Por Jesús A. Rondón:
En la coyuntura actual de guerra económica, algunos
venezolanos y venezolanas se preguntan, ¿Por qué no dolarizamos oficialmente la
economía? La respuesta inmediata es que hacerlo implicaría renunciar a nuestra
soberanía, pues perderíamos como república la capacidad de formular e
implementar una determinada política monetaria. Dependería nuestra economía de
una corporación privada como la Reserva Federal de los Estados Unidos de
América, en consecuencia, de un interés ajeno a la patria.
Lo contradictorio es que en la realidad de nuestro país
existe una dolarización de facto, es un hecho que los precios de los productos
que adquirimos o los servicios que utilizamos varían su precio de acuerdo a la
fluctuación del precio de dólar oficial y fundamentalmente el no oficial.
Quienes manufacturan, comercializan productos o brindan servicios despiertan
cada día, para formar parte de la audiencia de Dólar Today, no solo para
observar, sino para determinar determina los elementos de su estructura de
costos.
Los ciudadanos y las ciudadanas en Venezuela, cuando asisten
para utilizar algunos servicios médicos, están a merced de los prestadores que
ya está cobrando en moneda estadounidense. Los costos de repuestos para
vehículos o insumos (como lubricantes) se ajustan diariamente en base al
comportamiento del dólar paralelo. Llegamos a escenas risibles, cuando hasta
que el vende la chicha te explica que su precio depende del dólar. Lo que ya ni
siquiera es curioso, ni risible es que cuando baja la cotización los precios se
mantienen. Digamos que este comportamiento puede considerarse razonable, si
dentro de una determinada estructura de costos hay un componente que se
importa, y no se tiene acceso a los mecanismos de dólares oficiales, por lo
cual se recurre al mercado paralelo. Lo que, si es curioso, es que, si todos
los componentes son nacionales, igual se recurra al marcador ilegal para fijar
los precios.
La explicación a esta curiosidad es que quien manufactura,
comercializa o presta servicios dolarizo la ganancia. Lo que incorpora un
aumento de velocidad en el transito que tenemos en la espiral inflacionaria,
puesto que estos sujetos calculan su tasa de ingreso en función de los precios
de los productos y servicios que requiere o desea adquirir en el mercado. Por
otro lado, quienes manufacturan, comercializan o prestan servicios dolarizan
sus ahorros. ¿Qué empresario tiene sus ahorros en bolívares?
La demanda creciente versus los escases de dólares
proporcionado por el Estado, debería ubicar un precio en el mercado marginal
(alimentado antes por las fugas de Cadivi y ahora por las remesas de los
venezolanos y venezolanas en el exterior), pero como no hay registro ni
regulación del mismo, el marcador es ese agujero negro con intereses claros,
del cual se desprende como arte de magia el precio del dólar, denominado Dólar
Today. La tasa de cambio referencia planteada por el Estado, es ignorada sin
vergüenza alguna.
Históricamente se ha aludido que la causa de esta situación
es haber mantenido el modelo rentista, basado en la extracción y
comercialización de petróleo y sus derivados. Lo cual hace que cuando existe
una baja de los precios, impacte directamente el ingreso de divisas. Por otro
lado, presumo que las empresas que exportan sus productos, no retornan las
divisas al mercado interno. Y finalmente nuestra base de manufactura, comercialización
o servicios es altamente dependiente de suministros extranjeros, lo significa
que se produce limitadamente, pero los componentes no se crean en nuestro país.
El caso más emblemático de lo dicho es Empresas Polar, en concreto con la
manufactura de harina de maíz, donde constatamos que no siembra la materia
prima, la tecnología que utiliza es foráneo y hasta la marca “Pan” fue vendida
a un consorcio canadiense.
A lo largo de la Revolución Bolivariana fundamentalmente con
el comandante Chávez, se promovieron, fomentaron, financiaron, asesoraron
múltiples iniciativas desde la organización del pueblo y en marco de lo
comunal. Han sido poco los frutos de estas experiencias. Igualmente se han
promovido, fomentado, financiado, asesorado iniciativas privadas, y en esta
óptica está más centrado el Presidente Maduro, siendo su mayor expresión los
quince motores productivos (2017). Se constata un problema societal,
consecuencia del modelo rentista, no hay disposición en la sociedad para
producir. Se aplica la ley del menor esfuerzo, por lo cual tenemos un pueblo
que mayoritariamente valora a los gobiernos que brinda ayudas sociales y pone a
disposición productos para el consumo (la estética del consumo); y tenemos una
clase empresarial que exige abandonar el papel social del Estado para que
financie la practica la importación (materias primas, tecnologías y marcas) y
el envase. Es esto último es el centro de la tensión entre un gran sector
empresarial venezolano y las empresas multinacionales con el Gobierno Bolivariano.
Luego de esta lectura ¿Cuál es el desafío como país en lo
económico para superar la dolarización de facto? Producir en primera instancia.
Dentro del modelo de la revolución bolivariana, es obligatorio aprobar estar
asignatura pendiente; con nuevos referentes, provocando la creatividad, y este
sentido la recién Ley de Consejos Productivos de Trabajadores puede contribuir.
Para los que ubican en el marco de los que adversan la revolución bolivariana,
identifico una tensión entre quienes están orientados a crear una base
productiva paulatinamente menos dependiente y los que buscan retornan al
rentismo. En todo caso, para producir se requiere en los términos de Bauman una
sociedad de productores, para lo cual el camino es largo. En segunda instancia,
se debe modificar los patrones de consumo. No es razonable, no es sustentable
que todos nos aproximemos a los
estándares de consumo que el mercado capitalista nos ofrece.
.@jxrondon
jesusalbertorondon@gmail.com
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