Por Rubén Ramos
Parafraseando aquella frase que unos atribuyen al Quijote de
Cervantes, otros a Gothe y algunos a Rubén Darío, empezaré diciendo: “Ladran
los perros Venezuela, prueba que el pueblo avanza”.
Lo hago en relación a la jauría reunida en la colonia
peruana de los Estados Unidos para “condenar” la instalación de la Asamblea
Nacional Constituyente en el país que hace 20 años inició la transformación
revolucionaria de sus estructuras económica, política e ideológica bajo la
conducción del Presidente Hugo Chávez y continuó el Presidente Nicolás Maduro.
Para los que aún no lo saben hay que decir que la Asamblea
Nacional Constituyente la convoca el Presidente de Venezuela, haciendo uso del
derecho que le otorga el artículo 348 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, “para que el pueblo venezolano como Poder Constituyente
Originario, exprese su férrea voluntad y máxima garantía de defensa de los
sagrados derechos y logros sociales conquistados”.
Tal como lo exige la actual Constitución de Venezuela los
representantes elegidos para la Asamblea Constituyente son el doble del número
que los representantes que conforman la actual Asamblea Legislativa de mayoría
opositora. Ese mayor número es una exigencia consignada en las Constituciones
de muchos Estados en el mundo y es un requisito cuando de reformar la
Constitución se trata.
La asamblea Constituyente tiene como objetivo
constitucionalizar:
• La paz
como necesidad, derecho y anhelo de la nación para contener la escalada de
violencia política, mediante el reconocimiento político mutuo.
• El Estado
democrático, social, de derecho y de justicia para superar la impunidad.
• El nuevo
modelo de la economía post petrolera, mixta, productiva, diversificada,
integradora
• Un nuevo
modelo de distribución transparente que satisfaga plenamente las necesidades de
abastecimiento de la población.
• Las
Misiones y Grandes Misiones Socialistas para la Suprema Felicidad Social del
pueblo.
• Las
competencias del Sistema de Justicia para erradicar la impunidad de los delitos
que se cometen contra las personas (homicidios, secuestro, extorsión,
violaciones, violencia de género y contra niños y niñas); así como los delitos
contra la Patria y la sociedad como la corrupción, el contrabando de
extracción, la especulación, el terrorismo, el narcotráfico, la promoción del
odio social y la injerencia extranjera.
• Las
nuevas formas de la democracia participativa y protagónica a partir del
reconocimiento de los nuevos sujetos del Poder Popular, tales como las Comunas
y Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, entre otras
formas de organización de base territorial y social de la población.
• La
soberanía y la integridad de la nación y protegerla contra el intervencionismo
extranjero, ampliando las competencias del Estado democrático, social, de
derecho y de justicia para la preservación de la seguridad ciudadana, la
independencia, la paz, la inmunidad, y la soberanía política, económica y
territorial de Venezuela.
• La
consolidación de un mundo pluripolar y multicéntrico que garantice el respeto
al derecho y a la seguridad internacional.
• El
carácter pluricultural de la Patria y los valores espirituales que nos permitan
reconocernos como venezolanos y venezolanas en nuestra diversidad étnica y
cultural como garantía de convivencia pacífica en el presente y hacia el
porvenir, evitando el odio social y racial incubado en una minoría de la
sociedad.
• Los
derechos de la juventud, el uso libre y consciente de las tecnologías de
información, el derecho a un trabajo digno y liberador de sus creatividades.
• La
protección a las madres jóvenes mediante el acceso a una primera vivienda y el
reconocimiento a la diversidad de sus gustos, estilos y pensamientos.
• La
preservación de la vida en el planeta, los derechos soberanos sobre la
protección de nuestra biodiversidad y el desarrollo de una cultura ecológica en
nuestra sociedad.
Se trata de objetivos que no encuentran referencia alguna en
ninguno de los libros o documentos de políticas y de “asistencia a países” del
Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM), de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Tampoco en los del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), los organismos y programas de “ayuda” de la ONU, la OEA y la
UE.
Mucho menos en los de la USAID del Departamento de Estado de
los Estados Unidos, ni en los de la CIA o la Agencia de Seguridad Nacional que
responden al Departamento de Defensa de este país.
De ningún modo, los encontrará usted en los documentos del
Departamento del Tesoro estadounidense, o en los del Banco de Pagos
Internacionales (BPI) más conocido como el "banco de los bancos
centrales" con sede en Basilea-Suiza
y que no rinde cuentas ante ningún gobierno.
Los objetivos para el “crecimiento con inclusión social” y
para el “desarrollo sostenible” los encuentra usted en los documentos que
comparten todos estos organismos y tienen alcance mundial. Esto es, son
impuestos para globalizar el neocolonialismo, la ignorancia, el hambre, el
terrorismo militar, el bio-terror, las limpiezas étnicas y el desarraigo.
Los objetivos que constitucionalizará la Asamblea Nacional
Constituyente de Venezuela son objetivos orientados a garantizar la continuidad
en la construcción de la patria socialista para los venezolanos y como ejemplo
para los pueblos que decidan transitar un camino distinto al del liberalismo
del consumo, del individualismo y del odio.
¿Por qué entonces el Papa Francisco, el Presidente Trump y
algunos gobernantes de los Estados de la Unión Europea (UE) reclaman-,
“sanciones” en mano, la suspensión de la Asamblea Constituyente y se suman al
“sambenito” del supuesto fraude en su elección?
Muy sencillo. La constitucionalización de los objetivos que se ha
propuesto la Asamblea Constituyente, significa una transición más hacia el
objetivo estratégico de la Patria Socialista en Venezuela. Patria para el
pueblo de Venezuela que reclama vivir en comunidad y recuperar su propia
tradición histórica.
Esto pone en jaque eso que la “civilización occidental” nos
impuso como herencia para asegurar el dominio de España primero, de Inglaterra
después y ahora de Estados Unidos. Me refiero al amasijo deformado y deformante
de filosofía griega, burocratismo jurídico-romano y cristianismo paulino. Estos
componentes, despojados de su esencia humana sirvieron para incubar los
híbridos de “democracia” que sintetizan aquello de “todo para el pueblo pero
sin el pueblo”. Más aún, agigantaron los diferentes tipos de maldad que hoy, en
las manos del hegemonía de turno, amenazan con destruir la humanidad en nombre
de la libertad y los derechos humanos.
En este contexto, no tiene por qué extrañarnos que los
esquirtoides de las patocracias más representativas de América latina se junten
en Lima cumpliendo la orden del “gran hermano” como parte de una avanzada de
“destrucción” de Venezuela al estilo de la ex Yugoeslavia, de Afganistán, Irak,
Ucrania, Siria, Palestina, Brasil.
La enfermedad que vertebra la historia de lo que hoy se
conoce como Latinoamérica y El Caribe ha optimizado la supervivencia de
psicópatas que encuentran en su obediencia hacia Estados Unidos una forma de
vida y de hacer política nutrida de obsecuencia, incondicionalidad y
corrupción. Esto como consecuencia ineludible del modelo capitalista asociado
con la “democracia” tal cual la entienden las élites del poder mundial
estadounidense.
Perú singulariza esta situación al igual que las otras
deplorables “democracias” que se han juntado en su capital para apuñalar al
país que, junto a Bolivia, son las únicas repúblicas donde el “demos” (el
pueblo) construye su “cratos” (su poder).
Carentes de inteligencia y de sensatez política alguna, la
rancia cancillería de seis colonias sudamericanas, cuatro de Centroamérica y
dos de América del norte suscribieron la “Declaración” (de antemano
redactada) que les fue entregada por el
portapliegos estadounidense del Perú.
Entre otras perogrulladas, Estados Unidos “declara” a través
de sus esquirtoides:
“No reconocer a la Asamblea Nacional Constituyente, ni los
actos que emanen de ella, por su carácter ilegítimo”. (La ANC fue elegida por
más de ocho millones de venezolanas y venezolanos en elecciones libres y usando
la tecnología más avanzada).
“Su pleno respaldo y solidaridad con la Asamblea Nacional,
democráticamente electa” (Asamblea Nacional que es la responsable indirecta de
la violencia y el terror que ha costado más de un centenar de muertos).
“Su apoyo y solidaridad con la Fiscal General. (Desde su
cargo, como funcionaria del gobierno venezolano, alentó la sedición y la
violencia contra el Presidente, las autoridades y el pueblo venezolanos).
“Su apoyo a la decisión del MERCOSUR de suspender a
Venezuela en aplicación del Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático.
(El 20 de diciembre de 2011 en la cumbre del Mercosur en Montevideo-Uruguay- se
firmó el Protocolo de Ushuaia II, que hace referencia a las sanciones que se
aplicarán en “caso de ruptura o amenaza del orden democrático” en uno de sus
miembros. Los países que han roto el orden democrático son Paraguay y Brasil a
través de “golpes parlamentarios” contra los presidentes Lugo y Vilma Rousef.
Por su parte el actual gobierno de Argentina y de Uruguay constituyen una grave
amenaza contra la supervivencia del pueblo a través de las políticas impuestas
por el FMI-BM-PNUD-OCDE y sus socios inversionistas de la banca internacional,
la industria, el narcotráfico, la agricultura transgénica y para
biocombustibles; la desaparición de políticas sociales para los más
necesitados; la persecución de líderes populares, periodistas, maestros y
estudiantes. Algo más, la decisión de aplicar a Venezuela el famoso
“compromiso” se hizo sin la participación de Bolivia que es, junto a Chile,
socio asociado del Mercosur. (Todos los paréntesis son aclaraciones mías).
No importa cuánto digan. Tampoco cuánto hagan. La mentira,
el servilismo, la corrupción y la traición son parte del hombre desde que “la
razón” lo hizo individuo, lo psicopatológico. Venezuela es el retorno a la vida
en comunidad, a la verdadera vida en libertad.
ruby_7872@yahoo.es
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