Por: Iván Oliver Rugeles:
El diálogo mortal que cerró las Alamedas al hombre libre…
“El drama ocurrió en Chile, para mal de los chilenos, pero ha de pasar
a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este
tiempo, que se quedó en nuestras vidas para siempre…”
Gabriel García Márquez
Los documentos que
hacen la historia por más aterradores que pudieran ser, como este diálogo que
mantuvieron por vía telefónica dos gorilas del ejército chileno
durante el desarrollo del plan golpista que le puso término a sangre
y fuego al Gobierno de la Unidad Popular y a la vida del Presidente
Constitucional, Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973 y que hoy, a 44
años de ese fatídico hecho, hemos querido reproducirlo, una vez más, como
sentido homenaje tanto al Presente Mártir, como a los miles de chilenos que
fueron asesinados por la jauría de hienas que bajo el mando de Augusto Pinochet
instalaron por 17 años en la Moneda, a una de las más sangrientas dictaduras
que ha padecido en su historia toda la América Latina y Caribeña, con el más
absoluto respaldo del gobierno estadounidense.
Efectivamente, la
injerencia muy activa y decidida del imperio yanqui en el golpe militar contra
el Gobierno de Allende quedó demostrada de forma inequívoca con los miles de
documentos que el gobierno de ese país comenzó a desclasificar durante la
administración de Bill Clinton, recogidos esa primera tanda de 20 mil en el
libro del investigador Peter Kornbluh, publicado en 2003, “Pinochet:
Los Archivos Secretos”, hasta la última que le fue entregada a la presidenta
Michelle Bachellet, ya al final de la presidencia de Barack Obama, en
septiembre de 2016 y que se refieren al papel estelar que jugó el gobierno del
norte en el asesinato del ex canciller de Allende, Orlando Letelier y de su
secretaria, Ronnie Moffitt, en la ciudad de Washington, por efecto de
una bomba que le fue colocada en su automóvil en 1976 (EEUU entrega a Bachelet la última tanda de documentos del ...).
Veamos, sin
más introitos, ese diálogo de la muerte*, aberrante y monstruoso entre dos
sujetos al mando de la última etapa de una conspiración urdida y planificada
por el imperialismo gringo desde el mismo instante en que Salvador Allende gana
las elecciones el 4 de septiembre de 1970, cuando el presidente Richard Nixon
le pide al secretario de Estado, Henry Kissinger: "hacer gritar a la
economía" de Chile, para impedir que dicha victoria sea confirmada por el
Congreso, quien tenía la facultad, según la Constitución vigente
para entonces, de que si ninguno de los candidatos obtenía la mayoría
absoluta, tenía que escoger para Presidente a uno de los dos candidatos más
votados, decisión esa que debía tomarla para el mes siguiente de octubre, el
día 24, entre Alessandri y Allende, la que, finalmente, favoreció a Allende por
153 votos sobre 35 que obtuvo su contendor.
Es bien importante recordar, también, que dos días antes de esa elección
y dentro del plan de evitar la elección de Allende, el 22 de octubre, es
asesinado en las calles de Santiago el Comandante General del Ejército, el
General René Schneider, hecho este que
fue condenado por la mayoría de la sociedad chilena. Sus autores hacían parte
de los comandos armados del grupo derechista Patria y Libertad…
Este es el diálogo:
Pinochet: “Yo tengo la impresión de que el señor civil (se refería a Allende) se
arrancó en las tanquetas. Y Mendoza (otros de los gorilas golpistas), ¿no tiene
contacto con él?”
Carvajal: “No, pero en las tanquetas no huyó. Las tanquetas se habían ido antes y yo posteriormente en persona hablé por teléfono con él… y lo he intimado a la rendición en nombre de los Comandantes en Jefe y (...) el huevón contestó con una serie de garabatos".
Pinochet: “Conforme, conforme. Entonces hay que impedir la salida; si sale, hay
que tomarlo preso.”
Carvajal: “Y también hablé posteriormente con el edecán naval, quien me confirmó
que Allende está en la Moneda.”
Pinochet: “Entonces hay que estar listos para actuar sobre él. ¡Más vale matar
la perra y se acaba la leva!”
Se despiden y pocos minutos después retoman el diálogo:
Pinochet: “Patricio, aquí te habla Augusto. Dime, el señor Altamirano y el señor
este otro, Enríquez (se refiere al dirigente del MIR, Miguel), el otro señor
Palestrano (diputado aguerrido del partido socialista) y todos estos gallos,
¿dónde están metidos? ¿Los han encontrado o están fondeados?”
Carvajal: “No tengo informaciones de donde se encuentran.”
Pinochet: “Es conveniente darle la información al servicio de inteligencia de
las tres instituciones para que los ubiquen y los tomen presos. Estos gallos
deben estar fondeados, son verdaderas culebras.”
Carvajal: “Conforme, conforme. El comandante Badiola está en contacto con la
Moneda… Le va a transmitir este último ofrecimiento de rendición. Me acaban de
informar que habría intención de parlamentar.”
Pinochet: “Tiene que ir (Allende) al Ministerio con una pequeña cantidad de
gente. ¡A las once en punto se bombardea!".
Carvajal: “Ellos está ofreciendo parlamentar.”
Pinochet: “¡Rendición incondicional! ¡Nada de parlamentar, rendición
incondicional!
Carvajal: “Muy bien, conforme. Rendición incondicional en que lo toman preso,
ofreciéndole nada más que respetar la vida, digamos…”
Pinochet: “La vida y su integridad física y enseguida se lo va a despachar para
otra parte.”
Carvajal: “Conforme. O sea que se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país.”
Carvajal: “Conforme. O sea que se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país.”
Pinochet: “Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país… Y el avión se cae,
viejo, cuando vaya volando.”
Suspenden la conversación y la retoman luego de breves minutos:
Pinochet: “Patricio, muy conforme con toque de queda, muy conforme con Estado de
Sitio, pero hay que agregar algo. Se va a aplicar Ley Marcial a toda persona
que sea sorprendida con armas o explosivos. Van a ser fusilados de inmediato,
sin esperar juicios.”
Carvajal: “Conforme. Ley Marcial. Estado de Sitio. Toque de queda. Y a todo el que se le sorprenda con armas o explosivos serán ejecutados de inmediato.”
Carvajal: “Conforme. Ley Marcial. Estado de Sitio. Toque de queda. Y a todo el que se le sorprenda con armas o explosivos serán ejecutados de inmediato.”
Pinochet: “¡Están ganando tiempo! ¡No acepten ningún parlamento! ¡Parlamento es
diálogo! ¡No podemos aparecer con debilidad de carácter aceptando un plazo de
parlamento a esta gente, porque no podemos nosotros aceptar plazos ni
parlamentos que signifiquen diálogo, significan debilidad! ¡Todo ese montón de
jetones que hay ahí, al señor Tohá, al otro señor Almeyda (ambos ministros de
Allende), a todos esos mugrientos que estaban por arruinar al país deben
pescarlos presos y al avión que tienes dispuesto tú! ¡Y sin ropa, con lo que
tienen, para afuera!”
Carvajal: “Me han dicho que espere un momento para convencer al Presidente.”
Pinochet: “¡Negativo!”
Se interrumpe la conversación y luego de transcurridos algunas muy pocas
horas, se reanuda:
Carvajal: “Gustavo (Mendoza) y Augusto…Hay una información del personal de la Escuela de Infantería que está dentro de la Moneda. Por la posibilidad de interferencias, la voy a transmitir en inglés: They say that Allende committed suicide… is dead now. ¿Dígame si entienden?”
Pinochet: “Entendido.”
Carvajal: “Augusto, respecto del avión para la familia, no tendría urgencia
entonces esa medida.”
Pinochet: “¡Que lo metan en un cajón y lo embarquen en un avión, viejo, junto
con la familia! ¡Que el entierro lo hagan en otra parte, en Cuba? ¡Si no, va a
haber más pelota pa’l entierro! ¡Si éste hasta para morir tuvo problemas!”
Así actúa el fascismo y los venezolanos alcanzamos a sentirlo aquellos
días de abril del 2002 cuando la derecha tomó el poder en nuestro país, tanto
por la matanza planificada el día de la marcha (11/07) y la persecución que se
desató una vez fue detenido y raptado el Presidente Chávez (día 12 en la
madrugada), por parte de los Alcaldes de Primero Justicia y la Policía
Metropolitana al mando de Peña, Vivas y Forero, como porque hasta “periodistas”
de los grandes medios radioeléctricos y televisivos hacían llamados a la
población para que denunciaran el lugar donde se escondían los funcionarios,
líderes y simpatizantes del gobierno derrocado.
Y hoy, igualmente y
desde hace meses, la derecha criolla, con la mayor violencia que nunca antes
históricamente había conocido el país, ha venido intentando el derrocamiento de
nuestro gobierno legítimo y ha contado para ello con el apoyo abierto y descarado
de ese mismo imperio yanqui que colocó en Chile a esos criminales, por lo que
traer a la memoria este diálogo, es sumamente importante para que no se nos
olvide de lo que ese imperio es y ha sido capaz de hacer en busca del control
del mundo, pero al margen esa realidad, en Venezuela tenemos voceros muy
dinámicos y muy activos integrantes de la oposición, como Rafael Poleo,
Napoleón Bravo, entre otros, quienes viven en Miami, que han llegado a los
extremos de reivindicar no solamente a Pinochet, sino a los dictadores de
Argentina, Rafael Videla y de Uruguay, Juan María Bordaberry, quienes
sumieron a su países en el mayor terror y barbarie, dejando una estela de
muertos que se calculan que deben haber superado los 50 mil, tras poner en
ejecución, con la asistencia logística de la Agencia Central de Inteligencia
norteamericana, al Plan Cóndor (Abrir este video:Periodistas Napoleón Bravo y Rafael Poleo se declaran pinochetistas ...).
Nota:
(*) Tomado de la Internet, cuya fuente
original, según se indica allí, es la importante revista chilena Análisis de
1.985:
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