viernes, 11 de mayo de 2018

Víctor Hugo otra vez allanado por el grupo Clarín Argentino


Por Emilio Marín:
Le incautaron sus cuadros y otras cosas de Valor
El periodista fue allanado a cuatro días de haber vuelto a C5N y continuar sus críticas al gobierno y Clarín. Fue una represalia a él y el periodismo crítico. Víctor Hugo es un grande. No sólo en los medios periodísticos y deportivos sino en ambientes más amplios no hace falta que uno ponga su apellido para saber de quién se trata. Esa popularidad venía de antes, pues el uruguayo desembarcó a relatar como los dioses los partidos de fútbol hace más de 35 años. Se ha incrementado con los ataques que viene padeciendo, del monopolio Clarín.



Cada ataque de esa mafia incrementa su popularidad y amplía el arco de gente que se manifiesta en solidaridad. Y le dan palabras de aliento personajes que están en sus antípodas, como Nelson Castro, o de la farándula, como Jorge Rial. Puede ser por el apoyo al débil, pero también a la víctima de una injusticia.
Y ese fenómeno se repitió con el nuevo allanamiento sufrido en su domicilio de avenida Libertador al 2400, Palermo, el viernes 4, cuando ya había comenzado su programa en AM 750. Como la irrupción de la martillera y dos oficiales de justicia fue sin previo aviso, VHM tuvo que dejar su programa y volver a casa, para no dejar sola a su esposa con la desventura.

En medio de la llovizna y sin ningún cuidado ni embalaje, por orden del juez Fernando Saravia, la fuerza de tareas se llevó cuadros valiosos de Juan Carlos Castagnino y Carlos Alonso, que serán rematados próximamente. Un piano de cola marca Steinway & Sons, embargado, quedó allí por peso y tamaño, no por piedad de los incursores.

Eso fue un atropello al periodista pero también una injusticia y un robo. Como explicó el dueño, le llevaban cuadros que valen 30 mil dólares cada uno, pero se los valoraban a 50 mil pesos. Así podrán seguir embargando y rematando muchos bienes porque según el estudio Sáenz Valiente, que patrocina a Clarín, la deuda reclamaba asciende a 4.155.751 pesos.

Y este es otro costado criticable de la maniobra del monopolio y la justicia obediente: cómo aumentan la deuda exigible. Era de 3 millones de pesos cuando en 2014 la Cámara Nacional en lo Comercial de la Capital Federal confirmó el falló adverso, pues el charrúa había sido absuelto en primera instancia. La resolución judicial contraria al sentido común debía ser afrontada en forma solidaria por el periodista, la producción televisiva y el mismo Canal 7. Pero el holding de Héctor Magnetto eligió por razones obvias cobrarle todo a Víctor Hugo, y con intereses, de allí el monto que supera hoy los 4 millones, pese a que el damnificado ya ha abonado la mitad de esa cifra.

El monopolio es insaciable. No se conforma con nada. Quiere toda esa deuda, todo el espectro audiovisual, todo el mercado, todo el poder. Y lo quiere ya. Desde 2015 considera, con cierta razón, que el país le pertenece ahora que fusionó Cablevisión y Telecom, y el presidente es su amigo Mauricio.
Balas que pican cerca
Un allanamiento anterior y el del viernes 4 fueron parte del antiguo juicio entablado por el monopolio contra quien se atrevió a desafiarlo primero y luego le planteó una dura oposición de años.

En noviembre de 2000 Boca jugaba contra Real Madrid la final del Mundial de Clubes, en Tokio. Y tal como sucedió durante muchos años en Argentina, hasta que llegó el Fútbol para Todos, ese partido no podía verse por la televisión abierta. Lo pasaba Cablevisión. Los defensores del monopolio, de ayer y de hoy, para desligar a Clarín del inicio del conflicto, puntualizaron que Magnetto en ese entonces no era dueño de Cablevisión, “sino recién seis años más tarde”. Una verdad menos que a medias, pues Clarín había adquirido a Boca, presidido por Mauricio Macri, los derechos de televisación en 1.068.687 pesos-dólares, y había pactado televisar el match vía Cablevisión. Quiere decir que en 2000 algún vínculo ya tenía con ese pulpo.
Ese año Víctor Hugo y su programa Desayuno iban a las mañanas por Canal 7. Al inicio en forma algo oblicua, luego más amplia y directamente, usó un televisor en el piso para que sus televidentes pudieran ver el gol de Palermo a los españoles y luego otra buena parte del juego, 76 minutos de los 90.

Cablevisión y su socio Clarinete habían secuestrado los goles y el uruguayo los liberó a los ojos de mucha gente amante del fútbol. Hizo una tarea a lo Robin Hood. Algo justo y necesario, sin violencia, con picardía rioplatense. Además, como su acción vindicadora no fue anunciada previamente no pudo quitarle clientes al cable sino que “sólo” lo dejó en un evidente offside, o lo escrachó como el secuestrador de los goles. ¿Mentía VHM? No. El fútbol fue codificado para TSC, de Torneos y Competencias y su socio Clarín, incluida parte de la mafia de la FIFA que hoy purga prisión en EE UU, como Alejandro Burzaco. Ellos abrocharon el negociado con Julio Grondona (AFA) durante quince años. Eso le dio toda la razón al valiente que mostró gratis aquel par de goles en Japón.

No es una discusión superada; es antigua pero de rigurosa actualidad. El domingo 6, dos días después de que a VHM le llevaron sus cuadros, le mutilaron sus sentimientos y desnudaron paredes, este cronista hacía un paneo en la tele. Y en la mitad de la pantalla podía ver sin pagar el clásico Barcelona-Real Madrid y los goles de Messi y Cristiano Ronaldo, mientras en la otra mitad, de la Superliga local, sólo veía tribunas. En 2017 el fútbol volvió a ser secuestrado por la misma banda, de los CEOs de Clarín y multinacionales como Fox y Turner, por decisión de Macri.

El allanamiento judicial sin aviso fue un tiro directo al uruguayo, que había retornado a “El diario” y C5N. También fueron “balas que pican cerca” de todos los periodistas críticos. El monopolio y Mauricio son vengativos.
ortizserg@gmail.com

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