príncipes y demás personajes de la logia
conservadora mundial. Mientras hacía en paralelo sus fraudulentos negocios al
margen de la ley.
Ledezma por supuesto puso cara de circunstancias. Ha caído
víctima de un ataque de nervios, por ser sometido y expuesto nuevamente al
escarnio público. Por ahora ha bajado su perfil esperando que pase el aguacero.
Ha hecho silencio, un vergonzoso silencio. Propio de los cómplices que están
obligados a defender a sus secuaces.
Cómo explica Ledezma que, bajo su techo, su avispado yerno
lavara millones de dólares en ostentosas operaciones inmobiliarias. Puro
descaro. Pero Ledezma es un zorro viejo de la política, viene del mismo partido
de tracaleros y rateros que Ramos Allup (que también tiene tiempo callado,
cabizbajo). Así que, haciéndose el musiú, soltó por sus redes sociales un
escuetísimo comunicado expresando su asombro y consternación: “Está en curso
una investigación. No voy a hacer señalamientos anticipados. Dios se encargará
de colocar en la cima de nuestro cielo la verdad.
La gente tiene que tener la seguridad que este que está
aquí, no tiene ni una mancha ni en el alma ni en la conciencia”. Súbitamente
Ledezma se volvió devoto del Señor y como las hermanas de la Orden de los
Carmelitas Descalzos, se afana en rezarle todas las noches a San Juan
Nepomuceno:
“Abogado del buen nombre y el honor,
Dígnate apartar de mí toda infamia y mentira,
Toda habladuría, mala lengua, difamación,
Falso testimonio, calumnia y humillación,
Toda intriga, deshonra, mala fama y confusión pública
Que por cualquiera parte me amenace,
Y concédeme que disfrutando yo
De los honores y bienes de la tierra, no pierda los eternos
Que para sus escogidos tiene el Señor
Preparados en el Cielo”.
Amén.
(Nota: El pecador Ledezma debe rezar en cuclillas la Salve y
el Padrenuestro. Además de darse 100 latigazos de autoflagelación).
Evidentemente que este caso ha generado muchas suspicacias y
dudas. Pañuelo en la nariz. Pareciera que, directamente, el negocio en cuestión
pudiera ser propiedad de Ledezma, y el yerno solo puso su nombre; o
indirectamente, el yerno operaba su propia lavandería, pero compartía con
Ledezma parte de sus coimas, a modo de subvención, con el fin de mantener a su
“indigente” suegro. Como en una serie policial (digna del Profesor T), parece
que el yerno es solo una mampara, el socio visible dentro del velo corporativo
delincuencial. Para no especular más, un testaferro con todas las de la ley.
En todo caso, el lavado de millones de dólares ocurría en las
narices de Ledezma, ahora devenido en santo, cogido en su buena fe. Un inmoral
yo no fui, para desentenderse de los negocios turbios del yerno. Se imaginan a
Ledezma de presidente (su eterno sueño malogrado), poniendo a valer a todos sus
familiares, amigos y financistas. Algo huele mal en Dinamarca diría
Shakespeare.
La peor inmoralidad ocurre en los medios de comunicación
venezolanos. Puesto el tapabocas ahora miran para otro lado. Igual hicieron con
los Panamá Paper, cuya lista de clientes está llena con los apellidos del
mantuanaje más rancio de este país. Es silencio cómplice, lleno de inmoralidad.
rumbos200@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario