Por Rolando Prudencio Briancon:
Venezuela ya se ha convertido en una extraviada obsesión
intervencionista para los EE.UU., que desde el desquiciado decreto de Obama de
marzo del 2015, declarando a Venezuela como “una amenaza para los EE.UU.” hasta
la actual decisión de hoy -más de 3 años después- de Trump de mandar un barco
hospital, con fines de brindar ayuda “humanitaria”, no dejan de tener el mismo
interés intervencionista de derrocar la revolución bolivariana, como hacerse de
su petróleo.
Así de burda e instintiva es la intención -como son todas
las políticas de Trump- de invadir Venezuela; y si algo de astuta tiene, es
ingenuamente hacer creer que mandando enviando un barco hospital -como lo
hicieran los troyanos enviando el Caballo de Troya- se vayan a dar un paseo en
la patria del libertador; no sólo sembrando luto y dolor; sino además hacerse
de su petróleo, que es lo que más les importa al imperio yanqui; o cualquier
otro que quiera mantener su poderío.
Y es que hace así como más de 45 años atrás fue a Vietnam a
la que le tocó enfrentar a los estadounidense; ahora es a Venezuela a la que le
ha tocado tomar la posta para hacer frente los ímpetus intervencionistas de los
estadounidenses, ya en otro siglo después.
Ciertamente que en Venezuela no se ha llegado a vivir una
similar situación de conflagración como vivió Vietnam; pero que los EE-UU.
Están preparando una ofensiva que oportunamente se pueda traducir en una
intervención; no es menos cierto.
Y es que si bien Obama dictó el decreto mencionado, y Trump
lo ratificó después; los ímpetus intervencionistas del establishment
estadounidense no han cejado por un instante. Es más, rabiosamente se han ido
radicalizando; tal como no hace mucho el Secretario de Estado de los EE.UU.,
Kurt Tidd instó a los militares para que se rebelen y derroque al gobierno de
Nicolás Maduro.
Los EE.UU., no han podido por todas las formas que ha
intentado, intervenir Venezuela; prueba de todos sus fracasos por lograrlo ha
sido que hoy está esa su enfermiza estrategia, la está cambiando con la ya
consabida coartada de la “ayuda humanitaria”, como es el envío de este barco
hospital, que no es sino la enfermiza excusa estadounidense.
¡Aguante Venezuela! ¡Aguante la patria del libertador! La
patria grande está con Venezuela.
prudenprusiano@gmail.com
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