Por: Tony López R.:
La visita del Papa Francisco a Colombia era esperada, con
gran esperanza y devoción por el pueblo colombiano y todos los amantes de la
paz en nuestra región. En su mensaje al país andino el Papa Francisco expresó:
“Querido pueblo de Colombia, dentro de pocos días visitaré vuestro país. Iré
como peregrino de esperanza y de paz”. Y
mi lema dijo el sumo pontífice será “demos el primer paso”.
Tendrá una duración de cuatro días y culminara el 10 de
septiembre en Cartagena de Indias, donde oficiará una gran misa para todos los
pobladores de la costa atlántica. Lo que hará de igual modo en Bogotá, Villavicencio y Medellín, ciudades
representativas de las principales regiones que componen este hermoso y rico
país suramericano. Además de estas
cuatro grandes misas, el Papa tiene
programado pronunciar 12 discursos y reunirse con las víctimas del conflicto
social y armado que desde hace más de 53
años aún
azota a Colombia.
La visita es un espaldarazo a los Acuerdo de Paz de La
Habana, que propició que la guerrilla de las FARC-EP se convirtiera en un Partido político y que un poco más de 8
mil combatientes, dejaran las armas y se e reinsertándose a la vida civil y
cuyo objetivo es ganar por la vía electoral y no por las armas, el poder y con ese propósito continuar luchando, por la justicia social
aún no conquistada y pendiente de
cambiar un modelo económico neoliberal excluyente, elitista y entregado al capital extranjero.
Pero la visita del Papa Jorge Mario Bergoglio no será fácil y su mensaje de
paz y reconciliación tiene que enfrentar a una sociedad polarizada desde hace
más medio siglo, debido a las enormes y abusivas exclusiones sociales, criminalización de las
organizaciones sociales y Partidos progresistas y de izquierda, toda esa política acompañadas de campañas mediáticas y la
satanización de dichas luchas. Como
sucedió en la década del 60 cuando los gobiernos del Frente Nacional
enfrentaron al campesinado que exigían sus derechos a la tierra, hasta nuestros
días.
Fue precisamente en 1964 que surgen en los departamentos del
Tolima, Huila y Santander las
principales fuerzas guerrilleras: FARC,
ELN y EPL para luchar por sus derechos, derechos arrebatados desde que
en 1946 los conservadores llevaron al poder a Mariano Ospina Pérez y se
desencadena el conflicto social y amado
a partir del asesinato del prestigioso
líder popular, antiimperialista y candidato presidencial el liberal Jorge Eliecer Gaitán.
Hoy un importante sector de la oposición política colombiana
desarrolla una campaña en contra de los Acuerdos de la Habana y contra las
conversaciones de paz que el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional
(ELN) llevan cabo en Quito, Ecuador.
Conversaciones que por cierto ha permitido llegar a un Cese Bilateral de Fuego,
entre esta guerrilla y el Gobierno, como
gesto de buena voluntad por la visita
del Papa Francisco.
Como principal
enemigo de la Paz en Colombia, aparece el ex presidente y actual senador
Álvaro Uribe Vélez, quien al conocer la visita del Papa Francisco, le hizo llegar un mensaje al Sumo
Pontífice señalando, entre otras
objeciones los siguientes comentarios:
“nunca nos hemos opuesto a la paz” “sí a la impunidad total a los
responsables de delitos atroces” “Colombia ha tenido una democracia afectada
por el narcoterrorismo”
Sin embargo lo que ha quedado impune han sido los crímenes
de lesa humanidad cometidos durante su Presidencia, eufemísticamente llamados “falsos positivos” que han
dejado más de 3,000 inocentes jóvenes asesinados por las
Fuerzas Militares. Olvida que quien negoció con el narcoterrorismo fue él durante su mandato, cuando abrió el
extraño proceso de paz con los narco paramilitares en Santa Fe de Ralito.
Uribe olvidó que su Gobierno
abrió las puertas a la instalación de 7 o más bases militares estadounidense
en Colombia, que hoy son una grave amenaza para la estabilidad de la región,
más aún cuando el presidente de Estados Unidos amenaza con una intervención
militar a la vecina Venezuela y que el gobierno venezolano precisamente
acusa a Uribe Vélez de ser uno de los instigadores de un conflicto interno en
Venezuela o promover una provocación que
enfrente a ambos países.
El tema de las relaciones Venezuela-Colombia es obligado
tratarlo y resulta un escenario en el cual la sabiduría y la buen voluntad de
su Santidad, podrá ejercer con su influencia
favorecer el entendimiento, el dialogo y el respeto mutuo que deben
observar dos naciones hermanas y vecinas.
Por último el mensaje de paz
del Papa, no pasara por alto a
las altas autoridades de la iglesia colombiana.
Las diferencias internas dentro de la Conferencia Episcopal, dividida por el tema de la Paz, se
expresó cuando se convocó al
plebiscito a favor o no de los diálogos de Paz,
un sector de la iglesia y algunos
obispos favorecieron el voto por el Sí,
mientras otros callaron, lo que fue interpretado por importantes sectores de
comunidad como un respaldo al No. El Papa lograra el consenso y ello favorecerá
al dialogo y la paz.
Estamos convencidos
que la visita del Papa Francisco será favorable a que la paz en Colombia
sea duradera y beneficiosa para su pueblo y también para nuestra región.
(*) Periodista,
politólogo y analista internacional
jorgarcia726@gmail.com
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