Por Bruno Lima Rocha:
De la ciudad de Buenos Aires
La empresa privada de exploración espacial SpaceX, que
invadió los noticieros el 6 de febrero de 2018, lanzó el cohete más potente en
operación, el Falcón Heavy. Inmediatamente los periodistas y economistas
liberales ovacionaron a SpaceX, la cual, supuestamente, simboliza cómo el
sector privado despunta sin las injerencias estatales. Una vez más, los
neoliberales, el liberalismo vulgar que circula por internet y tiene como
fuente de financiamiento más que sospechosas fundaciones y lobbies de EEUU,
afirman una mentira como media verdad. Simplemente no es verdad que el complejo
aeroespacial o el complejo tecnológico-industrial-militar pueda incluso existir
sin una fuerte articulación entre la oligarquía política, tomadores de decisión
del Estado profundo y los elegidos del empresariado para cerrar los contratos
de las industrias sensibles.
Este pequeño artículo objetiva desmentir las falacias y
simplismos en torno a esta cuestión.
Es esencial conocer el Henry Ford del siglo XXI, o quizás,
el Tony Stark de la vida real. Elon Musk, fundador y CEO de SpaceX, visionario
de la colonización de Marte y uso de las energías renovables, nació en
Sudáfrica. Desde joven escribía códigos de programación, ya los 17 años se
trasladó a Canadá, donde estudió en Queen's, Universidad. Dos años más tarde,
con ideales emprendedores, se mudó a Estados Unidos. Cursó Física y Negocios en
la University of Pennsylvania. Luego, dejó el doctorado en Stanford para
desarrollar startups del mundo digital. Siguiendo el modelo de otros
emprendedores del mundo virtual, la educación formal puede quedar en segundo
plano en lo que se refiere a las industrias nacientes
A finales de los años '90, Musk embolsó 307 millones de
dólares en la venta de su primera empresa, para crear X.com, una empresa de
pagos online, que se fusionó con Confinity, originando PayPal. En 2002, Elon
Musk vende PayPal a Ebay por 1.500 millones de dólares (SEEDHOUSE, 2013). En
este momento, con capacidad propia de inversión, crédito bancario a intereses
del 1,75% al año, venture capital abundante, acumulación nacional de
tecnologías y la organización y financiación directa del gobierno de Estados
Unidos, es el ámbito de surgimiento de la SpaceX. Es decir, estamos hablando de
intereses subsidiados, política de incentivo del gobierno central
estadounidense y contratos de privilegios junto a la administración directa de
la superpotencia.
En la época, que el Estado escoge qué empresas crecer con
base en el mundo punto con y cuáles no. Una vez más la regla de acceso
selectivo a través de la barrera político-institucional es observada. Con o sin
tecnología del siglo XXI, las bases de la economía política aún descriptiva
operan y define el fenómeno.
En el caso del capitalismo, por lo tanto, sujeta a las
disputas de interpretación ideológica / teórica de la economía política
(GILPIN, 2002), la reacción instintiva de los medios de comunicación de masas y
de los politólogos liberales (mainstream) "Libertad económica" como
principio y motivo del éxito de SpaceX. ¿Por qué "libertad", en esos
términos - casi determinista - reducen la totalidad de las relaciones sociales
a las leyes del mercado y su individualismo metodológico, de modo que la
interferencia del Estado Nacional es innecesaria, o, debe hacerse lo menos
posible, como afirmaba Hayek (SAYAD, 2015), (PRZEWORSKI, 1993). Dicho esto, la
primera parte del artículo abordará brevemente la cuestión histórica de esta
materia. A continuación, se devuelve la elucidación del caso SpaceX.
La larga mano del Estado
En consecuencia, en los artículos anteriores - La Sonda
Voyager-1 invalida el discurso neoliberal de Meirelles, y, Gobernanza Global y
Hegemonía de los Estados Unidos - se elucidó sobre el histórico del desarrollo
americano moderno (eje anglosajón), el cual está ligado a las decisiones de
Estado, tomadas en el marco de la 1ª y 2ª Guerra Mundial, así como la
geopolítica practicada a lo largo y después de la Guerra Fría. En efecto, la
competencia interestatal en la geopolítica internacional soldó los intereses
del capital privado de Estados Unidos con sus estrategias de disputa por poder,
por mercados y por territorios abundantes en materia prima.
No es casual que la institucionalidad estadounidense se
postula en la triangulación entre la intención directa de los gobiernos de
fomentar parques industriales privados orientados, protegidos por patentes y
embargos nacionales - los institutos públicos y privados de investigación, y
universidades; a su vez, combinados con los pedidos gubernamentales - NASA,
DARPA, NSA, Departamento de Defensa - (Whallen, 2014, CGEE, 2013). De esta
forma (resumidamente) se originaron las grandes tecnologías del siglo XX y XXI,
como producto y subproducto de esa intrincada tela. (GUIMARÃES, 1999).
Es este arreglo que estructura el complejo
industrial-militar y da agilidad para acompañar la revolución tecno-científica
del siglo XX (las dos) para el avance de la telemática y el control sobre la
infraestructura instalada correspondiente al control de la comunicación de
señales. La analogía consagrada de la Triple Hélice-Estado, Mercado y
Universidad- opera como eje estructurante del avance militar de EEUU en el área
de la tecnología y, al mismo tiempo, el financiamiento prácticamente ilimitado de
esta ventaja estratégica aumenta el rombo permanente de más de Usd 12 billones
de dólares en el segundo año del gobierno de Trump.
Sin embargo, en el sector aeroespacial, dominado por los
oligopolios estadounidenses de Boeing, Loockheed Martins y Raytheon (grandes
proveedores del gobierno y protegidos por las políticas industriales).
Entre otras del ramo, históricamente compiten con el poder
ruso, chino y europeo; de modo que se hizo financieramente más conveniente
lanzar los satélites de EEUU a través de los lanzadores de Rusia, por ejemplo.
Además, desde 2004, el gobierno de Bush decidió mantener su programa espacial
hasta 2010, sobre todo tras el accidente del transbordador Columbia en 2003. Se
ha intentado actualizar las directrices y tecnologías para revisar el papel que
desempeña la NASA cumpliría en el siglo XXI, y rehacer la hegemonía
aeroespacial de la Superpotencia. Sin embargo, debido a retrasos, cuestiones
presupuestarias y afines, Estados Unidos viene dependiendo de Roscosmos,
agencia espacial rusa, para hacer el traslado de sus astronautas entre la
Estación Espacial Internacional y la Tierra (NASA.GOV, 2012).
El gobierno de Obama, por otro lado, percibiendo que la
inversión en este sector es capaz de generar gran desarrollo, crecimiento económico
y empleos, y que la independencia y poder de los Estados Unidos debe ser
asegurada en ese sector, ha revertido, por lo tanto, la morosidad anterior por
medio de cambios estructurales en el portafolio de la NASA. Sólo el programa
Apolo, por ejemplo, costó en valores actualizados 150 mil millones de dólares,
y empleó a 300 mil personas, de ahí la importancia de la inversión en este
complejo. (SEEDHOUSE, 2013).
Trump va por el mismo camino, pero radicalizando.
La apuesta en la "guerra comercial", opera en la
diplomacia presidencial, desestabilizando aún más regiones muy inestables y
vendiendo armamento sofisticado sin ofrecer asociación y transferencia de
tecnología y códigos fuente. A diferencia de la fantasía metafísica neoliberal,
no hay "libertad de movimiento del capital independiente" del Estado,
es justo al revés. Cuanto más tecnología embarcada, rúbrica de conocimiento
sensible y protección bajo secreto de Estado, mayor será la interferencia y
complementación entre empresa y gobierno, o complejos industriales y Estado
profundo. La trayectoria es la mejor comprobación, además de la histeria
colectiva que opera en el internet reaccionaria y colonizada brasileña.
Si históricamente, desde 1950 la NASA tiene una asociación
sólida con el complejo industrial privado -cuya formación se dio justamente a
causa de ella (NASA, 2012), y cuya estrategia gubernamental operaba a esas
grandes empresas privadas como instrumento de proyección nacional (FURTADO,
1978); contemporáneamente, ese modo político y económico opera de modo
semejante. He aquí que Boeing, o SpaceX, entran en el tablero.
El xandrez espacial.
La reestructuración de la NASA desde 2006 previó proyectos
como el Programa de Tripulación Comercial, a través del cual el cohete Falcon
Heavy de SpaceX fue desarrollado. El programa de servicio de transporte público
comercial - Comercial Crew & Service Pack - Oficina de Tripulación
Comercial y Programa de Carguero - Commercial Crew Integrated Capability -
Capacidad integrada de Tribulación Comercial - Certificación Products Contract
- Contrato de Certificación producto.
Los ingenieros de la NASA y los expertos aeroespaciales
trabajan junto a las compañías para desarrollar sistemas de transporte de
tripulación que pueden, de forma segura, confiable y de costo compatible,
llevar humanos a órbita baja, incluyendo la Estación Espacial Internacional, y
retornar con seguridad a la Tierra [ ...] (NASA, 2012).
Las compañías interesadas están libres de desarrollar los
sistemas de transporte que piensan ser mejor para el servicio. Para las fases
de contrato de desarrollo y certificación, cada compañía debe cumplir con los
requisitos previos de la NASA [...] (NASA, 2012). La asociación permite a los
ingenieros de la NASA acompañar el proceso de desarrollo de la compañía mientras
que la experiencia técnica de la agencia y recursos son accesibles a la
compañía [...] (NASA, 2012).
La SpaceX es integrante del CCDev2, CCiCap, CPC y CCtCap, es
decir, las principales fases de los proyectos, presupuestando, en el caso de
esta empresa, 3.144 mil millones de dólares (NASA, 2012). Además, SpaceX obtuvo
valores superiores a 5.500 millones de dólares en contratos con las Fuerzas
Armadas y la NASA, (totalizando $ 12 mil millones); así como 4,9 mil millones
de dólares sólo en subsidios gubernamentales (NASA, 2012).
Mark Spiegel, gerente del fondo de inversión Stanphyl
Capital Patners, fue categórico: el apoyo del gobierno es el alcance de las
empresas, de modo que sin él, nada de eso sería posible.
En uno de los contratos de licitación entre la NASA y la
SpaceX, visto en https://www.nasa.gov/ sites / default / files / files /
CCtCap_SpaceX_508.pdf, no sólo las cláusulas secretas son flagrantes, pero las
leyes de secreto y el embargo comercial de la tecnología y avionics están
dispuestos, lo que significa que SpaceX no puede vender los secretos
tecnológicos estadounidenses a las empresas y países extranjeros. Pero,
reiteramos, no hay espanto en eso y menos aún "novedad".
El asombro es saber que cientos de brasileños y miles de
estadounidenses reproducen nociones absurdas de "libre movimiento de
capitales", como si fuera una iniciativa similar abrir un pequeño negocio
de servicios o alimentación a implantar una industria naciente y de cadena de
valor agregada compleja! Talla sandice se reproduce como plaga en los
"debates políticos" que no pasan de predicación doctrinal vulgar.
Volviendo al contrato está previsto que las empresas tendrán
acceso a todo el histórico y acumulación tecnológica de la NASA, así como a su
equipo técnico y gerencial. El Gobierno Federal (de los Estados Unidos), por su
parte, no sólo tendrá acceso a los proyectos e instalaciones de la empresa,
sino que también arbitrará plazos, directrices, requisitos y objetivos que los
proyectos seguirán (NASA, 2012). Para constatar, estas cuestiones de embargos
significan en la práctica que Estados Unidos puede bloquear el intercambio
comercial de productos que tienen componentes tecnológicos de patente
Americana, a través de la Ley de exportación de armas de exportación y la Ley
de Administración de la exportación. Para ejemplificar, se observa el caso de
la Fuerza Aérea Brasileña cuando, en 2006, tuvo su venta de 36 cazas Super
Tucanos a Venezuela embargada por Estados Unidos, vista la tecnología aviónica
que los aviones utilizan, sobre la cual Brasil es dependiente . Es decir, el
poder de albedrío estadounidense trasciende sus fronteras.
El nuevo enfoque de la NASA para la adquisición de servicios
de transporte es una extensión de las políticas del gobierno de los Estados
Unidos, que desanima la competencia directa del gobierno con la industria
manufacturera o los prestadores de servicios del sector privado. Sin embargo,
es claro que este enfoque es posible sólo a causa de las inversiones anteriores
realizadas por la NASA y el Departamento de Defensa, realizadas a lo largo de
décadas de desarrollos de sistemas de vehículos de lanzamiento, procesamiento,
tecnologías afines y componente [...] (NASA, 2012 )
CONCLUSIÓN
Esta información es pública. Ellas están presentes tanto en
las bibliografías especializadas, como en los archivos oficiales de gobiernos.
Al elucidar y sistematizar los detalles, es perceptible como las decisiones de
Estado, referentes al poder nacional, su administración pública y la
competencia geopolítica y económica internacional, está a su vez orgánicamente
vinculada a los capitales privados nacionales. Es como si el Estado
instrumentalizara a la empresa privada en detrimento de sus objetivos, en la
medida en que el complejo industrial no sólo gana en ese proceso, sino que
tiene sus agentes permeando las decisiones de gobierno, y viceversa. Vaya más
allá. Se trata de una sentencia de "gobierno de facto", donde la
oligarquía política, la alta tecnocracia de carrera va al encuentro de las
industrias complejas ligadas al Departamento de Defensa (DoD, el Pentágono) del
Imperio y tienen en sus gestores futuros tomadores de la decisión de la
Superpotencia y viceversa.
Como se constató en este artículo, SpaceX es un ejemplo
concreto de cómo funciona el capitalismo de los países desarrollados, en
particular, el modus operandi de la gobernanza de los Estados Unidos. SpaceX no
es fruto (sólo y tan sólo) de la mente "genial" de Elon Musk, sino
también de la histórica estructura política, tecnológica y económica que lo
rodea. Se queda sin saber si los folletines groseros y simplificados de
liberalismo que se está extendiendo por Brasil seguirán ignorando los hechos
presentados.
Ricardo Cámara es estudiante de relaciones internacionales -
ricojc@hotmail.com
Bruno Lima Rocha es profesor de relaciones internacionales -
blimarocha@gmail.com
Referencias:
CARVALHO, Thiago Bonfada de. Geopolítica Brasileña y
Relaciones Internacionales, FUNAG, Brasilia, 2010.
CENTRO DE GESTIÓN Y ESTUDIOS ESTRATÉGICOS. Dimensiones
Estratégicas del Desarrollo Brasileño: Las Fronteras del conocimiento y de la
innovación: oportunidades, restricciones y alternativas estratégicas para
Brasil. y en el caso de las mujeres.
FURTADO, Celso. La Hegemonía de Estados Unidos y el Subdesarrollo
de América Latina. 3ª ed. De la ciudad de Buenos Aires. 1978.
GILPIN, Robert. La economía política de las relaciones
internacionales. 1ª ed. Brasilia. Universidad de Buenos Aires. 2002.
Y en el caso de las mujeres. 500 años de Periferia - Una contribución
al estudio de la política internacional. De la Universidad de Chile.
HIRSCH, Jerry.
http://www.latimes.com/business/la-fi-hy-musk-subsidies-20150531-story.html,
Los Ángeles, 2015.
La NASA. Los servicios de transporte público de los Orbital
Services - La Nueva Era in Spaceflight, Rebecca Hackler, National Aeronautics
and Space Administration Washington, DC, 2014.
La NASA. La NASA's Strategic Direction and the Need for a
National Consensus. EL NACIONAL ACADEMIES PRESS, Washington, D.C. 2012.
Y en el caso de las mujeres. 500 años de Periferia - Una
contribución al estudio de la política internacional. De la Universidad de
Chile.
SAYAD, Juan. Dinero, dinero: inflación, desempleo, crisis
financieras y bancos / João Sayad. 1a ed. San Pablo: Porfolio Penguin, 2015
SEEDHOUSE, E. SpaceX: Making Commercial Spaceflight la Realidad, Springer,
Nueva York, 2013.
SPACEX Commercial Crew Transport Capability Contract
(CCtCap) NNK14MA74C
TABARES, M.C. y Fiori, J.L. (1997) Poder y dinero, una
economía política de la globalización. Petrópolis, Editora Voces
(En el caso de los Estados Unidos de América).
blimarocha@gmail.com
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