Por Rolando Prudencio Briancon:
Como el elefante ante una hormiguita Trump trémulamente le
ha ordenado a su pinche perkin de Peña Nieto que por nada del mundo permita que
la caravana de migrantes hondureños, pasen por su territorio y lleguen hasta la
frontera -otrora ex territorio mejicano, por eso lo de pinche perkin- con los
EE.UU., y se metan a la tierra prometida.
Realmente ya estamos viviendo tiempos de paradojas, pues en
plena modernidad han vuelto los miedos medievales, cuando los emperadores
mandaban a cavar fosas alrededor de sus castillos, y las llenaban de agua y
cocodrilos para que no pasen los bárbaros. Eso mismo es lo que está sucediendo
en estos tiempos, en el que el emperador ha ordenado a su vasallo a que
disponga a sus fuerzas de seguridad que no permita que transiten por su
territorio los migrantes hondureño, para que no se asomen a los límites de la
frontera con EE.UU.
Cabe hacer notar que los territorios por los que pretenden
traspasar los hondureños, fueron los que EE.UU., se apropió y se robó hace más
de un siglo y medio atrás, y más de la mitad que tiene hoy los mexicanos, por
lo que no deja de ser un atrevimiento de Trump que ordene al gobierno mexicano
que les cierre el paso para que no lleguen a los EE.UU., cuando él no tiene el
valor de hacerlo. Y es que ése el complejo del ratero, que ni siquiera tiene el
valor de hacer respetar lo que se robó.
Trump ya tuvo otro atrevimiento cuando decidió construir el
Muro en la frontera con México, a poco de asumir su presidencia; y hoy que no
ha podido materializar lo que ofreció a sus electores, ha salido con el
expediente fácil, y cobarde de pedir a quienes les robó su territorio que sean
quienes hagan de escuderos de los EE.UU.
Realmente el nuevo gobierno de México de Manuel López
Obrador debutará con este gran desafío, que no es otro que sopesar entre:
Soberanía o Sometimiento, y que no es más que el eterno dilema mexicano de
estar: tan lejos de Dios, pero tan cerca de los EE.UU., pero que al parecer
ésta fatalidad geográfica es la que por primera vez le ha empezado a romper los
nervios a los norteamericanos, que deben estar maldiciendo la hora en la que son
vecinos de México, y de haberse apropiado de lo ajeno.
Y no es que los militares mexicanos, o los yanquis no puedan
meter bala y hacer retroceder a los hondureños, pero ¿cuál el costo ante la
opinión pública internacional de un potencial genocidio? Ése es el jaque en el
que se encuentra la reina, y por el que ha pedido a su peón que se ponga en
frente, porque los de abajo, los de las honduras van a meterse al castillo; el
cual parece ser uno de arena.
prudenprusiano@gmail.com
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