Por Homar Garcés:
Aunque sus apologistas suelen negarlo y encubrirlo, no
resulta nada exagerado afirmar que el sistema capitalista -pese a sus variadas mutaciones
históricas- sufre una fuerte crisis estructural, mitigada en algunos casos,
pero que no deja de ser una realidad altamente preocupante para sus
beneficiarios directos. Simultáneamente a ello, se observa a nivel mundial una
disputa creciente en el campo capitalista, llena de tensiones múltiples por
espacios geoestratégicos, geopolíticos y económicos que pone en grave riesgo la
paz del planeta, vaticinándose, incluso, la factibilidad de un estallido bélico
entre las actuales grandes potencias, aún más catastróficas que los ocurridos
en el siglo pasado.
Tal realidad exige posiciones revolucionarias de nuestros
pueblos que, por un lado, confronten en esencia el carácter expoliador y
depredador del capitalismo, tanto en lo que respecta al trabajo humano como en
lo referente al extractivismo de los recursos diversos que nos ofrece la
naturaleza, contraponiéndose, por tanto, a su lógica; y, por el otro, sirvan
para construir paradigmas e instrumentos efectivos que disipen cualquier tipo
de agresión, injerencia y conflicto (interno y externo) que quebrante la paz en
algún momento dado.
En el primer caso, es necesario comprender que el mercado
capitalista internacional se halla fuertemente influenciado y controlado por
las grandes corporaciones transnacionales (básicamente estadounidenses), lo
cual obstaculiza grandemente el surgimiento de economías nacionales
autárquicas. Esta circunstancia induce a sus propietarios a idear
(convenciéndose a sí mismos que pueden hacerlo por encima de cualquier barrera
moral que se les interponga) la dominación absoluta del mundo en beneficio de
sus ingentes capitales. Para lograrlo, no escatiman elemento alguno a fin de
fomentar disturbios y crisis que distraigan la atención de los pueblos que
aspiran someter. Esta es una verdad de Perogrullo, fácilmente rastreable en los
acontecimientos desencadenados en naciones como Libia y Siria, por citar los
más recientes, y como se desprende de las amenazas proferidas por el presidente
gringo en contra del gobierno de Venezuela, bajo la excusa de defender la
democracia y a los venezolanos.
Respecto a la segunda situación, venciendo todas las
resistencias culturales que surjan -dada la influencia de la ideología
dominante entre muchos- debe propiciarse el establecimiento de un poder popular
realmente soberano y dotado de un espíritu subversivo de primera línea que lo haga
capaz de asumir el rol protagónico y dinámico del proceso de transformación
estructural del orden imperante. Por consiguiente, este poder popular soberano
no debería ni podría circunscribirse a lo meramente político sino que ha de
apuntar igualmente a la distribución auto determinada de la riqueza social
-tanto material como cultural-; dando una respuesta sistémica que de verdad
trascienda el sistema capitalista. No es la instauración de un capitalismo de
Estado que conserve inalterables las leyes del valor de cambio, de la plusvalía
y del beneficio, de manera que únicamente se produzca el simple reemplazo de
una minoría parasitaria por otra. Además, habrá de comprenderse que la toma del
poder real no estriba en la conquista legal del poder constituido. Esto último
desembocará, indefectiblemente, en una lucha frontal contra el partido
centrismo que conduzca a la autoafirmación del sujeto popular y que nutra la
unidad, la autoridad y la conciencia de dicho poder popular soberano.
Bajo este enfoque general, se impone trabajar con conceptos
abiertos y no dogmáticos, construir el actor social y político colectivo (sin
obviar sus componentes culturales, espirituales y económicos), su conciencia y
su organización democrática; y profundizar el cuestionamiento del Estado
burgués liberal. Como corolario, la presente etapa de luchas por objetivos
comunes libradas por los pueblos de nuestra Abya Yala -como en el resto de la
Tierra- representa una base sólida importante (e interesante) para impulsar y
consolidar la posibilidad nada incierta de este poder popular soberano.-
¡¡¡Hasta la victoria
siempre!!!
¡¡¡Luchar hasta
vencer!!!
mandingarebelde@gmail.com
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