Por Carlos E. Lippo:
Entre nosotros, los latinoamericanos y caribeños, existe un
viejo chiste que lamentablemente no ha dejado aún de tener actualidad; palabras
más palabras menos, el chiste dice así: “¿Por qué nunca habrá un golpe de
estado en Estados Unidos? Porque en Washington no hay ninguna embajada de
EE.UU.”. Y es que la comprobada participación directa de las respectivas
embajadas norteamericanas en el derrocamiento de regímenes que no les eran
afectos en países como Irán (1953), Guatemala (1954), Vietnam del Sur (1963),
Grecia (1967) y Chile (1973) son tan solo unos pocos ejemplos demostrativos de
cuan acertado y pertinente es el citado chiste.
Tan es así que no le resta validez el hecho de que algunas
de las embajadas en ocasiones se hayan dedicado a actuar de manera indirecta, haciendo uso de
alguna de las “agencias mampara” de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
dependientes del Departamento de Estado, tales como la USAID (Agencia para el
Desarrollo Internacional de los Estados Unidos), uno de cuyos primeros “logros”
fue el derrocamiento en 1964 del entonces presidente del Brasil, Joao Goulart,
un militante del socialismo cuya elección había tratado de impedir
infructuosamente dos años antes, dando paso a una feroz dictadura militar que
se prolongó por casi veinte años.
Otros “logros notables” de las embajadas norteamericanas a
través de la USAID son: la preparación del golpe de estado que derrocó al
presidente José Manuel Zelaya en Honduras, en junio de 2009, y más
recientemente la promoción de las cruentas acciones terroristas desarrolladas
en Ucrania desde la Plaza Maidán, que
culminaron con el derrocamiento del presidente Víctor Yanukóvich en febrero de
2014. Plenamente demostrativas de la activa participación de la embajada
norteamericana en este caso, son unas declaraciones de Victoria Nuland,
asistente del secretario de estado gringo, a su regreso de Ucrania en diciembre
de 2013, según las cuales ellos habían invertido 5.000 millones de dólares en
la promoción de tales eventos (1).
No obstante, a pesar de su manifiesta falta de escrúpulos y
de las ingentes cantidades de dinero que maneja con muy escaso control por
parte de las instancias correspondientes del gobierno norteamericano, la USAID
dista mucho de ser una organización omnipotente o infalible en el logro de sus
nefastos propósitos, estando a la vista sus estrepitosos fracasos en la
generación de cambios de gobierno en países dignos y renuentes a acatar los
dictados del imperio, como lo son Bolivia, Cuba, Ecuador, Irán, Nicaragua,
Siria y Venezuela, en los que lleva años promoviendo acciones
desestabilizadoras de diferentes naturalezas y alcances.
Pero no es la USAID la única agencia gringa que actúa como
mampara de la CIA bajo los auspicios del Departamento de Estado y sus
diferentes embajadas; su actuación estaba siendo tan descarada y evidente en
los distintos escenarios en los cuales se desempeñaba que, por presiones de su
propio Congreso y con esa habilidad que tienen los gringos para mezclar lo
privado con lo público, creando engendros de naturaleza indefinida, cuando de
defender al capitalismo salvaje se trata, se vieron en la necesidad de crear a
comienzos de la década de los ochenta la Fundación Nacional para la Democracia
(NED, por sus siglas en inglés), que es una agencia gubernamental, adscrita
como la USAID al Departamento de Estado, con financiamiento del gobierno
federal, aunque es administrada por una
organización privada.
Adscritos a la NED, para representarla en sus respectivas
áreas de competencia, fueron creados: el Centro para Iniciativas Privadas
Internacionales (CIPE), en el área económica; el Instituto Nacional Democrático
para Asuntos Internacionales (NDI), vinculado al Partido Demócrata y el
Instituto Republicano Internacional (IRI), vinculado al Partido Republicano, en
el área política; el Centro Americano para la Solidaridad Laboral (ACILS),
creado por la AFL-CIO, que es el equivalente gringo de la extinta Confederación
de Trabajadores de Venezuela (CTV), protagonista de primera línea en el golpe
de estado de 2002 y el paro sabotaje petrolero de 2002-2003, en el área
sindical; y quien podrá saber cuántos otros esperpentos destinados a imponer a
nivel mundial, la voluntad del gobierno norteamericano y la de las grandes
corporaciones privadas que lo manejan y le dan sustento, bajo las directrices
de la inefable CIA y quien sabe cuáles otras agencias de inteligencia del
imperio.
El derrocamiento de Jean Bertrand Aristide, primer
presidente de Haití electo democráticamente, en 1991 y la derrota del
Comandante Daniel Ortega, el mismo año, en elecciones de dudosa legitimidad,
regidas por un sucedáneo nicaragüense del SUMATE de María Corina Machado aquí
en Venezuela, se encuentran entre los mayores logros de ese entramado de
organizaciones de la NED, ejecutoras también del presupuesto de la USAID (2).
Entrando ya de lleno en el tema que nos ocupa debemos
comenzar por decir que la embajada de EE.UU. en Venezuela está ubicada en la
urbanización “Colinas de Valle Arriba”, una exclusiva y lujosa zona del sureste
de Caracas, cercana al escenario principal de las cruentas acciones terroristas
protagonizadas por la contrarrevolución entre febrero y mayo de 2014 y de abril
a julio de este 2017. Teniendo como sede física un moderno edificio de unos
8.000 m2 distribuidos en 5 niveles superficiales y un gigantesco bunker
subterráneo, todo ello localizado sobre una parcela de unos 110.000 m2 (3),
engalanada con una gigantesca bandera norteamericana, visible en lo alto desde
una gran extensión del este capitalino, para indignación de todos los
revolucionarios. Todas las agencias oficiales del Gobierno estadounidense
mantienen sus oficinas dentro de la embajada, ya que desde el año 2005, el
gobierno revolucionario no ha permitido a la DEA ni a la Misión Militar de EEUU
ocupar espacios dentro del territorio venezolano. Desde allí también operan la
USAID y la NED, ambas ilegales en Venezuela por no existir ningún convenio al
respecto, así como también la Oficina de Asuntos Públicos e Información, el
programa de becarios Fulbright, el Buró de Cultura y Educación y quién sabe que
otros engendros de dominación gringos.
La participación del Departamento de Estado y por ende de la
embajada norteamericana en Venezuela, en el golpe de abril de 2002 es un hecho
comprobado que fue debidamente sustanciado en un documento de denuncia
presentado por el gobierno revolucionario ante la Organización de Estados
Americanos (OEA) en marzo de 2004(4), sin obtener resultado alguno.
A quienes aún
pudiesen tener dudas sobre el grado de involucramiento de la embajada gringa en
Venezuela en la conspiración continuada tendiente a acabar con la Revolución
Bolivariana les recomiendo tomar en consideración la existencia de un informe
cifrado enviado por el entonces embajador William Brownfield, desde la propia
embajada, en noviembre de 2006, en el cual detalla cómo docenas de
organizaciones no gubernamentales (ONG) reciben financiamiento del gobierno
norteamericano por intermedio de la USAID y de la Oficina de Iniciativas de
Transición (OTI).
En dicho informe, el embajador, que fue enviado a Venezuela
ante el fracaso del golpe de abril de 2002 con el objetivo de unificar en un
solo bloque a la dirigencia opositora y a las 400 corporaciones estadounidenses
con presencia en el país, para crear un ambiente propicio para el derrocamiento
del gobierno bolivariano, proponía la siguiente estrategia: fortalecer a las
“instituciones democráticas”; infiltrarse en la base de la política de Chávez;
dividir el chavismo; proteger negocios vitales para los EE.UU.; y aislar a
Chávez internacionalmente. Siendo oportuno y necesario señalar que tal informe,
fue divulgado apenas en abril de 2013, como producto de un trabajo de
contrainteligencia y de desclasificación de archivos secretos por parte de
Wikileaks (5).
Pero es más, en agosto del presente año el secretario de
estado Rex Tillerson, anunció a la prensa que: "… las agencias de
Inteligencia de Estados Unidos estaban estudiando la forma de obligar al
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a abandonar el poder… ", es
decir, en medio de su prepotencia ha dicho impúdica y alevosamente que
Washington está preparando un nuevo golpe de estado en Venezuela (6).
Estimo que el imperio ha gastado un poco más de mil millones
de dólares para financiar a la contrarrevolución en Venezuela. Se incluyen en
ese monto desde los aportes directos del Departamento de Estado a voceros de la
oposición, hasta las inyecciones de divisas a organizaciones fachada que operan
en el país, pasando por los aportes recibidos de parte de partidos políticos y
fundaciones en Europa, que son canalizados a través de la propia embajada;
siendo oportuno señalar que tales aportaciones de dinero han pasado a
configurar una actuación explícitamente delictiva en Venezuela, con arreglo a
los Artículos 4 (Financiamiento) y 5 (Donaciones) de la “Ley de Defensa de la
Soberanía Política y Autodeterminación Nacional”, sancionada por la Asamblea
Nacional en fecha 21 de Diciembre de 2010 (7).
Es así que podemos decir que lo que le ha sobrado a la
contrarrevolución son ingresos, la mayoría de ellos en divisas extranjeras, al
punto de que ser opositor en Venezuela ha pasado a ser desde hace algún tiempo uno de los más lucrativos negocios.
Una contundente prueba de ello es el caso de Julio Andrés Borges Junyent,
presidente de la Asamblea Nacional en desacato, quien siendo un simple abogado
en ejercicio, típico exponente de nuestra clase media profesional, ha pasado a
tener grandes cuentas bancarias en dólares y euros, como puede apreciarse en el
extracto del HSBC, cuya copia se muestra en el artículo reseñado en la
referencia distinguida con el número (8).
Es por ello que ha causado auténtico terror en el seno de la
maltrecha, dividida y profundamente ineficaz contrarrevolución venezolana una
reciente orden ejecutiva de su amo Trump, que aunque emitida en marzo del
presente año sólo ha entrado en vigor desde el 1° de octubre, consistente en
una reducción del presupuesto de la USAID, que sólo recibirá en el 2018 el 60 %
de los fondos recibidos durante el presente año; decisión que Andrew Natsios,
ex director de USAID calificase como “desastre a largo plazo” (9).
Aunque algunos han querido ver en esta decisión imperial
según la cual además no se asignarán fondos a la USAID en Venezuela, un retiro
del país de la inefable agencia y por ende una reducción de la injerencia de la
embajada gringa en nuestras decisiones, nosotros preferimos creer que habrá de
tratarse de lo contrario, esto es, que habrá de producirse un incremento de la
injerencia y de las actividades hostiles que ahora habrán de correr por cuenta
directa de la CIA y el Comando Sur.
La más reciente de las actividades injerencistas de la
embajada gringa en Caracas es una solicitud de otorgamiento de acceso consular
formulada por el encargado de negocios en favor de cinco altos funcionarios
corruptos de nuestra empresa CITGO (filial de PDVSA que opera en territorio de
EE.UU), alegando su supuesta nacionalidad estadounidense. En efecto, con la
prepotencia y la estupidez que les es característica, el citado funcionario ha
señalado: “… pedimos al Gobierno venezolano que lo haga de inmediato de
conformidad con la Convención de Viena sobre relaciones consulares” (10),
“olvidándose” muy convenientemente de que se trata de ciudadanos venezolanos
por nacimiento que a lo sumo estarán detentando una doble nacionalidad, y que
lo sustancial del asunto es que han sido imputados y privados de libertad por
el Ministerio Público en virtud de la presunta comisión de hechos punibles en
contra del estado venezolano, entre ellos la negociación inconsulta de un
financiamiento altamente lesivo a los intereses de la empresa que en caso de
haber ser sido concertado pondría en grave riesgo su solvencia financiera, de manera
que a muy breve plazo pasaríamos a encontrarnos en vías de perder esta importantísima empresa
petrolera nacional, ante la eventualidad de que pudiese ser totalmente
embargada por los acreedores extranjeros (11).
Resulta casi evidente que a estas alturas del juego no se
trata entonces de exigir la salida del petulante encargado de negocios de la
embajada gringa; en casi dieciocho años de revolución pasan ya de la docena los
espías y agitadores gringos con falso rango diplomático, tanto civiles como militares,
que hemos tenido la necesidad de expulsar del territorio nacional tratando de
preservar la integridad de nuestro territorio y el respeto a nuestro pueblo que
se reafirma cada vez más en su decisión de ser libre y soberano, sin que ello
se haya traducido en nada positivo. Inclusive el propio embajador Brownfield,
al ser acusado por el gobierno de Hugo
Chávez de interferir en los asuntos internos de Venezuela en el año 2007 fue
retirado casi en forma inmediata para evitar su expulsión, pero su sucesor
Patrick Duddy, como era de esperarse mantuvo la misma política injerencista que
ha demostrado ser una auténtica política de estado desarrollada a su turno por
cada uno de los exponentes del bipartidismo norteamericano. Se trata entonces,
a juicio mío, de cortar por lo sano y ordenar la salida de todo el personal de
la embajada norteamericana de una buena vez, ya que para mantener el nivel de
relaciones que existe y que es necesario mantener con el imperio, estimo que es
más que suficiente con una “Oficina de Intereses” al estilo de la que por
muchísimos años sirvió para mantener las precarias relaciones entre Cuba y
Estados Unidos.
Ya para finalizar quiero señalar que basta de seguir
intentando costosísimas gestiones diplomáticas en procura del reconocimiento
del Gobierno Revolucionario, la mayoría de ellas realizadas a través de CITGO,
puesto que considero que la política de Washington hacia Venezuela fue decidida
hace muchos años y es una política irreversible. Así como nunca reconocieron a
Hugo Chávez como el presidente legítimo que fue, tampoco han reconocido ni
reconocerán a Nicolás Maduro. Las múltiples sanciones impuestas sin motivos
contra altos funcionarios del Gobierno Revolucionario, así como contra el
propio estado venezolano demuestran que Washington no tiene vuelta atrás en su
política de asfixia económica hacia Venezuela y es un hecho que seguirán
promoviendo, financiando y coordinando a la contrarrevolución nacional y
extranjera en procura de acabar con la Revolución Bolivariana.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
(1)
http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/03/16/por-que-nunca-habra-un-golpe-de-estado-en-estados-unidos-video/#.WhSQPXkpDIU
(2)
http://historico.ensartaos.com.ve/2014/12/21/articulo/41717?page=8
(3)
http://corresponsalesdelpueblo.bligoo.com/venezuela-conspiracion-contra-venezuela-desde-la-embajada-de-estados-unidos#.WhIHMnkpDIU
(4)
https://www.rebelion.org/hemeroteca/venezuela/040410schvarz.htm
(5)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=167323
(6)
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/514180
(7) http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con3_uibd.nsf/CE69679062803149052579A600635B88/$FILE/No6013ledespan.pdf
(8)
http://www.lechuguinos.com/filtraron-cuentas-euros-dolares-julio-borges-paraisos-fiscales/
(9)
http://www.celag.org/recortes-la-usaid-se-retira-eeuu-america-latina/
(10)
http://www.lechuguinos.com/eeuu-defensa-corruptos-citgo/
(11)
http://albaciudad.org/2017/11/embajada-de-eeuu-exigio-liberar-a-corruptos-de-citgo-por-ser-de-ese-pais-video/
celippor@gmail.com
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