Por Homar Garcés:
La liturgia, la jerga y los rituales utilizados regularmente
por el chavismo gobernante y que rememoran -en mayor o menor medida, según como
sean éstos observados- la ortodoxia de la vieja izquierda marxista-leninista
son, contrariamente a lo pensado y buscado por sus promotores y principales
beneficiarios, elementos que sirven para cuestionar y poner al descubierto su
propia praxis al mando del Estado.
El cuerpo doctrinario del chavismo, al emparentarse
prácticamente sin discriminación alguna con todos los ismos derivados de la
teoría de la historia iniciada por Karl Marx y Friedrich Engels, vuelta ahora
en teoría política (o teoría social crítica) se muestra muy al gusto de
intelectuales y militantes de las organizaciones (en especial, extranjeros) que
se identifican con estos postulados, dando por sentado que bastará con su sola
enunciación para transformar, por ejemplo, a un empresario y a sus trabajadores
-de los cuales, valga aclarar, extrae la plusvalía que lo enriquece- en émulos
consumados del socialismo revolucionario, lo que se extiende a burócratas y
militares que estarían (según la nomenclatura oficial) subordinados al poder
popular revolucionario debidamente organizado.
Si a ello se le agrega el hecho cierto del culto a la
personalidad de Hugo Chávez y, ahora, de Nicolás Maduro, bien se podrá
concluir, sin pecar de exageración, que existe una perversa apología de la
revolución, semejante a lo hecho en la extinta Unión Soviética, con las
consabidas consecuencias que ello tuvo para el futuro de la revolución
socialista en este extenso conjunto de naciones, lo mismo que a escala mundial.
Todo esto aceptado acríticamente, incluso por quienes disponen de un mayor
bagaje ideológico e intelectual (como los exmilitantes del Partido Comunista y
de la Liga Socialista, por ejemplo) respecto al conocimiento teórico del
socialismo.
Lo que debiera ser y consolidarse como una amplia alianza de
fracciones de clase, orientada a la conquista definitiva del poder y a la
constitución de una nueva hegemonía (de extracción popular, claro está) sólo
sirve para asegurar y multiplicar los votos requeridos por la dirigencia
chavista en cada elección nacional, regional y municipal.
Además, se debe decir que entre las filas del chavismo se
obvia que la eficacia de la maquinaria estatal tiene que estar orientada a
producir una finalidad dinámica y, como tal, ajustada a los requerimientos de
la amplia población sobre la cual éste actúa. En este caso, la finalidad sería
la solución de los problemas públicos. En un primer plano. Luego,
adicionalmente, una vez reemplazados los viejos patrones burgueses liberales
que obstaculizan la práctica cotidiana de una verdadera democracia
participativa o directa, contribuir a la protección y a la consolidación de
espacios autonómicos, conformados por ciudadanos conscientes, responsables,
productivos y emancipados, es decir, capaces de asumir por sí mismos el destino
del entorno en que residen, desde la escala local hasta su escala nacional.
Ciudadanos que, asimismo, deben estar dotados de una visión más amplia de la
vida social que la simple visión de una convivencia interna, armoniosa y
satisfecha de sí misma; volcada exclusivamente hacia el grupo o comunidad a que
pertenecen o están integrados. Inspirados todos, sería lo ideal, por una
voluntad (individual y colectiva, sin que alguna margine o subordine a la otra)
de hacer algo en común que trascienda lo existente hasta ahora. –
mandingarebelde@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario