Hacia una posición epistemológica en la construcción del socialismo
bolivariano.
Para toda investigación teórica o empírica, en particular en
ciencias sociales, es necesario poseer, es decir, comprender y conocer a fondo,
una determinada postura epistemológica. Por tanto, resulta conveniente, en
estas breves líneas referirse a aquella que comprende la realidad que se
investiga como una totalidad, y ésta como un todo estructurado en vías de
desarrollo y auto concreción; movimiento cognitivo llevado a cabo por quien
investiga pues por aproximaciones sucesivas se va llegando a reconstruir la
“totalidad concreta”, esta última como una de las categorías magistrales de la
filosofía de la praxis.
En las transformaciones sociales enfocadas al
socialismo, cada una de ellas constituye
elementos de una totalidad concreta de naturaleza socialista, y esta de una más
compleja, y así, hasta la configuración del sistema socialista en construcción,
como totalidad concreta. Por ejemplo, esta visión dialéctica se puede encontrar
en el sistema de objetivos nacionales, estratégicos y generales trazados para
poder alcanzar los cinco “Objetivos Históricos” del Plan de la Patria 2013-2019 presentado e
iniciado por el líder venezolano y presidente Hugo Chávez desde fines de 2012 y
continuado y llevado a ley por el hoy Presidente Nicolás Maduro. Todo ese plan
es un imaginario de un sistema de transformaciones sociales de orden económico,
político, jurídico, cultural, ecológico, infraestructural, comunicacional,
militar, entre otros, que va haciéndose realidad.
El conjunto de los objetivos generales, es en sí un sistema
de transformaciones y así debe comprenderse al momento de trazar las tareas
para alcanzarlos y poder cumplir con el objetivo estratégico al cual se
subordinan esos generales. A su vez, los objetivos estratégicos que tributan a
un objetivo nacional constituyen o deben constituir también un sistema de transformaciones
sociales que harán posible cumplir el objetivo nacional. Todo el conjunto de
estos últimos tampoco son objetivos fragmentados ni aislados de una totalidad
en construcción sino que conforman una geoestrategia para llegar a alcanzar el
objetivo histórico al cual se articulan. De manera que el Plan de la Patria es
todo un sistema geoestratégico dirigido a la construcción de la nueva Nación
como el imaginario más genuinamente bolivariano.
En esta postura ontoepistemológica, la comprensión de la
totalidad no significa comprender todos los hechos, sino ese conjunto de eslabones, dimensiones y
configuraciones que se van comprendiendo e interpretando en torno al objeto
investigado, todos significativos entre ellos y cada uno en relación con ese
todo dialéctico. Así se va realizando la
estructuración de la totalidad concreta. Es el “ascenso de lo abstracto a lo
concreto” como “movimiento del pensamiento y en el pensamiento” lo que permite
negar “lo inmediato”, lo evidente o lo “concreto sensible”. Es “un movimiento
de la parte al todo y del todo a la parte, del fenómeno a la esencia y de la
esencia al fenómeno, de la totalidad a la contradicción y de la contradicción
a la totalidad, del objeto al sujeto y
del sujeto al objeto” (Kosik,49) Y si
ese ascenso se corresponde con una praxis como lo es y debe ser siempre la
ejecución de un Plan de la Patria, entonces se irá logrando realmente la
estructuración de la totalidad concreta y no solamente algunos logros evidentes
aislados.
En razón de ello, resulta pertinente recordar que en algunas
corrientes filosóficas marxistas se tiende a reconocer la posición gnoseológica
como “postura ontoepistemológica” ya que realidad y el conocimiento de ella
conforman una unidad pero no como dos cosas anexas, y ni siquiera integradas,
sino como una unidad dialéctica en que las variaciones de una no necesariamente
significa variaciones del mismo ritmo o magnitud de la otra ya que la unidad es
dialéctica precisamente porque en determinadas condiciones del entorno o del
contexto uno de los polos dialécticos puede ser más dinámico que el otro o
viceversa.
“Sin la comprensión de que la realidad es totalidad concreta
que se convierte en estructura significativa para cada hecho o conjunto de
hechos, el conocimiento de la realidad concreta no pasa de ser algo místico, o
la incognoscible cosa en sí” (Idem, 56), algo que sucede a menudo en los
intentos de ese tipo de investigación donde el que investiga no logra “recortar
el objeto” adecuadamente según la unidad dialéctica entre realidad y su
conocimiento.
El principio metodológico de la investigación dialéctica de
la realidad social asumido aquí reconoce que la realidad concreta o totalidad
concreta, presupone avanzar, de la destrucción de la pseudoconcreción a la
estructuración del todo, mediante la
construcción sistemática de los significados entre los hechos en interacción
que configurados como significativos, se avanza hacia el todo y desde él hacia
cada uno de los hechos, a través de una adecuada interpretación dialéctica. Es
este tipo de interpretación la que sistemáticamente debe ser aplicada en la
comunicación social de manera que la mayor cantidad de pueblo, como sujeto
histórico, pueda comprender e interpretar cada uno de los miles de logros o
hecho concatenado que van configurando la totalidad concreta o socialismo
bolivariano en construcción.
Desde este epísteme y su cuerpo de categorías se debe comprender
que la anterior “interdependencia y
mediación de la parte y del todo significa al mismo tiempo que los hechos
aislados son abstracciones, elementos artificiosamente separados del conjunto
que únicamente mediante su acoplamiento al conjunto correspondiente adquieren
veracidad y concreción” (Idem, 61). Veracidad que a diario es, o debe ser, reconocida por la mayor parte del pueblo.
Quien trate de aproximarse a la realidad y darla a conocer
de forma aislada o fragmentada es porque posee una visión limitada,
característica de ese tipo de análisis de la coyuntura nacional o internacional
donde se produce un acontecimiento político o social relevante o una crisis
internacional y sólo se aprecian hechos aislados y no unidos dialécticamente a
un conjunto acoplado. Es la clásica visión fragmentada de la realidad de tipo
positivista o neoempirista que constituye un obstáculo epistemológico, como
diría Gaston Bachelard.
La visión fragmentada de la realidad es un obstáculo a la
adecuada interpretación social, por ejemplo, de esos miles de conquistas que a
diario va alcanzando el pueblo y su gobierno revolucionario con esfuerzo y
sacrificio.
Cada configuración que se reconstruye en una investigación
tomará mayor o menor significación respecto a la búsqueda de la totalidad
concreta, y ello presupondrá reconocer los diferentes grados de complejidad de
las configuraciones y sus propias formas de movimiento, hasta agotar la esencia
de cada configuración, dimensión y eslabón incluido en la totalidad. Por esa
razón es que Kosik sostiene que “la jerarquización de la realidad conforme a un
principio no teológico sólo es posible sobre la base de los grados de
complejidad de la estructura, y de las formas de movimiento de la propia
realidad (…) sólo la concepción dialéctica del aspecto ontológico y
gnoseológico de la estructura y del
sistema permite llegar a una solución fructífera, y evitar los extremos del
formalismo matemático, de una parte, y del ontologismo metafísico, de otra”
(Idem, 58).
El socialismo en Venezuela lo construye el sujeto histórico
de la revolución bolivariana o revolución social, entendido el socialismo
bolivariano como una formación económico-social con las peculiaridades
venezolanas (aunque influido por las experiencias, los razonamientos y las
praxis acumuladas en esta materia por otras sociedades) donde va consolidándose
cada vez más, con el paso del tiempo, y a pesar de la existencia de estructuras
capitalistas, el modo de producción y formación económico-social socialista,
caracterizados ambos, entre otras cualidades por disponer de una alta seguridad
patria, una defensa cívico-militar de la mayoría (cada vez más sustancial) del
pueblo, en cada sector o esfera de la
vida nacional y de un desarrollo lo más integral posible.
Esto significa que habrá todo un tiempo en que coexistirán
elementos estructurales y superestructurales de diferentes signos ideológicos,
así como ciertas fuerzas productivas de la formación económico-social
capitalista, aunque no predominantes, todas con diferentes ritmos de
desestructuración, lo cual quiere decir que habrá más o menos un largo período
de tránsito de nacimiento de una formación y desaparición total de la anterior,
con sus consiguientes contradicciones también en diferentes niveles de
intensidad y ritmo.
Sin ninguna duda y con mucha persistencia, mantener una
postura ontoepistemológica dialéctica es necesariamente complemento de la
postura ideológica que guía el proceso bolivariano y a la que desde iniciarse
la década de los noventa del pasado siglo, en el Libro Azul, se refirió Hugo
Chávez, el líder fundador del movimiento político que impulsó la Revolución
Bolivariana nacida desde la gesta independentista del Libertador Simón Bolívar
a inicios del siglo XIX.
Referencias
Kosik, Karel (1963).- Dialéctica de lo Concreto, editorial
Grijalbo, México, 1979.
(*) Analista internacional y profesor de las maestrías en
Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la
Nación de la UMBV y de la de Derecho Internacional Público de la UBV, así como
del Seminario de África de la carrera en relaciones internacionales de la
Escuela de Estudios Internacionales de Faces UCV.
FUENTE: Blog Política Exterior
wongmaestre@gmail.com>
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