Por Jorge Gómez Barata:
El debate del texto de Reforma Constitucional realizado el
pasado fin de semana por el parlamento cubano que, en vivo, sin cortes ni
edición, en tiempo real, fue trasmitido por la televisión nacional, es un hecho
político sin precedentes, indicador del inicio de una autentica apertura
informativa y botón de muestra del alcance de las reformas impulsadas por el ex
presidente Raúl Castro, incluidos los cambios de mentalidad.
Aunque el texto adoptado y que será sometido a consulta
popular mantiene el carácter socialista del sistema, conserva las esencias del
modelo político y económico basado en el predomino de la propiedad estatal y de
la ideología marxista-leninista, contiene importantes innovaciones.
Para sorpresa de algunos, en el proyecto aprobado se
suprimió la alusión a la “construcción de la sociedad comunista” como objetivo
del pueblo cubano, cosa que, al mantener el socialismo como meta, no significa
un cambio ideológico o político de significación inmediata, aunque incorpora
realismo al desempeño de las instituciones y del liderazgo. En el contexto
quedó explicito que, por ahora, aunque Cuba no ira a la sociedad comunista, aunque
tampoco permanecerá inmóvil.
Consecuente con las reformas en curso, el texto sostiene el
predominio de la propiedad social, reconociendo la existencia y la pertinencia
de la propiedad privada del sector no estatal, se admiten las prácticas de
mercado y, aunque se alude a la necesidad de establecer regulaciones que eviten
la “concentración de la propiedad”, no hubo consenso para incluir la
“concentración de la riqueza”. Expresamente se admitió lo obvio: existen
personas que acumulan riquezas de modo lícito, legitimándose el derecho de los
cubanos a establecer negocios y lucrar con sus habilidades y profesiones en
consonancia con las leyes.
Esta vez, la diputada Mariela Castro Espín, directora del
Centro Nacional para la Educación Sexual pidió la palabra no para, como había
hecho durante años, reclamar el fin de la discriminación de las personas con
una orientación sexual y de género no convencional, sino para saludar el cambio
según la cual el matrimonio deja de ser:” … La unión consensuada de un hombre y
una mujer” para asumir que se trata de: “…La unión entre dos personas”,
abriendo el camino al matrimonio entre individuos del mismo sexo.
La talentosa y combativa diputada saludó la propuesta que, a
su juicio: “…Es resultado de la madurez alcanzada por el proceso revolucionario
y la sociedad, capaz de reconocer la existencia de varios tipos de familia de
lo cual se desprende el deber del Estado de predominio de la propiedad social,
reconociendo la existencia y la pertinencia de la propiedad privada del sector
no estatal, se admiten las prácticas de mercado y, aunque se alude a la
necesidad de establecer regulaciones que eviten la “concentración de la
propiedad”, no hubo consenso para incluir la “concentración de la riqueza”.
Expresamente se admitió lo obvio: existen personas que acumulan riquezas de
modo lícito, legitimándose el derecho de los cubanos a establecer negocios y
lucrar con sus habilidades y profesiones en consonancia con las leyes.
La talentosa y combativa diputada saludó la propuesta que, a
su juicio: “…Es resultado de la madurez alcanzada por el proceso revolucionario
y la sociedad, capaz de reconocer la existencia de varios tipos de familia de
lo cual se desprende el deber del Estado de protegerlas y no discriminarlas en
ningún aspecto, incluido optar por ser madres y padres…” “Con estos cambios,
desde la perspectiva de protección integral de las personas por su orientación
sexual e identidad de género, Cuba se sitúa entre los países de vanguardia en
el reconocimiento y garantía de los derechos humanos.
Como parte del debate, varias personalidades tomaron la
palabra, entre ellas Miguel Barnet, presidente de la Unión Escritores y
Artistas que, entre otras cosas manifestó: “Estamos inaugurando una nueva
era…Si hay que romper la tradición se rompen, porque romper la tradición,
también es un acto revolucionario…El amor no tiene sexo”.
Por su parte, Teresa Amarelle, miembro del Buró Político y
presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, apuntó que: “El hecho de que se
haya modificado el precepto de que el matrimonio es la unión consensuada entre
un hombre y una mujer, es ya un paso de avance. “El tema de los hijos y la
adopción, debe dejarse para el Código de Familia…”
Breves palabras para grandes conquistas
Respecto al artículo relacionado con la institución del
habeas corpus, y la necesidad de los ciudadanos de recibir asistencia jurídica
cuando son detenidos o privados de libertad, la diputada Julia Cabrera, propuso
que esta protección ocurriera “desde el momento de la detención…”. Aunque, aludiendo
tecnicismos, la propuesta no prosperó, dejó sembrada una semilla.
Una diputada por la provincia de Camagüey propuso modificar
el artículo 60 para separar el reconocimiento del derecho de los ciudadanos a
la libertad de palabra y la de prensa, añadiendo además la idea de cambiar el
concepto “libertad de palabra” por el de “libertad de expresión”, más amplio y
moderno, lo cual fue aplaudido
Durante las sesiones en las comisiones de trabajo del
parlamento y en el plenario, se realizaron cientos de intervenciones sobre
decenas de artículos, incluidos los de mayor trascendencia como fueron la
igualdad y los derechos de los ciudadanos, el Partido y sus relaciones con el
estado, la administración de justicia, la propiedad y la riqueza, la necesidad
de evitar todas las formas de discriminación, la libertad de creación de
artistas e intelectuales y otros asuntos de mayor importancia.
Llamó la atención la moderación y corrección de las personas
que tuvieron a su cargo la conducción de los debates, de los miembros de la
Comisión Redactora y de la dirección del parlamento, que en ningún caso
limitaron la discusión, mostrándose abiertos a acoger las sugerencias de los
diputados. Al concluir el evento el presidente Miguel Díaz-Canel se declaró
satisfecho con la forma, el contenido y los resultados del evento.
Raúl Castro, primer secretario del Partido y su segundo,
José Ramón Machado Ventura, el presidente Miguel Díaz-Canel, Ramiro Valdés,
miembro del Buró Político y otros altos funcionario, estuvieron presentes, sin
pronunciar una palabra y sin usar su influencia y su liderazgo a favor o en
contra de alguna propuesta. El respeto a la independencia de juicio de los
diputados fue absoluto.
Lo más significativo es que no se alzó una sola voz para
contradecir ninguna de las propuestas, ni siquiera las más innovadoras. No hubo
acaloramiento ni decepciones. El interés de los diputados y de los líderes
parlamentarios fue que lo legislado fuera avanzado y comprensible. Nadie se
atrincheró, no se invocaron dogmas, no hubo posiciones doctrinarias y la
transparencia fue total. Los tiempos han cambiado, Cuba también. El paso está
dado. El precedente perdura.
apierantoni.alba@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario