Qué tristeza es ver a mi país como un cadáver, destrozado en
todas sus instituciones, en su Constitución, en sus leyes, que responden al
delirio de un dictador votado por el pueblo, o tal vez, surgido mediante el
fraude. No hay mejor dictadura que la que viene mediante el engaño de una
votación, donde no se cumple nada de lo que se prometió, y se miente desde los
aportes de campaña, donde sus cómplices
mafiosos, son sus funcionarios, legisladores y la gran mayoría del Poder
Judicial, incluida la Corte Suprema de Justicia, que arrastra sus hilachas como
una vieja desprolija y sucia.
Excelente composición de imágenes de Revista Barcelona Digital
Y esto sucede, cuando esos delincuentes, obedecen como
ovejas de rebaño, a lo que llamamos el Poder Mundial, que no es otra cosa que
una lacra oligarca, salvaje, insensible y criminal, que quiere perpetuarse,
despóticamente, con mentiras emitidas por todos los medios hegemónicos y
apoderarse del mundo, de sus riquezas y que procura esclavizarnos, a como dé
lugar.
¿Y qué es la muerte de un país? Nosotros ya vivimos varias agonías, pero ésta
va muy acelerada. Diría que en términos mortuorios, sólo nos falta el entierro
final.
Los fraudes, circos y falsedades, se llevaron puesto nuestro
honor, ese que fue ganado con largas luchas, llevadas a cabo por gauchos,
indios, caudillos, héroes, que no fueron más que hombres y mujeres, que
murieron por la dignidad de la patria o
que dejaron lo mejor de sus vidas, como los presidentes Hipólito Irigoyen, Juan Domingo Perón, Arturo
Illia, Raúl Alfonsin y Néstor con su esposa Cristina Kirchner.
Fueron pocos, pero hicieron mucho.
Y no estoy diciendo, que en estas presidencias no hubo
errores ni corrupción, como lo hubo en todos los países del mundo y en todas
las épocas. Porque mi experiencia, como analista política, me ha enseñado que,
desde un simple inspector de tránsito, para dar un ejemplo, por el hecho de
poder hacer o perdonar una multa, puede
corromperse, porque el poder se ampara en el hecho de que puede evadir la
prueba y en eso consiste la corrupción a diferencia del delito común.
Y sin justificar ninguna corrupción, quiero analizar, los
resultados de cualquier gestión de gobierno.
¿Son iguales todos?
La respuesta es no. Un gobierno puede ser o no, popular y resultar un buen gobierno, muy positivo
para todo el pueblo, amparando a los que menos tienen y valorando a los
empresarios que cumplen las leyes. Sin dudas, nadie puede ignorar el
reconocimiento popular que tuvieron estos
presidentes argentinos, que he mencionado. Tanto por sus obras de
infraestructura como por el reconocimientos de los derechos humanos a toda la
comunidad, que se tradujo en un amor recíproco
entre el gobierno y la mayoría de sus habitantes.
Pero hoy, la usura, el robo, la impiedad y la maldad suprema
de los hombres más ricos de la tierra, ha cambiado la historia de la humanidad
y mi patria no ha sido la excepción, ayudado por los vende patrias que hoy
gobiernan la república. Sin estos secuaces de adentro, mi país no estaría en el
dolor de una agonía insoportable.
La tecnología a
superado, en su accionar lento y constante, al razonamiento humano. El egoísmo
y la ceguera que implica no tener que verse reflejado en el otro, nos ha llevado por mal camino. Y no sé si este
estado de mi patria, se ve reflejado, tal cual,
en otros países. Porque los medios hegemónicos y sin amor a los seres
humanos, nos presentan una realidad virtual, que nos hace vivir felices, entre
bienes materiales, mientras nuestros pequeños hijos, no saben cómo hacer para
que sus padres vuelvan a una realidad,
donde sus ojos estén puestos en ellos y no en una pantalla virtual. O sea, que
dejen de ser seres autómatas y cada día más indiferentes a lo que sucede a su
alrededor.
Como dije, mi patria está muerta. Hay territorios, empresas
nacionales y riquezas, que ya no son nuestros. La Patagonia está siendo vendida
a los ingleses, israelitas y yanquis, pero el dinero no sabemos dónde está.
Mejor dicho, lo imaginamos. Tampoco sabemos, adónde van las sumas que pagamos
por impuestos, tarifas y aportes obligatorios. Los más
necesitados, pagan más que los terratenientes del campo, que las mineras, que
Monsanto, que Wall Mart y todas las Multinacionales y empresas nacionales, que
son explotadas por los funcionarios testaferros de Macri, quien es el dueño
verdadero de todas ellas.
Pero debo agregar, que no sólo murió mi patria, como
territorio rico y con reservas naturales, reconocidas por el mundo. Con ella,
también murieron la educación, el trabajo, las jubilaciones, las pensiones por
discapacidad, las asignaciones universales por hijo, los planes para conectar
igualdad, la ciencia y tecnología, los hospitales públicos, la asistencia
social, los planes de vivienda, de salud, las mutuales, las PIMES o pequeñas
empresas y todo lo que se había logrado hasta el 2015. Además, tenemos
impuestos de Justicia, que son muy costosos, los combustibles y todo aquello
que se había mantenido en la normalidad, hasta la fecha en que asume el
Presidente Macri, con más de 200
procesos judiciales y con la evasión fiscal
más deshonrosa, como fueron el uso de
las cuevas de los Panamá papers, para dar un solo ejemplo.
Estamos en coma,
grado cuatro, como dice el periodista independiente, Santiago Cúneo. Los presos políticos son una diversión,
porque tenemos un circo para entretener a un pueblo que se muestra espectador,
salvo cuando salen en protestas pacíficas, los obreros perjudicados o
despedidos. El miedo los amordaza y el temor a
ser reprimido o a la posibilidad de
pasar años en una cárcel, por capricho de algún juez como Bonadío, en el
país de las injusticias, de los narcos, de los sicarios del Poder Mundial, que
nos denigra como nación y como personas.
Macri se ríe de todos
nosotros, mientras los anglosajones se frotan las manos, pues reciben tierras
en varias partes del país, no sólo en la Patagonia, sino en la zona del
Acuífero Guaraní, de la Triple frontera y otros, para establecer bases
militares, israelitas y anglosajonas. Tierras, riquezas y esclavos, o sea, obreros de poca monta
salarial, es lo que vienen a buscar desde afuera y que estos mal nacidos en
nuestro suelo, se lo están entregando.
Por eso digo: mi patria está muerta. ¿Quién la va a
enterrar? ¿Vamos a abandonar a Milagro Sala? ¿Y a Cristina? ¿A los
jubilados? ¿A los niños hambrientos? ¿O vas a salir a la calle a pedir y a
luchar para que se vayan todos? ¿Te acordás?
normaef10@hotmail.com
Excelente.!!!!
ResponderEliminarEstremecedor. Nos derrumbaron a América Latina desde el Sur.
ResponderEliminarQue nota más entregada y desesperanzadora, siempre hay posibilidad de mejorar, para eso tenemos la opción de cambio con el simple hecho de ejercer nuestros derechos como ciudadanos, votando a favor o en contra.
ResponderEliminarO único Camilo que necessitamos é o Cien Fuegos.
EliminarA receita é a mesma para os quatro cantos do mundo: cooptar milicos anencéfalos, juristas venais, midia dependente e entreguista e povo imbecilizado.
ResponderEliminarA resistência também é a mesma: seguir com a luta de classes e eliminar o capitalismo da face da Terra.