Por Ilka Oliva Corado
Porque es necesario que el Nunca Más se enraíce en la
identidad del pueblo latinoamericano, porque es urgente que la impunidad dé
paso a la justicia, porque es imprescindible rescatar la Memoria Histórica de
la omisión de los gobiernos derechistas, porque apremia que se vuelva desidia
en un pueblo amnésico.
Porque una sociedad sin memoria es un pueblo a la deriva. Un
país que desconoce su pasado y que al que le enseñaron a renegar de él, es un
pueblo manipulado que obedece sin musitar el mandato de los traidores.
Porque no es posible lanzar al olvido las vidas de los
incondicionales a la verdad y a la justicia. Porque son miles los
desaparecidos, porque son tantas las fosas clandestinas donde lloran los sueños
truncados. Porque quedamos huérfanos de la verdad, de la honradez y del amor
humano.
Es vital que la Memoria Histórica sea parte de nuestro día a
día, que se reitere constantemente la verdad escondida por el estado, la otra
verdad de los mártires y de los torturados. La de los sobrevivientes a aquella
atrocidad sangrienta. Porque una Latinoamérica bajo la opresión de dictaduras
militares no va hacia ningún lugar, se seca, se muere. Es una Latinoamérica
marchita. Subordinada, reducida a cenizas.
Porque los Derechos Humanos no pueden ser arrancados de
nuestro ímpetu libertario. Porque no nos pueden seguir negando el derecho al
desarrollo. Porque nuestra tierra milenaria no puede ser transgredida por
oligarcas en beneficio del imperio. Porque no nos podemos quedar de brazos
cruzados viendo cómo se llevan nuestra dignidad y la venden y la abusan y las
desechan.
Porque no podemos seguir alimentando el engaño, la
deslealtad y el oportunismo.
Porque la semilla que viene naciendo merece saber la verdad,
merece crecer en una Latinoamérica que está sanando sus heridas, en un pueblo
que no se rinde, que resiste y que exige y que se pronuncia y que no se
esconde. En una sociedad que trabaja día a día en la reconstrucción del tejido
social. Que manda a juicio a los culpables y los encarcela.
En una sociedad decidida que no busca venganza sino
justicia. Para eso es la Memoria Histórica para no olvidar por todo lo que ha
pasado esta tierra tan humillada, para que jamás se vuelva a repetir tanta
crueldad.
No, no podemos negar la Memoria Histórica, hacerlo es negar
nuestro origen, es escupir a nuestros ancestros, es faltarle el respeto a la
verdad. Es desechar la dignidad. Es lanzar las semillas a una tierra infértil.
¿Qué es de un pueblo donde los genocidas están libres y caminan por las calles
de su país y del mundo con tal descaro de asesinos? ¿Qué es un pueblo donde los
dictadores están a mando del gobierno? ¿Inmersos en el sistema y siguen
pudriendo y desangrando y fulminándolo? ¿Qué es de un pueblo en silencio,
cómodo, esclavizado y apático?
¿Hacia dónde va una Latinoamérica perdida en la ambigüedad
del engaño y la omisión?
Necesitamos restaurarnos, encontrar a los desaparecidos,
encontrar esas fosas clandestinas, necesitamos que la sangre seca regada por
todo el continente sea nuestra dignidad y nuestro arrojo para no doblegarnos
ante la embestida de los traidores. ¿Qué nos queda entonces? Continuar y seguir
rebelándonos.
Nota: un abrazo
y mi amor a los hermanos
argentinos que hoy conmemoran el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la
Justicia.
ilka@cronicasdeunainquilina.com
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