Por Emilio Marín:
Le incautaron sus cuadros y otras cosas de Valor
El periodista fue allanado a cuatro días de haber vuelto a
C5N y continuar sus críticas al gobierno y Clarín. Fue una represalia a él y el
periodismo crítico. Víctor Hugo es un grande. No sólo en los medios
periodísticos y deportivos sino en ambientes más amplios no hace falta que uno
ponga su apellido para saber de quién se trata. Esa popularidad venía de antes,
pues el uruguayo desembarcó a relatar como los dioses los partidos de fútbol
hace más de 35 años. Se ha incrementado con los ataques que viene padeciendo,
del monopolio Clarín.
Cada ataque de esa mafia incrementa su popularidad y amplía
el arco de gente que se manifiesta en solidaridad. Y le dan palabras de aliento
personajes que están en sus antípodas, como Nelson Castro, o de la farándula,
como Jorge Rial. Puede ser por el apoyo al débil, pero también a la víctima de
una injusticia.
Y ese fenómeno se repitió con el nuevo allanamiento sufrido
en su domicilio de avenida Libertador al 2400, Palermo, el viernes 4, cuando ya
había comenzado su programa en AM 750. Como la irrupción de la martillera y dos
oficiales de justicia fue sin previo aviso, VHM tuvo que dejar su programa y
volver a casa, para no dejar sola a su esposa con la desventura.
En medio de la llovizna y sin ningún cuidado ni embalaje,
por orden del juez Fernando Saravia, la fuerza de tareas se llevó cuadros
valiosos de Juan Carlos Castagnino y Carlos Alonso, que serán rematados
próximamente. Un piano de cola marca Steinway & Sons, embargado, quedó allí
por peso y tamaño, no por piedad de los incursores.
Eso fue un atropello al periodista pero también una
injusticia y un robo. Como explicó el dueño, le llevaban cuadros que valen 30
mil dólares cada uno, pero se los valoraban a 50 mil pesos. Así podrán seguir
embargando y rematando muchos bienes porque según el estudio Sáenz Valiente,
que patrocina a Clarín, la deuda reclamaba asciende a 4.155.751 pesos.
Y este es otro costado criticable de la maniobra del
monopolio y la justicia obediente: cómo aumentan la deuda exigible. Era de 3
millones de pesos cuando en 2014 la Cámara Nacional en lo Comercial de la
Capital Federal confirmó el falló adverso, pues el charrúa había sido absuelto
en primera instancia. La resolución judicial contraria al sentido común debía
ser afrontada en forma solidaria por el periodista, la producción televisiva y
el mismo Canal 7. Pero el holding de Héctor Magnetto eligió por razones obvias
cobrarle todo a Víctor Hugo, y con intereses, de allí el monto que supera hoy
los 4 millones, pese a que el damnificado ya ha abonado la mitad de esa cifra.
El monopolio es insaciable. No se conforma con nada. Quiere
toda esa deuda, todo el espectro audiovisual, todo el mercado, todo el poder. Y
lo quiere ya. Desde 2015 considera, con cierta razón, que el país le pertenece
ahora que fusionó Cablevisión y Telecom, y el presidente es su amigo Mauricio.
Balas que pican cerca
Un allanamiento anterior y el del viernes 4 fueron parte del
antiguo juicio entablado por el monopolio contra quien se atrevió a desafiarlo
primero y luego le planteó una dura oposición de años.
En noviembre de 2000 Boca jugaba contra Real Madrid la final
del Mundial de Clubes, en Tokio. Y tal como sucedió durante muchos años en
Argentina, hasta que llegó el Fútbol para Todos, ese partido no podía verse por
la televisión abierta. Lo pasaba Cablevisión. Los defensores del monopolio, de
ayer y de hoy, para desligar a Clarín del inicio del conflicto, puntualizaron
que Magnetto en ese entonces no era dueño de Cablevisión, “sino recién seis
años más tarde”. Una verdad menos que a medias, pues Clarín había adquirido a
Boca, presidido por Mauricio Macri, los derechos de televisación en 1.068.687
pesos-dólares, y había pactado televisar el match vía Cablevisión. Quiere decir
que en 2000 algún vínculo ya tenía con ese pulpo.
Ese año Víctor Hugo y su programa Desayuno iban a las
mañanas por Canal 7. Al inicio en forma algo oblicua, luego más amplia y
directamente, usó un televisor en el piso para que sus televidentes pudieran
ver el gol de Palermo a los españoles y luego otra buena parte del juego, 76
minutos de los 90.
Cablevisión y su socio Clarinete habían secuestrado los
goles y el uruguayo los liberó a los ojos de mucha gente amante del fútbol.
Hizo una tarea a lo Robin Hood. Algo justo y necesario, sin violencia, con
picardía rioplatense. Además, como su acción vindicadora no fue anunciada
previamente no pudo quitarle clientes al cable sino que “sólo” lo dejó en un
evidente offside, o lo escrachó como el secuestrador de los goles. ¿Mentía VHM?
No. El fútbol fue codificado para TSC, de Torneos y Competencias y su socio
Clarín, incluida parte de la mafia de la FIFA que hoy purga prisión en EE UU,
como Alejandro Burzaco. Ellos abrocharon el negociado con Julio Grondona (AFA)
durante quince años. Eso le dio toda la razón al valiente que mostró gratis
aquel par de goles en Japón.
No es una discusión superada; es antigua pero de rigurosa
actualidad. El domingo 6, dos días después de que a VHM le llevaron sus
cuadros, le mutilaron sus sentimientos y desnudaron paredes, este cronista
hacía un paneo en la tele. Y en la mitad de la pantalla podía ver sin pagar el
clásico Barcelona-Real Madrid y los goles de Messi y Cristiano Ronaldo,
mientras en la otra mitad, de la Superliga local, sólo veía tribunas. En 2017
el fútbol volvió a ser secuestrado por la misma banda, de los CEOs de Clarín y
multinacionales como Fox y Turner, por decisión de Macri.
El allanamiento judicial sin aviso fue un tiro directo al
uruguayo, que había retornado a “El diario” y C5N. También fueron “balas que
pican cerca” de todos los periodistas críticos. El monopolio y Mauricio son
vengativos.
ortizserg@gmail.com
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