Por Bruno Lima Rocha:
El tema es preocupante y ahora ha dejado de ser una
especulación para entrar en el campo de las probabilidades. Para el fascismo
avanzar, de forma "clásica", sería necesaria una estructura
organizada, un partido organizado de hecho, algo que ni siquiera el Dr. Enéas
Carneiro arriesgó organizar. Masificar a la extrema derecha - por una vertiente
de barniz nacionalista-conservador o más alineada con la "línea
chilena" - no es tarea fácil y menos aún controlable. En ausencia de un
partido fascista, no teniendo ni siquiera una leyenda marcada claramente
identificada con las dos vertientes enumeradas arriba, pasamos a una segunda
caracterización.
Brasil vive un clima fascista en las redes sociales y que va
al encuentro de dos fenómenos permanentes en la estructura social de las clases
sociales oprimidas en el país. Las dos estructuras abajo inciden sobre la
democracia brasileña (liberal, indirecta, pero tensionada por una Constitución
Ciudadana y el reconocimiento de derechos de 4ª generación) y fueron catalizadas
por la fuerza difusora del odio y de la imbecilidad a través de dos exponentes
de esta demencia colectiva. El diputado federal por Río de Janeiro y pre
candidato a la Presidencia, Jair Bolsonaro (PSC / RJ) y el incansable difusor
de tesis conservadoras y estapafúrdias en la red, el astrólogo Olavo de
Carvalho. Estos dos personajes arriba serían sólo ridículas caricaturas (por el
criterio de razonabilidad) si no hubieran sido propaladas a través de la
Internet masificada en Brasil yendo al encuentro de dos instituciones sociales
- difusas, pero perennes - como las citadas abajo.
En primer lugar, el día a día de la mayor parte de nuestra
población, en especial de las mayorías urbanas y periféricas (viviendo en las
30 Regiones Metropolitanas) es atravesado por la violencia estatal, el control
extendido de las facciones oriundas del dominio del sistema penitenciario y de
la precariedad en los derechos civiles . Esto crea un clima fascistoide, donde
transitan con vigor las lógicas como "bandido bueno es bandido
muerto". Más adelante, en otras publicaciones, vamos a debatir (nuevamente)
el carcomido modelo policial brasileño.
La segunda permanencia en la estructura social brasileña es
el crecimiento vertiginoso del neopentecostalismo. Estas "iglesias"
de formato empresarial captan liquidez financiera (con donaciones
desproporcionadas la renta de los fieles y en especie) y adhesión en las bases
de la sociedad y no se unifican, compitiendo entre sí. Pero estas
"iglesias" acaban teniendo algunos exponentes mediáticos como el
"obispo" Edir Macedo (y su sobrino alcalde de Río de Janeiro por el
PRB, Marcelo Crivella, PRB / RJ); el pastor y diputado federal por San Pablo
Marco Feliciano (del Avivamiento, una rama de la Asamblea de Dios y con mandato
por el PSC / SP) y el mejor polemista de todos y también el más agresivo, líder
del ala mayoritaria de la Asamblea de Dios en Brasil , el pastor y psicólogo
Silas Malafaia.
Estas dos presencias (violencia policial y para-policial y
neopentecostalismo conservador) y las consecuentes comprensiones de fenómenos
como violencia estatal, economía del crimen, postura predatoria e
individualismo llevan a un odio entre los abajo y el apoyo consecuente a
prácticas ilegales de represión, llegando a apoyar ejecuciones extrajudiciales.
El encuentro es explosivo, pues la propaganda absurda del
clan político de los Bolsonaro encuentra eco en la predicación del odio por
Marco Feliciano y de los giros cada vez más a la derecha política, ideológica y
eurocéntrica de Silas Malafaia. Al mismo tiempo, este mensaje gana impacto en
las capas populares y entre operadores de las Policías Militares -que en
general no cuestionan el modelo de la institución- y defienden las prácticas de
violencia excesiva, diuturnamente practicadas. Es una suma explosiva cuando hay
vacío político, criminalización tanto de los intermediarios profesionales (en
general oligarcas comprometidos consigo mismos, véase el Congreso del golpe)
como del empresariado familiar brasileño (desgarrado después de la
Lava-Chorro). Como la centroizquierda tras 13 años de gobierno nacional con
aprobación popular récord no creó una nueva base social permanente, estamos
ante el abismo ideológico a ser conquistado. Ya sonó el gongo.
2013, Venezolización y predicadores del odio
Si vamos a recapitular los episodios brasileños desde 2013,
quedó evidente algo. Los gobiernos lulistas (PT como partido de gobierno, PC
del B como fuerza aliada principal y la composición de pacto de clases) no
crearon una fuerza social para servir como base más allá de las elecciones. De
ahí la sorpresa que todas y todos tuvimos con la adhesión masiva en 2013-mucho
antes de junio, me refiero, por ejemplo, a la victoria del derecho colectivo
arrancado la uña en Porto Alegre aún en mayo de ese año - y reorientación de
los grupos de TV sobre el mes de junio. Recuerdo que los coches de los equipos
de televisión estaban siendo incendiados por quienes ocupaban la calle
protestando contra el aumento de los pasajes y los reporteros trabajando sin
canopla, o sea, sin identificación de las emisoras. En los siguientes
episodios, los editoriales fueron modificados y las coberturas alteradas para
alabar las "buenas protestas" (sugiero conferir los trabajos de los
jóvenes periodistas gauchos Pedro Kessler y Anderson Huber).
La otra "sorpresa" vino en la secuencia, con la
increíble capacidad de la excrescencia dar la cara en la calle, en el proceso
conocido en 2014 y en 2015 como la "venezuela de la política
brasileña". A finales de 2014 ya había actos en la Avenida Paulista con 20
mil alucinados convocados por pastores y el clan Bolsonaro impugnando los resultados
electorales. Esto concomitante a la maduración de la nueva generación de
neoliberales militantes, cuyo máximo exponente es la empresa que atiende por la
sigla de MBL y su increíble capacidad técnica de crear hechos políticos a
partir de hechos digitales y la consecuente persecución de sus blancos y
desafíos.
Hoy, aquellos y aquellas que conocen un poco de la nueva
derecha cibernética brasileña (operando en Brasil sería el mejor término) ven
que hay una tendencia a la separación entre "liberales" x
"conservadores", respectivamente estando los primeros bajo los focos
del MBL y los segundos bajo el liderazgo de Bolsonaro. Las tesis pueden
aproximarse, ya que tienen enemigos comunes, motivaciones semejantes, la misma
incidencia de valores y simbología de la política neoconservadora de EEUU y una
enorme munición de generar hechos controvertidos y "fake news" a
través de las redes sociales.
La suma de estos sectores es desproporcionada a su capacidad
de convocatoria por Internet. Pero tal como las falsas noticias, alguien,
algunos, piensan parecido y emitieron tales enunciados para un robot, empresa o
algoritmo cruzar y propagar. Es decir, detrás de este humo, hay fuego. No sólo
hay fuego como hay una dimensión autorizadora de propagar el odio, de volverse
el hilo, algo que las mayores empresas de comunicación, empezando por la propia
Globo, resolvieron colocar un pie en el freno - al menos en la red abierta y en
formadores de opinión conservadora - tras los asesinatos de Marielle Franco y
Anderson Gomes.
Si hay alguna responsabilización por este conjunto endémico
de odio social, reproduciendo lo peor de Brasil en todos los niveles, estoy de
acuerdo con la tesis de Luis Nassif y atribuyo la campaña de los mayores grupos
de medios contra las tímidas políticas compensatorias del lulismo. A partir de
la maldita campaña contra las cuotas y la ridícula tesis del Director General
de Periodismo y Deportes de la Globo, Ali Kamel, con su libro "No somos
racistas" (editora Nova Fronteira, Río de Janeiro, 2006). O en la presencia
de Reinaldo Azevedo con su blog al frente de la Veja (donde trabajó por doce
años, hasta mayo de 2017) acuñando términos como "izquierdopata".
Después de propalado, con la potencia que tenía la revista semanal de los
Civita, el estrago encuentra eco en las cloacas de la sociedad y se dispersa
peligrosamente.
Para concluir esta breve serie, hay que comprender -
interpretar al menos - efectos de la Lava-Chorro y del gobierno Temer sobre
esta amenaza. Estamos ante la ruptura del pacto de clases del lulismo-situación
coyuntural que lleva a una derrota estructural en términos económicos -y del
desgarrar de la Constitución-esta sí una derrota estratégica que todo el pueblo
viene sufriendo -el país vivió un trance -que ya pasó - donde todas las peores
tesis, las más asquerosas y horrendas, entre regresivas y racistas, vinieron a
la superficie. La agenda del Congreso antes del impeachment del segundo
gobierno Dilma ya era terrible y continuó siendo, ampliando al máximo la
regresión de derechos.
En los decretos de GLO (Garantía de la Ley y de la Orden,
como en Río de Janeiro, el ministro y general Sérgio Etchegoyen, en los
decretos de GLO, por ejemplo) y ahora en la pirotecnia - ya fracasada - de la
Intervención Federal en Río de Janeiro (la resaca post-carnaval de Temer). Este
conjunto explosivo, más las declaraciones peligrosas del general-ahora en la
reserva- Hamilton Mourão, sumado al impedimento - fático - de Lula concurre,
coloca al ex capitán Jair Bolsonaro con un 20% de intenciones de voto si llega
a la segunda vuelta. Por su parte, extrema o lavada, el "mito" se
convierte en la opción "más viable" para intentar vencer las
elecciones, y la certeza más segura de no poder gobernar, transformando al país
en un caos en todos los niveles.
La situación es muy difícil y trae el elemento incendiario
de los asesinatos de Marielle Franco y Anderson Gomes (el 14 de marzo de 2018).
En otras circunstancias, estos crímenes estarían atados al terrible contexto de
Río de Janeiro, con para-militarismo, control territorial y violencia reñida de
ejecuciones extralegales. Pero, como los asesinatos se dieron bajo Intervención
Federal y en las horas siguientes sufrieron una avalancha de Fake News y crimen
contra el honor de la militante del PSOL, negra, homoafetiva, feminista y cría
de la Maré, nos encontramos frente a un divisor de aguas. Antes y después de
este crimen. La definición explícita de lados, y el flirteo del fascismo con
alguna posibilidad de ejercicio de poder - basta observar la campaña de Trump y
cómo estos métodos se están reproduciendo en Brasil - mientras los
conglomerados de medios intentan deshacerse del monstruo que ayudaron a crear.
Como ya dije antes, el gongo ya sonó para el pueblo
brasileño. Ninguna expresión fascistoide, sea por la Intervención Militar, sea
en la candidatura de Bolsonaro, sea en la versión de línea chilena y
"fascismo de mercado", nada de eso puede pasar!
Bruno Lima Rocha es científico político, profesor de
relaciones internacionales y de periodismo
estrategiaeanalise.com.br
blimarocha@gmail.com
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