Por Rolando Prudencio Briancon:
Tal es el grado de hipocresía de la iglesia católica
nicaragüense que ni siquiera ella ha tenido coraje de acusar al gobierno
sandinista de estar librando una guerra en su contra -tan falaz esta acusación,
como que ella es la más interesada en que se pacifique el país de Sandino- y le
ha pasado esa falaz faena al vicepresidente yanqui Mike Pence, quien acaba de
acusar al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de estar librando una “guerra
contra la Iglesia Católica", que actúa como “mediadora” en el diálogo
nacional que busca una salida a la crisis sociopolítica que ha dejado más de
350 muertos desde abril.
Una reciente investigación de dos académicos
norteamericanos: Kevin Zeese y Nils Mc
Cune de la universidad de Michigan contradice esta visión de Pence, toda vez
que la investigación de ambos académicos concluye en que la iglesia católica
nicaragüense se ha convertido en uno de los pocos pilares que mantiene vivo el
golpe.
Es más, los hallazgos determinen que los obispos
nicaragüenses han amenazado de muerte a la familia del presidente, y además existen evidencias de la existencia de
sacerdotes que supervisan las torturas de los sandinistas, a manos de los
grupos golpistas.
No es ninguna novedad el papel violento que la iglesia
históricamente ha jugado contra las ansias de emancipación de los movimientos
liberadores, como ahora contra los gobiernos populares. Es más, nunca sus
jerarquías han dejado de ser aliadas de los grupos de poder constituido, y por
esa razón las corrientes izquierdistas han sido el mejor blanco para descargar
su derechizado credo, intentando inculcar el credo de la resignación de su
rebaño como si fuese el verdadero camino de la liberación. No en vano Mateo 5:
3-11 reivindica la resignación en aquella Bienaventuranza de los pobres de
espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos
En Nicaragua la iglesia que se ha puesto al servicio de las
familias oligárquicas de los Chamorros, Cardenal, Belli, Pellas, Lacayo,
Montealegre, y por esa razón su rol más que de mediadora es de mercenaria, para
que una vez que logre que el gobierno sandinista baje la guardia, el golpe se
le venga encima.
Claro que Daniel Ortega no es un novato en las lides de
enfrentar los gérmenes contrarrevolucionarios, como hoy la iglesia se propuesto
germinar, y que es desatando una “guerra santa” contra el sandinismo para
escarmentar la estoicidad emancipadora de un pueblo que ha perdido la fe en una
iglesia pro imperialista.
prudenprusiano@gmail.com
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