Por Homar Garcés:
Amazon Log 2017
Bajo la excusa de realizar el control de la migración
ilegal, la asistencia humanitaria, mediaciones de paz, lucha contra el
narcotráfico internacional y la protección del ambiente, Amazon Log, el más
reciente de los ejercicios militares conjuntos ejecutados por las fuerzas
armadas del imperialismo gringo en Sudamérica (ubicado en la ciudad de
Tabatinga, fronteriza con Leticia, en Colombia, y con Santa Rosa, en Perú),
tiene por epicentro el amplio territorio de la Amazonía. Previamente, durante
el transcurso de 2017, los estrategas del Comando Sur han desplegado sus tropas
en ejercicios militares en la jurisdicción territorial de las islas de
Barbados, de Trinidad y Tobago, el espacio aéreo de Colombia, y las costas de
Chile y del Perú, en lo que muchos han interpretado como preparativos para una
intervención directa -respaldada por los gobiernos conservadores o derechistas
de la región- en los asuntos internos venezolanos, al mismo tiempo que se logra
la restauración de la hegemonía perdida (o disminuida) en las dos últimas
décadas por Estados Unidos; acentuando su presencia militar en el continente.
Si existe alguna duda al respecto, habría que recordar que
entre el 23 y 24 de agosto del presente año, se llevó a cabo en Lima una
reunión bajo la tutela del comandante general del Comando Sur, Kurt Tidd, con
jefes militares provenientes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados
Unidos, Paraguay, Perú y Uruguay, cuyos regímenes son manifiestamente
injerencistas y contrarios al gobierno venezolano, donde se fijaron nuevas
estrategias para "enfrentar amenazas militares" y "atender"
la crisis creada en Venezuela en estos últimos cuatro años; lo que se enlazaría
con las amenazas proferidas por el presidente Donald Trump.
La conformación de una fuerza militar multi estatal,
dirigida por el Comando Sur estadounidense, se comenzó a concebir en Estados
Unidos desde la época del gobierno de George H. W. Bush (entre 1989 y 1993), lo
que obligaría a los países al sur del río Bravo a desmantelar sus fuerzas
armadas nacionales y limitarlas a un papel estrictamente policiaco; confiando
en que ninguna otra potencia -extinta ya la URSS- habría de disputarle su
dominio sobre el planeta. Ahora, con una situación geopolítica en la cual
resalta la influencia creciente de Rusia y China, el imperialismo gringo vuelve
su mirada hacia Nuestra América a fin de asegurar el control de sus mercados
nacionales y el suministro seguro (y exclusivo) de sus materias primas
estratégicas.
Al respecto, se debe recapitular también que el primer asomo
de lo que sería luego el uso habitual de la guerra por parte del sistema
capitalista global, abanderado por Estados Unidos, tuvo lugar en Afganistán en
2001, teniendo como chivos expiatorios a los talibanes y como oportuno telón de
fondo la sospechosa implosión de las Torres Gemelas de Nueva York. Después los
escenarios se trasladarán -en un orden aparentemente aleatorio- a Iraq, Libia y
Siria, perfeccionándose en cada uno los planes militares ideados por el
Pentágono, junto con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Además de las acciones cumplidas por las diferentes agencias
de inteligencia estadounidenses, cuya novedad más notoria es la contratación de
ejércitos profesionales privados (con mercenarios de distintos orígenes), encargados
de las tareas que no podrían asumir, sin consecuencias legales, de acuerdo a lo
contemplado en la Convención de Ginebra, sus tropas regulares.
Para Estados Unidos, lo mismo que para el resto del mundo
capitalista, tanto el cambio climático como la escasez de agua representan una
seria amenaza a sus estándares de vida material, por lo que sus grandes
corporaciones transnacionales se han expandido a diferentes regiones que se
caracterizan por su biodiversidad y la abundancia de recursos naturales. Por
consiguiente, para el capitalismo corporativo global se hace imperativo que
hayan regímenes democráticos de excepción con los cuales puedan asegurar sus
intereses económicos y controlar y minimizar las diversas luchas sociales
(sobre todo, de índole laboral) que socaven el desarrollo de sus iniciativas
empresariales y la obtención invariable de ganancias.
La merma creciente de la supremacía económica
euro-estadounidense tendrá como uno de sus transcendentales resultados que
Europa y Estados Unidos (agrupados en la OTAN, con poder de veto en la ONU y
bastante influencia en el Fondo Monetario Internacional, la Organización
Mundial de Comercio y el Banco Mundial) dejarían de comportarse, en un futuro
no lejano, como los grandes gendarmes “democráticos” de la Tierra, apuntando al
establecimiento indisputable de un unilateralismo globalizador.-
-Maestro Ambulante
¡¡¡Rebelde y Revolucionario Resiliente e Irreductible!!!
¡¡¡Hasta la victoria
siempre!!!
¡¡¡Luchar hasta
vencer!!!
mandingarebelde@gmail.com
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