Por. Tony López
R :
Para entender lo que está sucediendo en Colombia, debemos
remitirnos a una breve historia, que nos podrá aportar de porque el título de
este artículo y dejar abierto al futuro, el posible curso del gobierno de Iván
Duque Márquez. El decreto 48 de 1968 Bajo el gobierno de Carlos Lleras
Restrepo, constituyendo las FF.MM y de Policía como cuerpo nacional, le dieron
atribuciones para crear “cuerpos armados
civiles”. O sea el inicio ya en esa
época del paramilitarismo.
Según información de varias ONG y un texto publicado en 1978
en el exterior, recoge información de la guerra contra el pueblo, intitulado
“Tras los pasos perdidos de la guerra sucia” Señala esa información que para
1978 se conforma en Colombia “la Triple A, clonación de los escuadrones de la
muerte en el sur del continente, también conocida como Operación Cóndor, estas
operaciones criminales eran elaborada por la Brigada XX “Charry Lozano” de la
Inteligencia Militar, y cuyo jefe lo fue el ya fallecido general Harold Bedoya,
asumida esa Jefatura a su regreso del curso que pasó en la Academia Militar
argentina durante la dictadura militar
en ese país”.
La Triple A en esa
fecha ejecuta las primeras operaciones, entre ellas la voladura de las sedes de
la revista Alternativa y del Partido Comunista.
Si bien es cierto que el dinero del narcotráfico catapultó
el paramilitarismo en Colombia, pero en ausencia de narco-dinero, este continuó
fortaleciéndose, gracias al apoyo de la inteligencia militar, tal fue el caso
de los municipios de San Vicente de Chucuri y el Carmen Norte de Santander,
donde las operaciones paramilitares eran dirigidas desde la red de inteligencia
de la Armada, justo cuando el comandante de la V Brigada que operaba en esa
zona, era Harold Bedoya.
El paramilitarismo se acrecentó durante el gobierno de
Ernesto Samper, entre otras razones, según informaciones públicas, porque en aquellos momentos, el comandante en
Jefe de las Fuerzas Militares era ejercido por el General Bedoya, denunciadas
por organizaciones y personalidades de
Derechos Humanos, algunas de las cuales fueron asesinadas, entre ellos el
prestigioso académico e intelectual Eduardo
Umaña y el querido e inolvidable periodista Jaime Garzón, cuyo asesinato
cumple 19 años, precisamente este 15 de agosto.
Por otra parte y en pleno gobierno samperista la
ultraderecha colombiana y sectores de la derecha política liberal y
conservadora con la complicidad y apoyo de sectores militares, comenzaron a
reconstruir, fortalecer y legitimar el
paramilitarismo en el Magdalena Medio, Córdoba y Antioquia, que
garantizaran la defensa de los grandes intereses latifundistas y feudos
ganaderos en las zonas rurales, reeditando lo que fueron las bandas armadas en
Puerto Boyacá que operaron en la década del 70 y 80.
Este resurgimiento
del sicariato o
nuevo paramilitarismo a
diferencia del que lideraron
Henry Pérez y Ariel Otero en Puerto Boyacá, tuvo un respaldo oficial muy
importante cuando en el año 1995 fueron
legalmente constituidas las Cooperativas de Seguridad Privadas (CONVIVIR) por
iniciativa del gobernador de Antioquia el doctor. Álvaro Uribe Vélez con el
irrestricto apoyo del entonces ministro
de Defensa Fernando Botero Zea, quien respaldó
la ley presentada en el Congreso de la República, en la cual se permitía a los latifundistas y
ganaderos organizar las llamadas Convivir
usar armas de guerra privativas
de las Fuerzas Militares, basados en la
ley 48 de 1968.
Con la conformación en 1994 de las Autodefensas Campesinas
de Córdoba y Urabá (ACCU) por Fidel Castaño
el paramilitarismo comienza a tomar fuerza y legitimarse por la ley ya
mencionada de la creación de las CONVIVIR. En 1997 y luego de la supuesta muerte de Fidel Castaño, se realiza en el
Nudo de Paramillo el Congreso de las Autodefensas y se convierten en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),
quedando estructuradas, frentes y
bloques bajo la jefatura de Carlos
Castaño Gil.
Con el apoyo de altos
funcionarios en los gobiernos de
los departamentos de Antioquia y Córdoba, se comienza a conformar un aparato
político militar, con fuerte presencia de sectores del narcotráfico, entre ellos Salvadore Mancuso, Diego Fernando
Murillo (a) Don Berna, Vicente y Carlos
Castaño Gil, quienes con su hermano Fidel,
habían formado parte del Cartel de Medellín, entre otros, cuyo papel en
política interna veremos más adelante.
Con el triunfo presidencial de Andrés Pastrana Arango y su
propuesta de diálogo con la guerrilla de las FARC, que se concreta el 7 de
enero de 1999 y cuya Mesa de Paz se instala en San Vicente del Caguan, comienza
una fuerte lucha entre los sectores a favor de la paz y los opositores a ellas
y los señores de la guerra. El narco-paramilitarismo principal aliado del sector guerrerista, en ese
mismo mes de enero, en respuesta a la apertura de los diálogos, ejecutó un
zarpazo tan monstruoso, que se calcula que en quince días sembraron el
país con cerca de 200 cadáveres, lo que
provocó el congelamiento de las conversaciones entre el Gobierno y las FARC-EP.
Mientras eso sucedía, los
narco-paramilitares, no solo se concentraban en fortalecerse
interiormente, planeaban, el asesinato del presidente Venezolano Hugo R Chávez
Frías, bajo el argumento de que era aliado de la guerrilla. Con fecha 10 de agosto e 1999, la Comisión de
Análisis de las AUC y de asesores de Carlos Castaño Gil, propusieron varios
temas a desarrollar pero el más, audaz y perverso fue el de asesinar al
presidente Hugo Chávez.
La propuesta en este documento de la Comisión señala:
Titulo: Sobre la inestabilidad a generar y el nuevo esquema de operatividad a
desarrollar: En lo internacional: Venezuela: “recurrir al personal venezolano
entrenado por CAMILO en la zona de la Gabarra y los entrenados por JULIAN en el
Sur de Bolívar. Se hace referencia a COLINA, FENIX, RAFAEL, TIPANKY, quienes
adquieren valor estratégico para nuestro proyecto de penetrar a las FARC y
golpear al gobierno de Chávez.”
“Ellos deben crear un ambiente anti colombianista en
Venezuela y adoptar una postura cordial con Chávez, abrir un marco de relaciones
con las FARC y el ELN, ellos con su Movimiento Tupamaros podrían acercarse con
nuestra gente a Chávez para eliminarlo a más tardar a mediados de febrero.
Antes de ese golpe eliminar al embajador de Colombia en Venezuela Luis
Guillermo Giraldo, para enfrentar a las administraciones de Pastrana y Chávez,
debilitando a los dos Gobiernos y fortalecer a nuestros aliados en Venezuela.
Así se corta el apoyo a las FARC y al
ELN.”.
“En Costa Rica, eliminar físicamente a Álvaro Leiva Duran.
En Alemania al canciller Alemán y a Mauss, así como eliminar a monseñor Steele.
Y en México a Marco Calarca”.
Interiormente tenían planeado atentar “contra Horacio Serpa
Uribe, María Enma Mejia. Eliminar a Víctor G Ricardo, al General Jorge E Mora,
a Juan Manuel Santos y asaltar la cárcel y provocar la fuga de los narcos y
trasladarlos a su zona. Además golpear varias sede diplomáticas en Bogotá,
entre ellas la de España, México, Venezuela y Alemania. Eliminar a Francisco Galán, Felipe Torres y
Francisco Caraballo en la cárcel de Itagui”.
En todos esos planes andaban las llamadas AUC, cuando estos
apuntaban a las elecciones presidenciales del 2002 y era necesario trabajar
para lograr un aliado o un cómplice en el Palacio de Nariño, mientras
desarrollaban operaciones militares, masacres, desapariciones, despojos de
tierra y conspiraban con los señores de cuello blanco para hacer fracasar las
conversaciones de Paz con la FARC-EP y
con el ELN, con esta última, fue infructuosa el establecimiento de la Zona de
Encuentro y con las FARC- EP apenas se
avanzaba, en este caso ambas partes trabajaban más en fortalecerse militarmente
y por otros muchos obstáculos, incluido
un amago de Golpe de Estado al presidente
Pastrana, que la Revista Semana popularizo como “Golpe de Estado o Ruido de Sables”.
Entre 1999 y el 2000 un sector de la oligarquía fue creando
las condiciones con campañas muy bien diseñadas en los medios, para que el narco-paramilitarismo se fuera
asentando como un factor de poder en
Colombia, ya en el año 2000 se venían valorando los posibles candidatos a la
presidencia de la república y dentro de ellos surgió la de Álvaro Uribe Vélez, lanzada en el Hotel
Tequendama el 29 de abril de 1999 acto
que sirvió para solidarizarse con los
generales Rito Alejo del Rio y Fernando Millan, ambos acusados de
paramilitarismo. Durante el primer gobierno de Uribe el general del Rio fue
asesor de seguridad del Presidente, pero más tarde, luego de rigurosas
investigaciones fue hallado culpable condenado a prisión por paramilitarismo.
Ya en ese periodo Uribe Vélez era un disidente del Partido Liberal, mientras otros candidatos ya estaban
instalados e iniciando sus campañas,
como Horacio Serpa, Noemí Sanin, Juan Camilo Restrepo, entre otros.
El proyecto fue bien
diseñado, el narco paramilitar Carlos Castaño fue el encargado de presentar
en sociedad a las AUC, su
discurso, dados a conocer por las dos cadenas de televisión de mas reiting en el país, Caracol TV en de “Cara a Cara” con Dario Arismendi y La
Noche, con Claudia Gurisati, la venta
del producto funciono y la supo exponer
muy bien Castaño. El dirigente político León Valencia, declaró en aquel
momento: “Con una agilidad mental asombrosa fue hilando un argumento tras otro
hasta darle forma a la idea fuerza con la que habría de jalonar la expansión de
paramilitarismo por todo el país.”
Es en ese escenario y con una agenda muy bien preparada,
según, denuncian en su libro el senador Iván Cepeda y Jorge Rojas, intitulado
“A las puertas del Uberrimo” se produce la reunión en la finca de la
parlamentaria Eleonor Pineda, en el municipio de Tierra Alta, Córdoba, y se
firma el llamado “Contrato Social el 23 de julio del 2001 conocido como
“Refundación de la Patria” para apoyar la candidatura de Álvaro Uribe Vélez,
respaldado por los Gobernadores de Córdoba y Sucre, en esa época y con la 32 líderes políticos, sociales, alcaldes y 12 parlamentarios, con los
comandantes narcoparamilitares Salvadore Mancuso, Diego Fernando Murillo (a)
Don Berna, Edward Cobo Téllez, (a) Diego
Vecino, y Rodrigo Tovar Pupo (a) “Jorge
40”.
Es sobre la base de este apoyo de las AUC que Uribe
Vélez, luego del fracaso de los Diálogos
de Paz y con la ruptura de estos el 22
de febrero del 2002, su carrera
presidencial toma dinamismo y respaldo, el clamor y la matriz de opinión
sembrada en la opinión pública, era de
que se necesitaba una mano dura y de
acabar con la guerrilla militarmente.
En las elecciones de mayo del 2002, Uribe Vélez, gana la
presidencia en primera vuelta con el 53 por ciento de los votos y en sus 8 años de mandato, su
filosofía fue la de darle plomo a la guerrilla. Sus aventuras guerreristas, no vencieron a
la guerrilla de las FARC-EP, ni al ELN. Los Planes Patriota y Consolidación sembraron
de inocentes muerte y heridos los campos colombianos, debido a los
indiscriminados bombardeos de las Fuerza Aérea, más el uso indiscriminado de
las fumigaciones aéreas, para supuestamente combatir el cultivo de Coca,
plagando de enfermedades incurables a miles de campesinos, todo bajo lo orientación y conducción del
Plan Colombia y su brazo armado el Comando Sur.
Fue en julio de 2004 que se instaló oficialmente la Mesa de
Diálogo entre el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) o
paramilitares, aunque las conversaciones entre Gobierno y AUC ya venían
desarrollándose oficiosamente, desde que el Presidente había firmado la ley 782
de 2002, tal como cuentan en su libro el congresista Iván Cepeda y Jorge
Rojas, dicha “ley tenía el fin de
disponer facultades para dar inicio a las negociaciones de paz con grupos
carentes de estatus políticos y creó la comisión Exploratoria de Paz para
propiciar acercamientos con los grupos paramilitares.”
El compromiso del Presidente electo con las AUC de legitimarlos políticamente comenzaba
a hacerse efectivo, los firmantes del pacto de Tierra Alta, en julio del 2001 donde se juró “refundar la
Patria” habían cumplido su palabra y empeñado su trabajo en la campaña
electoral presidencial del 2002 y habían
ganado la silla presidencial, usando todos los métodos posible, incluido la
extorsión, las amenazas y el fraude, en reciprocidad el flamante Jefe de
Estado daba sus primeros pasos para que
unos meses más tardes se abriera la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y las AUC y se estableciera en Santa Fe de Ralito, municipio
de Tierra Alta, departamento de Córdoba.
Si bien la mayoría de los miembros de las AUC, no fueron
juzgados y actualmente continúan actuando, bajo otros nombres y denominaciones,
entre ellas la de Bacrim, la que tiene la intencionalidad de no usar
la palabra “militares” y que el ministro de Defensa saliente y empresario Luis Carlos Villegas, niega de que existan, aunque llevan en su haber, desde el 24 de noviembre del 2016 hasta la
fecha más de 400 líderes, indígenas, afro descendiente, sociales y ex
combatientes de las FARC, asesinados.
Crímenes que ni la OEA, ni su Secretario General, Luis Almagro, denuncian, ni condenan.
Pero sí, un pequeño número de capos narco paramilitares
fueron extraditados por el presidente Uribe Vélez, a pesar de haberse
comprometidos a no hacerlo, es por ello que desde la prisión en Estados Unidos,
especialmente Salvatore Mancuso y Fernando Murillo (a) don Berna, han declarado
y acusado al actual senador Álvaro Uribe Vélez de estar vinculados, no solo al Cartel de Medellín, sino también a
las masacres cometidas por ellos. Es por eso que cuando traicionado por el
presidente Álvaro Uribe, el jefe
narco-paramilitar Salvadore Mancuso, en víspera de su extradición a Estados
Unidos, expresó: El paramilitarismo fue una política de Estado.
A escasos diez días
de asumir la presidencia, Iván Duque Márquez ha declarado y tomado
algunas medidas, que cuando las comparamos con los planes esbozados en el
documento de las AUC arriba reseñado tienen bastante coincidencias en la política que aplicará interna y
externamente. Veamos:
No se aprecia ningún interés en implementar los Acuerdos de
Paz firmados y aprobados por el gobierno de Santos. Señalando que hará
correcciones haciendo énfasis en la JEP y Victimas, en cuanto a la JEP la senadora Paloma Valencia ya delineo cual
será la conducta, excluir de su juzgamiento a
civiles y los militares, al menos los de
más alto rango militar y solo condenar a
los guerrilleros.
En cuanto a las víctimas, reconocer las ocasionadas por la
guerrilla, en la que no entra la
altísima responsabilidad de los agentes del Estado y de los civiles, o sea ni
las FFMM y Policía, ni los grandes oligarcas y narco paramilitares serán
juzgados. Para el gobierno de Duque, de
acuerdos a la senadora Valencia, importante líder del partido del actual gobierno, los falso-positivos quedaran
impunes, por cierto, distintas informaciones hablan de 10 mil las víctimas
inocentes durante los 8 años del gobierno de Uribe. No menciona los otros temas
estratégicos, como la Reforma Rural Agraria y lo aprobado sobre el combate a la
siembra, producción, distribución y comercialización de la Coca y Amapola.
En resumen con lo
arriba señalado y el planteamiento de que el ELN debe dejar de operar, entregar
las armas y concentrarse bajo supervisión de la ONU, él Duque, sabe que
para esta organización guerrillera esa propuesta es inaceptable, le está
proponiendo la capitulación, esa
propuesta no será aceptada y la guerra
continuará. Una muestra de la inexperiencia del nuevo Presidente, no
conoce la historia de su país. Este es
otro punto de encuentro con el documento de las AUC.
En lo internacional, la declaración inamistosa contra el
gobierno de Venezuela, la participación evidente junto a Estados Unidos y el
Grupo de Lima en provocar el derrocamiento del gobierno constitucional de
Venezuela es otro punto de coincidencia con el paramilitarismo. Y muy grave
aún, no condenar el atentado sufrido por el Jefe de Estado vecino, siendo que
existe una acusación directa que involucra en estos hechos al ex jefe de
Estado, Juan Manuel Santos y a altos funcionarios del Estado colombiano, en este punto también
coincide con el plan de las AUC, cuando trabajaron para atentar contra el
presidente Chávez. No olvidar que el
que calla otorga.
Por último la decisión de salir de UNASUR un organismo internacional tan importante
para la integración latinoamericana, solo para servir a los intereses de
Estados Unidos y al capital financiero
internacional, es una demostración de que este Gobierno, si no modifica su postura, logrará establecer
lo firmado el 23 de julio del 2001 en Tierra Alta, Córdoba, Refundar la Patria
e instaurar el fascismo, claro, Duque no
es Uribe, y no olvidar que uno de los puntos de conflicto en Colombia desde
hace muchos años, es el debate entre el centralismo bogotano y las regiones y
muy especialmente la zona paisa y la costa atlántica. Por otra parte el senador
Uribe Vélez, hoy está cuestionado por un importante y poderosos sector del
Poder Judicial.
También tendrá que librar la pelea interna que existe hoy en
su partido el Centro Democrático y el desprecio de la aristocracia bogotana por
los nuevos ricos, que hicieron su fortuna con el narcotráfico, más el debate
entre el capital industrial y comercial, el financiero y el latifundio vinculados
al paramilitarismo y al narcotráfico.
Solo una fuerte unidad de los sectores amantes de la vida y
la paz, pueden conjurar el futuro de Colombia y evitar que este Gobierno siga
jugando como peón del imperialismo estadounidense en nuestra región.
(*) Periodista,
politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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