Richard Black acusó a Washington de complicidad con los
terroristas en Siria y apuntó contra las estrategias de su país en Medio
Oriente.
El senador estadounidense Richard Hayden “Dick” Black
advirtió que el terrorismo que golpeó a Estados Unidos el 11 de septiembre de
2001, con los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, es el mismo que
afecta desde hace casi siete años a Siria. “Son uno y el mismo”, resumió Black,
que días atrás visitó el territorio sirio y se reunió con el presidente Bashar
Al Assad y funcionarios del gobierno de Damasco.
En una reunión que mantuvo con el titular del Parlamento sirio,
Hamoudeh Sabbagh, el senador republicano por el estado de Virginia consideró
que su país ayuda a los grupos irregulares que se encuentran en la provincia
siria de Idlib, uno de los últimos bastiones de los yihadistas.
“Las medidas coercitivas unilaterales impuestas por algunos
países occidentales sobre Siria son un delito y una violación de las leyes
internacionales”, agregó Black y lamentó el enfoque de la casa Blanca hacia
Siria, cuyo principal objetivo es difundir la sedición sectaria entre sus habitantes.
En la reunión entre Assad y Black, difundida ayer en los
medios, el mandatario sirio afirmó que las políticas de amenazas, sanciones y
apoyo al terrorismo son típicas de Estados Unidos. Assad indicó que los líderes
mundiales deben optar por asegurar la paz en Siria en vez de fomentar las
luchas internas y desestabilizar al resto de las naciones.
En el encuentro con el presidente sirio, Black aenfatizó que
las políticas impulsadas por las sucesivas administraciones estadounidenses con
respecto al Medio Oriente fomentaron la desconfianza entre la gente de la
región y han hecho “añicos” su creencia en las estrategias de Washington. Black
manifestó la importancia del retorno de la vida a muchas áreas liberadas por el
Ejército Árabe Sirio, situación que genera la esperanza de que la paz y la
estabilidad prevalezcan en todo el país y y el terrorismo sea derrotado.
El senador estadounidense también se reunió el domingo
pasado con Bouthaina Shaaban, la asesora política y de medios de comunicación
del mandatario sirio. Durante el encuentro, el senador explicó que Occidente
debe entender que los “militantes” que luchan contra el gobierno de Damasco en
Idlib están todos afiliados al grupo terrorista Frente Al Nusra (autoproclamado
Frente Fath Al Sham), vinculado a Al Qaeda.
Black alertó sobre el objetivo de la administración de
Donald Trump para prolongar la guerra en Siria y de los planes informados por
los servicios de inteligencia británicos para organizar un ataque químico en
Idlib y culpar a Damasco para justificar una agresión militar contra Siria. En
los últimos días, el Ministerio ruso de Defensa reveló que Estados Unidos,
junto con Gran Bretaña y Francia, alista un ataque contra Siria en respuesta a
un falso ataque químico que tratan de montar los terroristas en Idlib.
Las declaraciones de Black se sumaron a un nuevo escándalo
del gobierno estadounidense, luego de que se conociera que el presidente Trump
ordenó asesinar a Bashar Al Assad. Esta revelación forma parte del libro Fear:
Trump in the White House(Miedo: Trump en la Casa Blanca), escrito por el
reconocido periodista Bob Woodward.
Hace dos días, un adelanto del libro fue publicado en el
diario Washington Post en el que se reflejan las tensiones en la Casa Blanca
suscitadas en torno al bombardeo con misiles de Estados Unidos, Francia y Gran
Bretaña contra Siria en abril pasado.
Según la investigación, Trump ordenó en una conversación
telefónica con su secretario del Departamento de Defensa, James Mattis, matar
al presidente de Siria, algo que el jefe del Pentágono se negó, diciendo que
“no harían nada de eso”.
Por estos días, la tensión más grande en el territorio sirio
se centra en Idlib, ya que Siria, Rusia y sus aliados anunciaron una inminente
operación militar contra los grupos terroristas que operan en esa región.
Frente a esto, Washington, las potencias europeas y la dirección de Naciones
Unidas demandan que los ataques se retrasen bajo el argumento de generar una
nueva crisis humanitaria.
Esta semana, desde Moscú instaron a Occidente a no obstaculizar
con declaraciones contradictorias la situación en torno a Idlib. La portavoz de
la cancillería rusa, María Zajárova, declaró que “la amenaza global en el
noroeste de Siria debe ser eliminada”, por lo cual los socios no deberían
obstaculizar este proceso con las señales contradictorias”.
“Llamamos a todos quienes comparten nuestras estimaciones de
la amenaza terrorista a emprender más esfuerzos activos para que los opositores
armados, en los cuales pueden influir, se separen de los terroristas. En ello
vemos también el papel del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de
Mistura”, expresó la funcionaria.
El martes, cazas rusos atacaron varios almacenes de armas y
depósitos pertenecientes al Frente Al Nusra donde albergaban aviones no
tripulados en las afueras de las zonas residenciales de Idlib.
Por su parte, el gobierno sirio volvió a acusar a Estados
Unidos de proveer armas a los grupos terroristas. El primer secretario del
Departamento de Relaciones Internacionales de la Cancillería siria, Alaeddin
Said Hamdan, reveló que Washington proporcionó una gran cantidad de armas y
municiones a grupos terroristas como ISIS y el Frente Al Nusra. El funcionario
explicó que estas armas fueron entregadas a los extremistas “a través de
terceros países, entre ellos, los de Europa del Este, Ucrania y los países
balcánicos”.
La provincia de Idlib, que según el censo de 2010 tenía casi
165.000 habitantes, fue ocupada en 2015 por grupos irregulares armados y el
Frente Al Nusra. En 2017, Idlib comenzó a formar parte de la zona de distensión
del norte de Siria patrocinada por Turquía, que es junto con Rusia e Irán
garante de la tregua en Siria, establecida un año antes. Debido a las presiones
del gobierno de Recep Tayyip Erdogan, Idlib se convirtió en destino de evacuación
de los terroristas procedentes de otras regiones de Siria y contrarios a la
reconciliación con Damasco. La posición de Turquía con respecto a un posible
ataque a la provincia es de suma importancia, porque Ankara busca extender su
ocupación territorial en Siria, como lo hace desde principios de año en Afrin,
región kurda del norte del país, que fue bombardeada y después controlada por
las tropas turcas en alianza con los mismos grupos terroristas que combate
Damasco, Teherán y Moscú.
leandroalbani@gmail.com
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