Por Damián Alifa:
En diciembre las cifras de la OPEP estremecieron a los
venezolanos informados sobre el tema petrolero. El informe del último trimestre
del año indicaba que la producción petrolera venezolana había descendido en
1.647.000 b/d (para el 2016 Venezuela producía 2.154.000 b/d) . Ante el
escándalo hecho viral en el mes de enero, el Ministro de Energía y Petróleo y
presidente de PDVSA Manuel Quevedo, anunció, frente a todos los medios de
comunicaciones nacionales e internacionales, un aumento de la producción
petrolera nacional a 1.769.000 b/d. No obstante, el importante informe mensual
de la OPEP, conocido como Monthly Oil
Market Report, contiene dos gráficas de fuentes diferentes, una de
“Comunicación Directa” proveniente de
los entes oficiales de cada Estado miembro de la organización y otra de
“Fuentes Secundarias.
Es así como en el informe del mes de enero de la OPEP
aparece una importante discrepancia sobre la producción petrolera venezolana,
entre lo comunicado por el gobierno (1.769.000 b/d) y lo señalado por otras fuentes
(1.609.000 b/d), es decir, una diferencia de 160.000 b/d.
Ahora bien, a este punto, algunos dirán que siempre existen
una discrepancia entre lo reportado por los países y las fuentes OPEP. Sin
embargo, lo insólito es que los países generalmente intentan ocultar su
producción excedentes en las “comunicaciones directas” y es la OPEP la que
señala el aumento de sus producciones para alertar sobre las violaciones de las
cuotas acordadas. En Venezuela es todo lo contrario, el Estado informa a la
OPEP que su producción por encima de lo que realmente produce. ¡Tragicómico
nuestro caso!
Otros pudieran decir que la OPEP miente en función de
desacreditar a las autoridades venezolanas. Sin embargo, ya para los meses de
febrero y marzo el mismo gobierno tuvo que informar que la producción había
caído a 1.586.000 b/d y 1.509.000 b/d. Si fuera cierto el aumento de la
producción en enero eso implicaría que la producción cayó en dos meses en
260.000 b/d, es decir, cada día la producción disminuyó en más de 4000 barriles.
¡Jamás hubo tal aumento! ¡El Ministro mintió descaradamente! Y las cifras de la
OPEP son aún más críticas: en febrero 1.543.000 b/d y en marzo 1.488.000 b/d.
Por otro lado, algunos pudieran ubicar la causa de este
derrumbe de la producción en las sanciones financieras del Departamento del
Tesoro de los Estados Unidos. Sin lugar a dudas, las sanciones han golpeado con
fuerza a la industria petrolera venezolana. No obstante, es difícil endilgarle
toda la culpa. Es cierto, que debido a las sanciones, cualquier proveedor de
insumos y repuestos vitales para PDVSA (en su mayoría importados desde el
mercado norteamericano) están obligados a cerrar cualquier negocio con
Venezuela en un lapso no menor a 90 días, de lo contrario, el Departamento del
Tesoro, lo considera “extensión del crédito” a Venezuela y esa empresa puede
ser objeto de multas y sanciones. Es decir, PDVSA no puede, como cualquier otra
empresa, realizar un contrato con un proveedor por lapso de un año, pagado con
descuentos y créditos. Debido a esto, la empresa ve en dificultades para tener
un nivel adecuado en sus stocks de reposición y mantener su producción. No
obstante, PDVSA pudiera sobrellevar esta situación si tuviera un flujo de caja
adecuado, y esto no es posible debido a que:
1) Hay una
cantidad inmensa de deuda externa amarrada a la factura petrolera (Caso China).
Lo cual genera que PDVSA dedique una parte importante de su producción al pago
de la deuda pública.
2) PDVSA
está obligada además, a pagar su deuda en bonos, en el mercado norteamericano.
Esta asciende a más de 30.000 mil millones de dólares. Aunado a esto, también
debe correr con la deuda en bonos del Estado venezolano y la de la estatal de
energía eléctrica.
3) El
subsidio a la gasolina en el mercado interno, al que PDVSA destina parte de su
producción de crudo y corre con los gastos de refinación con un retorno muy por
debajo de los costos mínimos de producción.
4) Debido al
control de cambio instaurado en Venezuela, PDVSA debe cambiar sus dólares a
tasa Dicom. Es decir, un trabajador que gana el equivalente a dos sueldos
minimos en PDVSA le cuesta a la empresa alrededor de 50 USD dólares, mientras
que el poder adquisitivo de ese trabajador, en el mercado real difícilmente
llegue al de los 3 dolares mensuales. Esto pasa con todos los beneficios
laborales y también con el pago a los proveedores privados de servicios que
residen en el mercado nacional.
5) El peso
que aun pudiera tener los acuerdos con algunos países de Petrocaribe, los
cuales tienen beneficios extraordinarios en sus comodidades de pago. Muchos de
esos países que sostienen deuda con PDVSA han acordado con funcionarios
venezolanos un pago de esas deudas en alimentos y otros bienes. No obstante,
PDVSA no le puede pagar a sus proveedores con carne de res o de pollo sino en
dólares.
A todo esto hay que agregarle que ya PDVSA venia bajando su
producción antes de las sanciones financieras que fueron el 25 de agosto del
año pasado. Ya para el 2016 la producción había descendido de 2.400.000 b/d a
2.154.000 b/d. Asimismo, para el mes de julio del 2017 (un mes antes de las
sanciones) la producción había caído a 1.929.000 b/d. Es decir, a todo lo
anteriormente dicho, hay que agregarle ¡Ineficiencia! Demás está decir, que las
deudas contraídas por PDVSA no se han traducido en las vitales mejoradoras que
necesitaba la industria. Tampoco ayuda la falta de mantenimiento de los pozos
convencionales, muchos ellos cerrados y aun en condiciones de producir. Es
urgente una reorganización de la industria petrolera nacional y de nuestro
negocio petrolero en general, como es urgente medidas macroeconómicas en el
país que terminen desmontando el control cambiario. PDVSA es de todas y todos
los venezolanos y tenemos derecho a exigir explicaciones.
daalifa@gmail.com
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