sábado, 12 de agosto de 2017

Reunión de cancilleres contra Venezuela

Por Rubén Ramos

Parafraseando aquella frase que unos atribuyen al Quijote de Cervantes, otros a Gothe y algunos a Rubén Darío, empezaré diciendo: “Ladran los perros Venezuela, prueba que el pueblo avanza”.

Lo hago en relación a la jauría reunida en la colonia peruana de los Estados Unidos para “condenar” la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente en el país que hace 20 años inició la transformación revolucionaria de sus estructuras económica, política e ideológica bajo la conducción del Presidente Hugo Chávez y continuó el Presidente Nicolás Maduro.

Para los que aún no lo saben hay que decir que la Asamblea Nacional Constituyente la convoca el Presidente de Venezuela, haciendo uso del derecho que le otorga el artículo 348 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, “para que el pueblo venezolano como Poder Constituyente Originario, exprese su férrea voluntad y máxima garantía de defensa de los sagrados derechos y logros sociales conquistados”.

Tal como lo exige la actual Constitución de Venezuela los representantes elegidos para la Asamblea Constituyente son el doble del número que los representantes que conforman la actual Asamblea Legislativa de mayoría opositora. Ese mayor número es una exigencia consignada en las Constituciones de muchos Estados en el mundo y es un requisito cuando de reformar la Constitución se trata.

La asamblea Constituyente tiene como objetivo constitucionalizar:
•             La paz como necesidad, derecho y anhelo de la nación para contener la escalada de violencia política, mediante el reconocimiento político mutuo.
•             El Estado democrático, social, de derecho y de justicia para superar la impunidad.
•             El nuevo modelo de la economía post petrolera, mixta, productiva, diversificada, integradora
•             Un nuevo modelo de distribución transparente que satisfaga plenamente las necesidades de abastecimiento de la población.
•             Las Misiones y Grandes Misiones Socialistas para la Suprema Felicidad Social del pueblo.
•             Las competencias del Sistema de Justicia para erradicar la impunidad de los delitos que se cometen contra las personas (homicidios, secuestro, extorsión, violaciones, violencia de género y contra niños y niñas); así como los delitos contra la Patria y la sociedad como la corrupción, el contrabando de extracción, la especulación, el terrorismo, el narcotráfico, la promoción del odio social y la injerencia extranjera.
•             Las nuevas formas de la democracia participativa y protagónica a partir del reconocimiento de los nuevos sujetos del Poder Popular, tales como las Comunas y Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, entre otras formas de organización de base territorial y social de la población.
•             La soberanía y la integridad de la nación y protegerla contra el intervencionismo extranjero, ampliando las competencias del Estado democrático, social, de derecho y de justicia para la preservación de la seguridad ciudadana, la independencia, la paz, la inmunidad, y la soberanía política, económica y territorial de Venezuela.
•             La consolidación de un mundo pluripolar y multicéntrico que garantice el respeto al derecho y a la seguridad internacional.
•             El carácter pluricultural de la Patria y los valores espirituales que nos permitan reconocernos como venezolanos y venezolanas en nuestra diversidad étnica y cultural como garantía de convivencia pacífica en el presente y hacia el porvenir, evitando el odio social y racial incubado en una minoría de la sociedad.
•             Los derechos de la juventud, el uso libre y consciente de las tecnologías de información, el derecho a un trabajo digno y liberador de sus creatividades.
•             La protección a las madres jóvenes mediante el acceso a una primera vivienda y el reconocimiento a la diversidad de sus gustos, estilos y pensamientos.
•             La preservación de la vida en el planeta, los derechos soberanos sobre la protección de nuestra biodiversidad y el desarrollo de una cultura ecológica en nuestra sociedad.
Se trata de objetivos que no encuentran referencia alguna en ninguno de los libros o documentos de políticas y de “asistencia a países” del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Tampoco en los del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los organismos y programas de “ayuda” de la ONU, la OEA y la UE.

Mucho menos en los de la USAID del Departamento de Estado de los Estados Unidos, ni en los de la CIA o la Agencia de Seguridad Nacional que responden al Departamento de Defensa de este país.

De ningún modo, los encontrará usted en los documentos del Departamento del Tesoro estadounidense, o en los del Banco de Pagos Internacionales (BPI) más conocido como el "banco de los bancos centrales"  con sede en Basilea-Suiza y que no rinde cuentas ante ningún gobierno.

Los objetivos para el “crecimiento con inclusión social” y para el “desarrollo sostenible” los encuentra usted en los documentos que comparten todos estos organismos y tienen alcance mundial. Esto es, son impuestos para globalizar el neocolonialismo, la ignorancia, el hambre, el terrorismo militar, el bio-terror, las limpiezas étnicas y el desarraigo.

Los objetivos que constitucionalizará la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela son objetivos orientados a garantizar la continuidad en la construcción de la patria socialista para los venezolanos y como ejemplo para los pueblos que decidan transitar un camino distinto al del liberalismo del consumo, del individualismo y del odio.

¿Por qué entonces el Papa Francisco, el Presidente Trump y algunos gobernantes de los Estados de la Unión Europea (UE) reclaman-, “sanciones” en mano, la suspensión de la Asamblea Constituyente y se suman al “sambenito” del supuesto fraude en su elección?  Muy sencillo. La constitucionalización de los objetivos que se ha propuesto la Asamblea Constituyente, significa una transición más hacia el objetivo estratégico de la Patria Socialista en Venezuela. Patria para el pueblo de Venezuela que reclama vivir en comunidad y recuperar su propia tradición histórica.

Esto pone en jaque eso que la “civilización occidental” nos impuso como herencia para asegurar el dominio de España primero, de Inglaterra después y ahora de Estados Unidos. Me refiero al amasijo deformado y deformante de filosofía griega, burocratismo jurídico-romano y cristianismo paulino. Estos componentes, despojados de su esencia humana sirvieron para incubar los híbridos de “democracia” que sintetizan aquello de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Más aún, agigantaron los diferentes tipos de maldad que hoy, en las manos del hegemonía de turno, amenazan con destruir la humanidad en nombre de la libertad y los derechos humanos.

En este contexto, no tiene por qué extrañarnos que los esquirtoides de las patocracias más representativas de América latina se junten en Lima cumpliendo la orden del “gran hermano” como parte de una avanzada de “destrucción” de Venezuela al estilo de la ex Yugoeslavia, de Afganistán, Irak, Ucrania, Siria, Palestina, Brasil.

La enfermedad que vertebra la historia de lo que hoy se conoce como Latinoamérica y El Caribe ha optimizado la supervivencia de psicópatas que encuentran en su obediencia hacia Estados Unidos una forma de vida y de hacer política nutrida de obsecuencia, incondicionalidad y corrupción. Esto como consecuencia ineludible del modelo capitalista asociado con la “democracia” tal cual la entienden las élites del poder mundial estadounidense.

Perú singulariza esta situación al igual que las otras deplorables “democracias” que se han juntado en su capital para apuñalar al país que, junto a Bolivia, son las únicas repúblicas donde el “demos” (el pueblo) construye su “cratos” (su poder).

Carentes de inteligencia y de sensatez política alguna, la rancia cancillería de seis colonias sudamericanas, cuatro de Centroamérica y dos de América del norte suscribieron la “Declaración” (de antemano redactada)  que les fue entregada por el portapliegos estadounidense del Perú.

Entre otras perogrulladas, Estados Unidos “declara” a través de sus esquirtoides:

“No reconocer a la Asamblea Nacional Constituyente, ni los actos que emanen de ella, por su carácter ilegítimo”. (La ANC fue elegida por más de ocho millones de venezolanas y venezolanos en elecciones libres y usando la tecnología más avanzada).

“Su pleno respaldo y solidaridad con la Asamblea Nacional, democráticamente electa” (Asamblea Nacional que es la responsable indirecta de la violencia y el terror que ha costado más de un centenar de muertos).

“Su apoyo y solidaridad con la Fiscal General. (Desde su cargo, como funcionaria del gobierno venezolano, alentó la sedición y la violencia contra el Presidente, las autoridades y el pueblo venezolanos).

“Su apoyo a la decisión del MERCOSUR de suspender a Venezuela en aplicación del Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático. (El 20 de diciembre de 2011 en la cumbre del Mercosur en Montevideo-Uruguay- se firmó el Protocolo de Ushuaia II, que hace referencia a las sanciones que se aplicarán en “caso de ruptura o amenaza del orden democrático” en uno de sus miembros. Los países que han roto el orden democrático son Paraguay y Brasil a través de “golpes parlamentarios” contra los presidentes Lugo y Vilma Rousef. Por su parte el actual gobierno de Argentina y de Uruguay constituyen una grave amenaza contra la supervivencia del pueblo a través de las políticas impuestas por el FMI-BM-PNUD-OCDE y sus socios inversionistas de la banca internacional, la industria, el narcotráfico, la agricultura transgénica y para biocombustibles; la desaparición de políticas sociales para los más necesitados; la persecución de líderes populares, periodistas, maestros y estudiantes. Algo más, la decisión de aplicar a Venezuela el famoso “compromiso” se hizo sin la participación de Bolivia que es, junto a Chile, socio asociado del Mercosur. (Todos los paréntesis son aclaraciones mías). 

No importa cuánto digan. Tampoco cuánto hagan. La mentira, el servilismo, la corrupción y la traición son parte del hombre desde que “la razón” lo hizo individuo, lo psicopatológico. Venezuela es el retorno a la vida en comunidad, a la verdadera vida en libertad. 


ruby_7872@yahoo.es

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