Por Vladimir Adrianza Salas:
Imponer medidas contra PDVSA implicaría empujar a Venezuela
a desarrollar aún más su relación con otros socios comerciales alrededor del
mundo
Cometería un gran error la Administración Trump, al aplicar
sanciones en contra de Venezuela en materia petrolera. La seguridad energética
de los EE.UU. es medularmente importante en su seguridad nacional. Venezuela,
es el tercer proveedor de petróleo de los EE.UU., luego de Canadá y Arabia
Saudí, exportando hacia ese país alrededor de 790 mil barriles diarios de
crudo; tiene más de 100 años siendo su socio comercial y durante 2016, exportó
271 millones de barriles de petróleo hacia esa nación (EE.UU.), lo que
representó el 9.4 % de sus importaciones de crudo.
En cuanto a la refinación de combustible, CITGO está
refinando actualmente, 749 mil barriles diarios; Venezuela posee una capacidad
de refinación instalada en territorio estadounidense de más de un millón de
barriles diarios. En adición, genera empleo para 5.500 trabajadores (familias)
estadounidenses, lo cual, de imponerse sanciones hacia PDVSA, impactaría la
generación de empleo en EE.UU. prometida por el Presidente Donald Trump en el
pasado proceso electoral de esa nación.
Desde la experiencia del Sabotaje Petrolero de Dic 2002 -
Ene 2003, EE.UU. ha evitado involucrar el negocio petrolero en sus agresiones
en contra de Venezuela; ha sido la única vez en la historia, que este país
Suramericano deja de ser el proveedor confiable y seguro de crudo hacia los
EE.UU. Objetivamente se puede afirmar que por culpa de las acciones fomentadas
desde ese país para derrocar el Gobierno Constitucional de Hugo Chávez. Vale
decir que, ha sido la única vez que Venezuela ha dejado de exportar petróleo
hacia los EE.UU. en toda su historia.
Por otra parte, Venezuela posee la reserva de petróleo
probada (la única mundialmente certificada) más grande del planeta.
Actualmente, dicha reserva se ubica en los 300 mil millones de barriles de
petróleo no convencional (pesado y extra pesado) en base a las actuales
tecnologías utilizadas y considerando un factor de recobro del 20%. Sin
embargo, el USGS ha emitido un informe que indica que estas reservas podrían
elevarse hasta 652 mil millones de barriles aplicando las tecnologías
existentes a la fecha, lo cual, ratifica a Venezuela como el reservorio mundial
más grande del mundo y de allí, parte del interés de los EE.UU. de América y de
sus socios regionales, en desestabilizar el gobierno del Presidente
Constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, para derogar la Constitución
Bolivariana de 1999, a fin de ponerle manos a tan cuantiosas reservas.
La economía de los EE.UU. depende altamente de la Intensidad
Energética para su apalancamiento y particularmente, de la intensidad petrolera
para su funcionamiento, especialmente, en el sector transporte, el cual, no
podría funcionar sin el inmenso flujo de combustible requerido para su
operación. Por otra parte, la producción de petróleo en EE.UU. en base a la
explotación de las lutitas (esquistos) mediante la técnica de fracking,
empezará su declinación a partir de finales de 2019 o a principios de 2020,
proyectándose esta caída durante los siguientes 10 años. Para ese momento, EE.UU
debe asegurarse del suministro de otras fuentes de crudo alrededor del mundo
entero, ante la declinación proyectable de su producción; particularmente,
países como Venezuela, a menos de cinco días de navegación de los EE.UU., son
vitales para garantizar el funcionamiento de la economía de ese país, en vista
de que, difícilmente en los próximos 12 años, surgirá un sustituto energético
de igual calidad y capacidad que los hidrocarburos y particularmente al
petróleo, que pueda permitir soportar el inmenso consumo de energía de esa
nación y el impacto que su carencia podría tener en su economía.
Por otra parte, la transnacional estadounidense
Chevron-Texaco opera en el Bloque Ayacucho de la Faja del Orinoco "Hugo
Chávez" y no se descarta a futuro, que pudieran restablecerse relaciones
comerciales con otras empresas petroleras de ese país, como fue el caso de la
Exxon-Movil, incluyendo, esta misma, por supuesto, en un esquema de
relacionamiento diferente al leonino esquema planteado por esta corporación, lo
cual, la ha llevado a perder la demanda que interpuso ante el CIADI en contra
de PDVSA.
Es de hacer notar que, para que la Administración Trump
pueda volver a reindustrializar a ese país, requiere de un flujo constante y
seguro de materias primas, energéticas y no energéticas, hacia el mismo. La
mayoría de estas materias primas se encuentran en territorio Latinoamericano y
de allí, el interés de los EE.UU. en volver imponer su hegemonía en la región
y, sobre todo, luego de las visitas de los presidentes de la República Popular
China (Xi Jinping) y de la Federación Rusa (Vladimir Putin), en 2014 en estas
tierras.
Imponer sanciones a PDVSA implicaría empujar a Venezuela a
desarrollar aún más su relación con otros socios comerciales alrededor del
mundo, especialmente, aquellos países que forman parte de la iniciativa de
"la franja y la ruta", es decir, China, Rusia más otros países del
Pacífico y euroasiáticos. Esta situación, alejaría aún más a las empresas
estadounidenses dela Faja Petrolífera del Orinoco "Hugo Chávez", el
reservorio de petróleo convencional más grande del planeta y más, cuando los
reservorios de hidrocarburos, convencionales y no convencionales, de los EE.UU.
avanzan hacia su declinación.
Para el stablisment
estadounidense, América Latina sigue siendo su patio trasero y estos, no han
aprendido a relacionarse con otras naciones, en condiciones de iguales. Las
acciones que han emprendido en la región entre las que figuran, apoyar el golpe
parlamentario en Brasil que llevó a un espúreo personaje como Michael Temer a
la presidencia de ese país, apoyar el gobierno corrupto de Mauricio Macri en
Argentina y sostener el Gobierno de Peña Nieto en México, gobierno que no pasa
el más mínimo examen en relación a la defensa de los Derechos Humanos en ese país,
son parte de las acciones de la actual administración, para garantizarse el
acceso a los recursos naturales de la región e impulsar así, lo que el
Presidente D. Trump ha conceptualizado en su eslogan "Make America First
Again" o "America First".
Para sorpresa, dicho stablisment no esperaba que después de
haber aplicado en Venezuela las operaciones Freedom 1 y 2, ideadas por el
Comando Sur de los Estados Unidos, el chavismo mostrara más de 8 millones de
votos en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente celebrada el 30 de
julio pasado. Esta cifra pudiera haber sido superior, si la oposición fascista
venezolana, apoyada desde Washington y con ayuda del paramilitarismo
colombiano, hubiera dejado que la gente fuera a votar libremente.
Seguramente, deben haberse planteado cómo hacer desaparecer
semejante fuerza política en Venezuela y, sobre todo, cuando la dirigencia
opositora venezolana, no ha dado muestra en los últimos 18 años, de tener la
capacidad de poder mandar en Venezuela.
El chavismo, representa entre otros aspectos de la política
regional, una fuerza incontenible en Venezuela y en la región, y una versión
actualizada del pensamiento y ejemplo,
del hombre que dirigió la guerra de independencia, derrotando al imperio
colonialista español, el Libertador Simón Bolívar, traído a nuestros tiempos
por el Comandante Eterno "Hugo Chávez".
Por lo expuesto
anteriormente y mucho más, el stablisment de los EE.UU. y su presente
Administración, han intentado derrocar la Revolución Bolivariana en los últimos
18 años, actualmente dirigida por Presidente Nicolás Maduro Moros; el imperio
pretende lograrlo haciendo uso de sus actores en el terreno (la dirigencia
opositora venezolana) y de las sumisas oligarquías representadas en varios
gobiernos de la Región Latinoamericana, "perritos falderos" que según
Pedro Pablo Kusinsky (Presidente del Perú), "mueven su colita" sumisa
y benevolente, ante la potencia del norte del continente, a excepción claro
está, de la Patria de Simón Bolívar y de Hugo Chávez, Venezuela.
Lo dicho anteriormente es parte de los que los venezolanos y
latinoamericanos, debemos tener en cuenta para estar siempre alerta ante las
pretensiones del genocida imperio de los Estados Unidos, que como todo imperio,
se vuelve más peligroso en la medida en que avanza su decadencia.
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