Por Carlos Maldonado
Una pregunta ronda las cabezas de muchos militantes de
izquierda hoy en día: ¿Por qué habiéndose descubierto las verdaderas
intenciones, desenmascarado los actores que se visten de populacho, algunos,
los cuales no son pocos, intelectuales de izquierda -aquí no cuentan los repite
consignas- se han prestado al juego del Imperialismo y sus secuaces de
descalificar, incluso, demonizar gobiernos legítimamente electos cuyo único
delito ha sido desmarcarse de la égida de Washington y que por ello, hoy sufren
la embestida de golpes suaves, a la imagen y semejanza de Gene Shepard su
creador, para derrocarlos e instalar a partir de su caída a gobiernos títeres
proclives a una restauración neoliberal más encarnizada y profunda, recuperando
sus riquezas al control irrestricto del Imperio yanqui y sus adláteres como son
las oligarquías criollas de estas naciones?
Los hechos más recientes y emblemáticos en el tiempo
histórico son los de Venezuela y el de hoy en Nicaragua. En el primero,
suscitados a partir de, casualmente, abril del año 2017, el mismo mes en que se
desataron las protestas "pacíficas" en Nicaragua este año. El libreto
el mismo: violencia generalizada encabezada por estudiantes que luego se ha
descubierto la mayoría no eran tales sino delincuentes, pandilleros y vagos
propios y extranjeros, a quienes a cambio de dinero se les comprometía para que
arremetieran con furia contra la fuerza pública y las instituciones estatales,
propiciando tranques, destrucción de propiedad pública y privada, convocatoria a
paros nacionales, asesinatos de militantes chavistas en Venezuela, del Frente
Sandinista en Nicaragua, incluso al extremo de quemarlos lo cual así como se ha
dado en la patria de Bolívar también se ha dado en la de Darío y Sandino. Y,
aupando esos sucesos de terror hacia la población con el objetivo de
paralizarla y desesperarla, la prensa internacional que no ha escatimado en
mentiras, falsedades, grandilocuencias y tergiversaciones, hace lo suyo para
echar la culpa de esa violencia al gobierno legítimo sin reparo alguno. Así
sucedió en Venezuela así sucede hoy en Nicaragua.
Esa prensa, con un patrón similar, descalifica desde sus
editoriales y columnistas, los llamados al diálogo que ambos gobiernos han
hecho, con el ánimo de orillar la situación a una confrontación donde no exista
más posibilidad que un derrocamiento del gobierno legítimo o en caso extremo,
una "intervención humanitaria" de parte de los marines y sus
mercenarios provenientes de países genuflexos a la Casa Blanca, lo cual no exige
más que atajar abruptamente la decisión de los pueblos de forjar sus propios
destinos, imponiendo un gobierno tutelado por ella nuevamente. Y, a esa prensa
corrupta y claramente financiada por el Imperio y las oligarquías del
hemisferio, se unen no solo las cúpulas corruptas y parasitarias de la Iglesia
Católica y Protestante sino los izquierdosos, término que utilizaremos de ahora
en adelante para referirnos a esos intelectuales bien pensantes que mascullan
términos marxistas-leninistas pero que en su accionar cotidiano apoyan a la
burguesía y la socialdemocracia, incluso demostrando más odio y saña que su
propio amo en lo que se refiere a atacar y destruir dejando al descubierto ese
espíritu fascista que los imbuye.
El argumento facilista que han escogido esos izquierdosos es
el que blande que Daniel Ortega se alejó del verdadero sandinismo, de las
verdades absolutistas del marxismo-leninismo y, que por tanto, se ha convertido
en un dictador, desdeñando con ese argumento al propio marxismo-leninismo
cuando haciéndolo ver como una doctrina pétrea que debe cumplirse a pie
juntillas, echan por el caño del agua sucia la misma sentencia de Marx al
referirse a sus propias cavilaciones y análisis científicos: que éste era un
método de investigación y que como tal iría perfeccionándose en el camino del
desarrollo humano. Asimismo, desoyendo también a Lenin quien comparó este
método como una serie de estrategias de lucha y que, como cualquier propuesta
científica, necesita de aportes y contribuciones a medida que se pone en
práctica en determinados contextos. Esa es la verdadera esencia dialéctica del
método marxista-leninista y no el aura dogmática y mística que le quieren dar
estos despistados o ¿renegados?
Ahora, tratando de responder la pregunta de por qué esos
intelectuales izquierdosos actúan como aliados del Imperio y las oligarquías
hemisféricas, quizá esta respuesta yazca en lo más recóndito de las
profundidades económicas que soliviantan sus espíritus pequeño-burgueses de la
siguiente manera: al ser trabajadores, entre administradores o enlaces, de
Organizaciones No Gubernamentales cuyos financistas provienen de países como
EEUU y la Unión Europea donde no hay cabida para las ideas socialistas sino,
todo lo contrario, donde se trabaja denodadamente por la misión
contrarrevolucionaria a nivel planetario de mantener el asistencialismo, el
paternalismo, la conmiseración egoísta plasmada en los múltiples discursos que
hablan del capitalismo con rostro humano, del capitalismo fraterno, amigable,
con el fin no solo de alargar la agonía de este sistema sino de combatir
cualquier otra alternativa que ponga en peligro lo más mínimo su existencia,
estos se ven compelidos a ser cajas de resonancia de este marco
económico-político-ideológico.
Venezuela y Nicaragua, han puesto en peligro esa hegemonía
del imperialismo yanqui al desligarse, en principio, de sus directrices. En
segunda instancia, como corolario de ello, del entorno subyugante de su
economía al volver a otros actores emergentes y verdaderos competidores de los
gringos como lo son Rusia y China Popular en estos momentos. Por tanto, con
esas ansias presurosas de echar por los suelos todo intento de emancipación
como podría ser la irrupción de los
BRIC's y los procesos de integración que habían llevado exitosamente hasta
ahora los países sudamericanos con Venezuela y Cuba a la cabeza y que para
Washington son un anatema, es obvio que ésta quiera volver al redil a sus
ovejas descarriadas.
Ante tan apremiante orden de parte de sus financistas so
pena de perder sus generosos emolumentos, los izquierdosos no escatiman
entonces la mínima oportunidad de despotricar contra estos intentos de
emancipación, los cuales no han podido apresurar el socialismo, aunque no son
las únicas pero sí las que más pesan, precisamente, por las trabas y los
retrasos que les confiere estar defendiéndose no solo de la violencia abierta y
descarada al interno de sus propios territorios, sino de la que sufren a diario
miles de venezolanos con la guerra económica interna y la asfixia financiera a
nivel mundial que ejercen las instituciones internacionales subyugadas por los
gringos. Ese acoso y hostigamiento no ha permitido llevar a cabo los planes
socialistas, concentrándose más en adoptar una economía de guerra, como le ha
venido sucediendo a la mayor de las Antillas y a Venezuela ahora, lo cual no ha
impedido, a pesar de ella, a sus gobiernos cumplir con los mínimos compromisos
de bienestar para toda su población y evitar la vuelta atrás en el ejercicio
del poder en sus respectivos países. Cuba tiene mucho que contar acerca de eso
en estos últimos más de 50 años. Por ello, a pesar de ese asedio, sus
poblaciones mayoritarias, los otrora pobres, que antes estaba totalmente
excluidas del desarrollo hoy respiran un clima de muchísimo mayor bienestar y
participación que cuando vivían bajo el influjo de gobiernos de derecha, razón
por la cual apoyan decididamente a sus gobiernos.
Por ello, es necesario reflexionar que cuando la fortaleza
está sitiada se conocen quienes verdaderamente la defienden pero también
reconocer a los verdaderos enemigos del pueblo. Entre ellos, los que antes
cantaban loas al socialismo y que hoy, obviando los procesos históricos,
maldicen los pequeños avances de los pueblos en el camino a su emancipación
total y, en lo que se refiere, a los americanos, a su segunda independencia,
haciéndose uno con sus verdugos para tratar de dar vuelta atrás a la rueda de
la historia esbozando patrañas teoricistas adornadas de términos
marxista-leninistas con la única finalidad confundir a los pueblos,
desmoralizarlos y, por ende, desmovilizarlos.
Esos izquierdosos que insuflando en las marchas populares la
liberación del ser humano de las cadenas del capitalismo rodeándose de
consignas por mejores salarios para los trabajadores, igualdad para la mujer,
condena al racismo, libertad y más libertad, en sus espacios privados no pagan
lo justo a los trabajadores bajo su mando, mucho menos sus prestaciones,
violando flagrantemente las mismas leyes burguesas que han avanzado por presión
y sangre de los obreros; mancillan a sus esposas e hijas o cualquier mujer que
esté bajo su influjo con el dogal del patriarcado y el machismo o simplemente
desprecian y marginan a los compañeros indígenas por su ascendencia étnica,
minimizándolos y utilizándolos para reforzar la imagen de la democracia
burguesa. Esos mismos que hoy quieren estrechar la visión de la izquierda
verdadera a un odio y un resentimiento contra un líder determinado como lo hoy
puede ser Ortega o Maduro, como si estos dos fueran sus propios pueblos pero
que para su propia amargura, sus pueblos los han venido apoyando en estas horas
aciagas demostrando con ello que estos no se han tragado los artilugios no solo
del Imperio y sus secuaces sino de estos falsos profetas que tratan de ocultar
tras de esa pobreza argumentativa su verdadera misión: la de
contrarrevolucionarios y saboteadores. La de traidores.
Entonces, ¿quienes son los verdaderos enemigos del pueblo?
preguntaba Lenin. Esa misma interrogante subyace hoy en el aire, pero poco a
poco se va disipando su rostro a medida que los pueblos avanzan y las máscaras
de aquellos van cayendo.
Colectivo La Gotera
guillermo101262@hotmail.com
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