sábado, 14 de abril de 2018

¿Estamos bajo una amenaza fascista?


Por  Bruno Lima Rocha:

El tema es preocupante y ahora ha dejado de ser una especulación para entrar en el campo de las probabilidades. Para el fascismo avanzar, de forma "clásica", sería necesaria una estructura organizada, un partido organizado de hecho, algo que ni siquiera el Dr. Enéas Carneiro arriesgó organizar. Masificar a la extrema derecha - por una vertiente de barniz nacionalista-conservador o más alineada con la "línea chilena" - no es tarea fácil y menos aún controlable. En ausencia de un partido fascista, no teniendo ni siquiera una leyenda marcada claramente identificada con las dos vertientes enumeradas arriba, pasamos a una segunda caracterización.


Brasil vive un clima fascista en las redes sociales y que va al encuentro de dos fenómenos permanentes en la estructura social de las clases sociales oprimidas en el país. Las dos estructuras abajo inciden sobre la democracia brasileña (liberal, indirecta, pero tensionada por una Constitución Ciudadana y el reconocimiento de derechos de 4ª generación) y fueron catalizadas por la fuerza difusora del odio y de la imbecilidad a través de dos exponentes de esta demencia colectiva. El diputado federal por Río de Janeiro y pre candidato a la Presidencia, Jair Bolsonaro (PSC / RJ) y el incansable difusor de tesis conservadoras y estapafúrdias en la red, el astrólogo Olavo de Carvalho. Estos dos personajes arriba serían sólo ridículas caricaturas (por el criterio de razonabilidad) si no hubieran sido propaladas a través de la Internet masificada en Brasil yendo al encuentro de dos instituciones sociales - difusas, pero perennes - como las citadas abajo.
En primer lugar, el día a día de la mayor parte de nuestra población, en especial de las mayorías urbanas y periféricas (viviendo en las 30 Regiones Metropolitanas) es atravesado por la violencia estatal, el control extendido de las facciones oriundas del dominio del sistema penitenciario y de la precariedad en los derechos civiles . Esto crea un clima fascistoide, donde transitan con vigor las lógicas como "bandido bueno es bandido muerto". Más adelante, en otras publicaciones, vamos a debatir (nuevamente) el carcomido modelo policial brasileño.

La segunda permanencia en la estructura social brasileña es el crecimiento vertiginoso del neopentecostalismo. Estas "iglesias" de formato empresarial captan liquidez financiera (con donaciones desproporcionadas la renta de los fieles y en especie) y adhesión en las bases de la sociedad y no se unifican, compitiendo entre sí. Pero estas "iglesias" acaban teniendo algunos exponentes mediáticos como el "obispo" Edir Macedo (y su sobrino alcalde de Río de Janeiro por el PRB, Marcelo Crivella, PRB / RJ); el pastor y diputado federal por San Pablo Marco Feliciano (del Avivamiento, una rama de la Asamblea de Dios y con mandato por el PSC / SP) y el mejor polemista de todos y también el más agresivo, líder del ala mayoritaria de la Asamblea de Dios en Brasil , el pastor y psicólogo Silas Malafaia.

Estas dos presencias (violencia policial y para-policial y neopentecostalismo conservador) y las consecuentes comprensiones de fenómenos como violencia estatal, economía del crimen, postura predatoria e individualismo llevan a un odio entre los abajo y el apoyo consecuente a prácticas ilegales de represión, llegando a apoyar ejecuciones extrajudiciales.

El encuentro es explosivo, pues la propaganda absurda del clan político de los Bolsonaro encuentra eco en la predicación del odio por Marco Feliciano y de los giros cada vez más a la derecha política, ideológica y eurocéntrica de Silas Malafaia. Al mismo tiempo, este mensaje gana impacto en las capas populares y entre operadores de las Policías Militares -que en general no cuestionan el modelo de la institución- y defienden las prácticas de violencia excesiva, diuturnamente practicadas. Es una suma explosiva cuando hay vacío político, criminalización tanto de los intermediarios profesionales (en general oligarcas comprometidos consigo mismos, véase el Congreso del golpe) como del empresariado familiar brasileño (desgarrado después de la Lava-Chorro). Como la centroizquierda tras 13 años de gobierno nacional con aprobación popular récord no creó una nueva base social permanente, estamos ante el abismo ideológico a ser conquistado. Ya sonó el gongo.

2013, Venezolización y predicadores del odio
Si vamos a recapitular los episodios brasileños desde 2013, quedó evidente algo. Los gobiernos lulistas (PT como partido de gobierno, PC del B como fuerza aliada principal y la composición de pacto de clases) no crearon una fuerza social para servir como base más allá de las elecciones. De ahí la sorpresa que todas y todos tuvimos con la adhesión masiva en 2013-mucho antes de junio, me refiero, por ejemplo, a la victoria del derecho colectivo arrancado la uña en Porto Alegre aún en mayo de ese año - y reorientación de los grupos de TV sobre el mes de junio. Recuerdo que los coches de los equipos de televisión estaban siendo incendiados por quienes ocupaban la calle protestando contra el aumento de los pasajes y los reporteros trabajando sin canopla, o sea, sin identificación de las emisoras. En los siguientes episodios, los editoriales fueron modificados y las coberturas alteradas para alabar las "buenas protestas" (sugiero conferir los trabajos de los jóvenes periodistas gauchos Pedro Kessler y Anderson Huber).

La otra "sorpresa" vino en la secuencia, con la increíble capacidad de la excrescencia dar la cara en la calle, en el proceso conocido en 2014 y en 2015 como la "venezuela de la política brasileña". A finales de 2014 ya había actos en la Avenida Paulista con 20 mil alucinados convocados por pastores y el clan Bolsonaro impugnando los resultados electorales. Esto concomitante a la maduración de la nueva generación de neoliberales militantes, cuyo máximo exponente es la empresa que atiende por la sigla de MBL y su increíble capacidad técnica de crear hechos políticos a partir de hechos digitales y la consecuente persecución de sus blancos y desafíos.

Hoy, aquellos y aquellas que conocen un poco de la nueva derecha cibernética brasileña (operando en Brasil sería el mejor término) ven que hay una tendencia a la separación entre "liberales" x "conservadores", respectivamente estando los primeros bajo los focos del MBL y los segundos bajo el liderazgo de Bolsonaro. Las tesis pueden aproximarse, ya que tienen enemigos comunes, motivaciones semejantes, la misma incidencia de valores y simbología de la política neoconservadora de EEUU y una enorme munición de generar hechos controvertidos y "fake news" a través de las redes sociales.

La suma de estos sectores es desproporcionada a su capacidad de convocatoria por Internet. Pero tal como las falsas noticias, alguien, algunos, piensan parecido y emitieron tales enunciados para un robot, empresa o algoritmo cruzar y propagar. Es decir, detrás de este humo, hay fuego. No sólo hay fuego como hay una dimensión autorizadora de propagar el odio, de volverse el hilo, algo que las mayores empresas de comunicación, empezando por la propia Globo, resolvieron colocar un pie en el freno - al menos en la red abierta y en formadores de opinión conservadora - tras los asesinatos de Marielle Franco y Anderson Gomes.

Si hay alguna responsabilización por este conjunto endémico de odio social, reproduciendo lo peor de Brasil en todos los niveles, estoy de acuerdo con la tesis de Luis Nassif y atribuyo la campaña de los mayores grupos de medios contra las tímidas políticas compensatorias del lulismo. A partir de la maldita campaña contra las cuotas y la ridícula tesis del Director General de Periodismo y Deportes de la Globo, Ali Kamel, con su libro "No somos racistas" (editora Nova Fronteira, Río de Janeiro, 2006). O en la presencia de Reinaldo Azevedo con su blog al frente de la Veja (donde trabajó por doce años, hasta mayo de 2017) acuñando términos como "izquierdopata". Después de propalado, con la potencia que tenía la revista semanal de los Civita, el estrago encuentra eco en las cloacas de la sociedad y se dispersa peligrosamente.
Para concluir esta breve serie, hay que comprender - interpretar al menos - efectos de la Lava-Chorro y del gobierno Temer sobre esta amenaza. Estamos ante la ruptura del pacto de clases del lulismo-situación coyuntural que lleva a una derrota estructural en términos económicos -y del desgarrar de la Constitución-esta sí una derrota estratégica que todo el pueblo viene sufriendo -el país vivió un trance -que ya pasó - donde todas las peores tesis, las más asquerosas y horrendas, entre regresivas y racistas, vinieron a la superficie. La agenda del Congreso antes del impeachment del segundo gobierno Dilma ya era terrible y continuó siendo, ampliando al máximo la regresión de derechos.

En los decretos de GLO (Garantía de la Ley y de la Orden, como en Río de Janeiro, el ministro y general Sérgio Etchegoyen, en los decretos de GLO, por ejemplo) y ahora en la pirotecnia - ya fracasada - de la Intervención Federal en Río de Janeiro (la resaca post-carnaval de Temer). Este conjunto explosivo, más las declaraciones peligrosas del general-ahora en la reserva- Hamilton Mourão, sumado al impedimento - fático - de Lula concurre, coloca al ex capitán Jair Bolsonaro con un 20% de intenciones de voto si llega a la segunda vuelta. Por su parte, extrema o lavada, el "mito" se convierte en la opción "más viable" para intentar vencer las elecciones, y la certeza más segura de no poder gobernar, transformando al país en un caos en todos los niveles.

La situación es muy difícil y trae el elemento incendiario de los asesinatos de Marielle Franco y Anderson Gomes (el 14 de marzo de 2018). En otras circunstancias, estos crímenes estarían atados al terrible contexto de Río de Janeiro, con para-militarismo, control territorial y violencia reñida de ejecuciones extralegales. Pero, como los asesinatos se dieron bajo Intervención Federal y en las horas siguientes sufrieron una avalancha de Fake News y crimen contra el honor de la militante del PSOL, negra, homoafetiva, feminista y cría de la Maré, nos encontramos frente a un divisor de aguas. Antes y después de este crimen. La definición explícita de lados, y el flirteo del fascismo con alguna posibilidad de ejercicio de poder - basta observar la campaña de Trump y cómo estos métodos se están reproduciendo en Brasil - mientras los conglomerados de medios intentan deshacerse del monstruo que ayudaron a crear.

Como ya dije antes, el gongo ya sonó para el pueblo brasileño. Ninguna expresión fascistoide, sea por la Intervención Militar, sea en la candidatura de Bolsonaro, sea en la versión de línea chilena y "fascismo de mercado", nada de eso puede pasar!

Bruno Lima Rocha es científico político, profesor de relaciones internacionales y de periodismo

estrategiaeanalise.com.br
blimarocha@gmail.com

0 comentarios:

Publicar un comentario